Pillar cacho
Y en esto lleg¨® el ex presidente para pasar a limpio este pensamiento: todo aquel que no vote al PP est¨¢ poniendo su voto al servicio de ETA. Es decir, que el mismo individuo que acusa al partido adversario de arrinconar a media Espa?a hace lo propio acusando a la otra media de colaboracionismo con banda armada. Edificante. Con tantas actividades de ocio que actualmente ofrecen a los jubilados las administraciones, ?no se podr¨ªa destinar una partida especial para ex presidentes? Hay que ayudar a nuestro ex presidente a sobrellevar esta ansiedad que le impele a salvar Espa?a del desastre inminente. S¨¦ que Estados Unidos no es ejemplo para nadie, pero all¨ª los ex presidentes, entretenidos en magn¨ªficos ranchos o ejerciendo de consortes como Clinton, aparentan mayor sosiego, como si fueran beneficiarios de unas eternas merecidas vacaciones.
Pero volvamos a nuestro caldo, que es espeso, mientras Espa?a se salva o no; mientras los ciudadanos se piensan si votar al mal o al bien, al ying o al yang; mientras en los m¨ªtines-estrella se hace preprecampa?a a las generales y se arrebata el derecho ciudadano a hablar de asuntos que caer¨¢n probablemente en el olvido y con dificultad alcanzar¨¢n las primeras planas de los medios; mientras parte de la ciudadan¨ªa sigue empecinada en calibrar asuntos como cu¨¢l es el motivo por el cual la corrupci¨®n ha cundido de tal manera en la pol¨ªtica municipal espa?ola.
Sobre ello escribe un funcionario, cuya identidad prefiere ocultar por miedo a ser perjudicado, que me transmite melanc¨®licamente su teor¨ªa sobre esta especie de degeneraci¨®n del servicio p¨²blico. Este funcionario an¨®nimo con 25 a?os de servicio a sus espaldas me cuenta c¨®mo al principio de la democracia los partidos promet¨ªan en sus programas la promoci¨®n en la carrera administrativa, es decir, la posibilidad del funcionario de ascender por m¨¦ritos objetivos, aparte de la antig¨¹edad. Nada de esto, seg¨²n nuestro amigo, se ha hecho. Cada vez hay m¨¢s puestos de libre designaci¨®n, cada vez m¨¢s el trabajo del funcionario depende del favor pol¨ªtico, "y aunque nadie habla de eso, la corrupci¨®n no habr¨ªa alcanzado estas cotas si hubiera una administraci¨®n de verdad profesional y no mediatizada siempre por la presi¨®n partidista. La primera garant¨ªa de la legalidad no son los jueces, sino los propios mecanismos de la administraci¨®n, que deber¨ªan estar en disposici¨®n de frenar proyectos de alcald¨ªas insensatas y con poder abusivo. Los pol¨ªticos hicieron mucha demagogia desacreditando a los funcionarios, pero hoy los hay j¨®venes y muy competentes que se sienten frustrados por la continua ingerencia de la pol¨ªtica".
Seg¨²n nuestro funcionario, Marbella no hubiera sido Marbella si su funcionariado no dependiera de la voluntad del pol¨ªtico de turno para mejorar su situaci¨®n profesional. Adem¨¢s, a?adir¨ªa yo, la honradez del pol¨ªtico es a la larga pedag¨®gica. Ahora se?alamos con el dedo a aquellos que trincaron en Marbella. ?Estar¨ªamos libres de caer en la tentaci¨®n si fuera algo tan com¨²n pillar cacho que el que no lo hiciera quedara como un idiota?
Elvira Lindo bucea en los comentarios de los lectores para su columna. Env¨ªelos a lectores@elpais.es
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