Perdedores

A los chicos les tendr¨ªan que ense?ar en la escuela a perder, y a perderse. No es lo mismo perder que estar perdido, como comprobaba Cela hablando de otra cosa. La gente cree que perder es un fracaso; no aprendieron a perder. Oteiza me dijo un d¨ªa: "No pienso manchar mi hoja de fracasos con un triunfo de mierda". Perderse es buscar otro derrotero; hay gente perversa que insin¨²a que eso es malo. Perderse es maravilloso. Ahora, estar perdido -por imitar el lenguaje de Cela- es much¨ªsimo m¨¢s jodido.

Hemos perdido de todo, y nos hemos perdido. Y a veces estamos perdidos; pero existe el d¨ªa siguiente. Ahora Iberia ha sacado a subasta los millones de objetos que la gente se ha dejado perdidos en los aviones. Esas son p¨¦rdidas veniales. Cualquiera que viaje un poco habr¨¢ perdido centenares de objetos en los distintos medios de transporte, y todos los que han perdido algo saben que la Oficina de Objetos Perdidos es una oficina, no un milagro. Esas oficinas siempre est¨¢n a trasmano, de modo que uno se pierde busc¨¢ndolas. Y, adem¨¢s, las cosas se suceden unas a otras, no son como la gente.

Lo que hace Iberia ahora es recuperar una nostalgia que dur¨® minutos: d¨®nde estar¨¢ mi viejo m¨®vil, qu¨¦ habr¨¢ sido de aquel ordenador o de aquel juguete viejo que viajaba con el ni?o. El ni?o ya tiene otro juguete, tenemos otro m¨®vil, un nuevo ordenador viaja con nosotros. Neruda ten¨ªa un verso para quitarle importancia a las cosas que se rompen, o que se pierden. "Las cosas rotas, las cosas que nadie rompe, pero se rompieron".

Buscar lo que uno ha perdido tiene la virtud de la reparaci¨®n, pero perder las cosas del todo crea primero un vac¨ªo, pero en seguida se convierte en la antesala de una novedad. Lo m¨¢s grave no es perder, sino no recordar d¨®nde hemos dejado las cosas, porque en la ignorancia del destino de lo perdido s¨ª nos quedamos nosotros.

Nos tendr¨ªan que haber ense?ado a perder, y a perdernos. Perder es bueno para que la mirada y la humildad se junten en un punto fijo. ?Perder cosas? Bah, lo que pesa no vale casi nada.