Relativismos
Los viejos del lugar, educados en la dogm¨¢tica cat¨®lica y luego en la marxista, que tambi¨¦n se las trae, empezamos a no entender nada. Por eso nos gustan la pel¨ªculas de John Ford, de buenos y malos, incluida Las uvas de la ira, realizada sobre la dram¨¢tica novela que escribiera Steinbeck. Aquella fue toda una condena social, por la que ser¨ªa llamado a declarar ante los tribunales de la caza de brujas de McCarthy, y contest¨® con aquella mentira de "s¨®lo hago pel¨ªculas de indios y vaqueros", e hicieron ver que se la cre¨ªan. Tambi¨¦n hizo pel¨ªculas pol¨ªticas, y los viejos del lugar, a pesar de que acabara camuflando el mensaje en ocasiones entre los gritos de los apaches, lo lleg¨¢bamos hasta entender, y nos emocion¨¢bamos, aunque tuvi¨¦ramos que ser muy condescendientes con otras que rezumaban sensibler¨ªa, y otras, inclusive, falsedad. Las pel¨ªculas de ahora, garrotazo va, garrotazo viene, no las entendemos; nos parecen un infantil gui?ol. Pero m¨¢s complicado es observar ahora la pol¨ªtica, porque en la ¨¦poca del relativismo no entendemos nada.
Con raz¨®n nos declaran parte del pasado los j¨®venes de izquierdas. Adem¨¢s, nos lo dicen con un cierto desprecio que se lo pod¨ªan guardar, pero seguro que lo tenemos merecido. Tienen raz¨®n, porque cuando hemos llegado a entender, en el fenecer de nuestros d¨ªas, el liberalismo, lo asumimos tambi¨¦n dogm¨¢ticamente. Nos gusta declamar, en pose, cual Charles Laughton, la frase atribuida a Cicer¨®n por unos, y a Cat¨®n por otros, de que si queremos ser libres debemos ser esclavos de la ley. Por lo que nos cabrea cuando se nos dice que se puede aplicar la ley a medias. Nos gusta llamar al pan, pan, y al vino..., lo que nos lleva directamente al refranero, crisol donde los haya del tradicionalismo m¨¢s conservador y carca. Acept¨¦moslo; estamos ya fuera de juego al no entender el sano relativismo que debe envolver las complejas relaciones pol¨ªticas en esto que llaman postmodernidad.
No entendemos que determinado sindicato de la Ertzaintza ande mosqueado porque el Ministerio del Interior no les pague las dietas que paga a otras polic¨ªas por atender las mesas electorales del d¨ªa de las elecciones municipales. ?No ibais de vascos y por ello con un sueldo y primas superiores que las del resto de las polic¨ªa? No entendemos que a los casi 30 a?os de r¨¦gimen nacionalista, que a su vez se llama municipalista, la ¨²nica legislaci¨®n existente sobre el tema sea la espa?ola -¨¦stas si que son unas elecciones espa?olas- sin que se atisbe la siempre anunciada Ley Municipal vasca. Lo ¨²nico que preside el municipalismo nacionalista es la dispersi¨®n, txokitos tras txokitos para hacer emerger jauntxos tras jauntxos, sistema que les va a las mil maravillas. Tampoco entendemos c¨®mo pasa la gente del esc¨¢ndalo fiscal guipuzcoano, que de haber afectado al PSOE o al PP se hubiera convertido en materia principal de la campa?a electoral, y no lo de la se?ora ¨¦sa que le atribuye Miguel Sebasti¨¢n a Gallard¨®n.
El problema es que si todo se redujera al relativismo de izquierdas quedar¨ªamos los viejos donde nos corresponde, que es en el hospicio, pero reci¨¦n inaugurado el de izquierdas llega el relativismo de derechas que todav¨ªa va a descolocar m¨¢s, incluidos a los ap¨®stoles del relativismo de la izquierda, que posiblemente acaben enarbolando defensivamente un dogmatismo peor que el nuestro. Llega Sarkozy, y ya que en el Gobierno de Madrid no hay ni un vasco, nombra nada menos que ministra del Interior a la ex alcaldesa de San Juan de Luz (?se han fijado que con Su¨¢rez, Felipe y Aznar los vascos pint¨¢bamos mucho m¨¢s en los gobiernos de Madrid?)
Pero esto no es todo. ?chense a temblar los aparatos de los partidos: el transfuguismo vuelve con letras de molde. Vuelve el transfuguismo con la grandeza con el que lo ejerciera el mism¨ªsimo Churchill. T¨ªrese a la papelera el pacto contra esta pr¨¢ctica firmado por el PSOE y el PP, que nunca sirvi¨® para nada, porque con la incorporaci¨®n al Gobierno franc¨¦s de Bernard Kouchner -acu¨¦rdense de este nombre porque se va citar mucho en los tiempos venideros- se abren las cancelas cuarteleras de los altos muros de los partidos y van a empezar a correr personajes cual ni?os a la salida de clase en el inicio de las vacaciones de una escuela cualquiera. Y una magreb¨ª, Rachida Dati, la primera de este origen, es la ministra de Justicia bajo un presidente que se gan¨® la fama de duro represor de los motines en los barrios de inmigrantes.
Nosotros ya est¨¢bamos descolados; ahora los que se van a descolocar van a ser otros. J¨®venes: bienvenidos al club de los viejos que ya no entienden nada, porque hoy, como dir¨ªa don Hilari¨®n, las cosas adelantan que es una barbaridad. Y empezar¨¦is a entender que lo bonito de la existencia es empezar por no entender nada.
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