L¨®gica de videojuego
Dise?ada como una dilatada demo de videojuego e inspirada en una cl¨¢sica atracci¨®n de parque tem¨¢tico -creada en 1967-, la saga corsaria de Jack Sparrow merece el adjetivo de sintom¨¢tica: un banquete desmesurado de frenes¨ª visual para unos tiempos en los que la ficci¨®n cinematogr¨¢fica empieza a ceder su lugar central en los h¨¢bitos de consumo del p¨²blico. Verbinski, que se ha esforzado a lo largo de su carrera en que no le confundamos con un autor, se sit¨²a m¨¢s all¨¢ de la posici¨®n que ocuparon Spielberg y Lucas: ya no hay atisbo de nostalgia por un cine ya imposible, sino dinamismo perpetuo y voluntad de aturdir. Tampoco hay una recreaci¨®n sint¨¦tica del viejo esp¨ªritu del serial de aventuras: tan s¨®lo una l¨®gica de video-juego que, entre otras cosas, sustituye la muerte por una suerte de eterno retorno digital (de personajes, ideas y situaciones).
PIRATAS DEL CARIBE: EN EL FIN DEL MUNDO
Direcci¨®n: Gore Verbinski. Int¨¦rpretes: Johnny Depp, Keira Knightley, Orlando Bloom, Chow Yun-Fat, Geoffrey Rush. G¨¦nero: Aventuras. Estados Unidos, 2007. Duraci¨®n: 168 minutos.
Piratas del Caribe: en el fin del mundo convoca a todos los personajes de la saga (y algunas nuevas incorporaciones) en un desaforado galimat¨ªas narrativo que, de vez en cuando, proporciona alguna imagen poderosa. La pel¨ªcula tiene su emblema en las escenas que sit¨²an a Sparrow en un limbo abstracto: la saga ocupa un vac¨ªo similar, entre los borrosos ecos de una vieja ¨¦pica y el esbozo de una nueva forma de espect¨¢culo que quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa llegue al deseable puerto de la emoci¨®n.
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