El 53
No es f¨¢cil contar lo sucedido en esta jornada en la plaza de toros de Las Ventas. La corrida de ayer se asemeja a un trayecto en autob¨²s, pongamos el 53, en una tarde de verano, digamos un diecinueve de agosto, cuando media ciudad se reparte entre la siesta y un atontolinado deambular por el trabajo, y la otra media est¨¢ de vacaciones. Uno sube al autob¨²s, por ejemplo, en la Avenida de los Toreros; la temperatura es c¨¢lida, si bien no asfixiante, pues suenan las turbinas del aire acondicionado; los viajeros, escasos; el conductor, silencioso. Nada ocurre en las calles semivac¨ªas de la ciudad por las que se circula sin problemas ni pasiones. A cada toque de timbre alg¨²n viajero baja; el autob¨²s se detiene como corresponde en sem¨¢foros y paradas en las que recoge una clientela escasa y aturdida. Nada interesante sucede detr¨¢s de las ventanas de cristal en la ciudad, y nada interesante, ni bueno ni malo, acontece dentro del 53. El viajero, medio repantigado en su asiento, adormecido por la hora, el calor, la estaci¨®n, las circunstancias... empieza a ser presa de la enso?aci¨®n. Imagina historias extraordinarias que le agitan la sangre y le mantienen el coraz¨®n en vilo: amores apasionados con mujeres fatales, de belleza torturadora y enigm¨¢tica; intervenciones heroicas en terremotos, maremotos y otros accidentes naturales, mec¨¢nicos o industriales, con providencial resultado para las personas afectadas; una cuantiosa pesca de truchas comunes, de desmesuradas proporciones, en r¨ªos v¨ªrgenes de aguas transparentes o tal vez algo verdosas, escoltadas por ¨¢lamos y avellanos que hacen temblar sus hojas en el aire imperceptible de la primavera; triunfos apote¨®sicos en deportes que jam¨¢s hubiera so?ado practicar, una goleada del Atleti al Bayern de Munich en la final de la Copa de Europa... En sus enso?aciones, el viajero, que es aficionado a los toros, fantasea con grandes figuras de tiempos pret¨¦ritos que realizan faenas inenarrables. No ha visto a muchas de ellas: son los Gallos, Belmonte, Manolete en mano a mano con Gitanillo de Triana... Pepe Luis V¨¢zquez. Todo un mundo m¨ªtico transmitido a trav¨¦s de generaciones de su familia, de amigos y aficionados, de alg¨²n v¨ªdeo suelto o alguna pel¨ªcula, de charlas y descripciones hiperb¨®licas y emocionadas. Tambi¨¦n algunas legendarias que presenci¨® y guarda en su recuerdo: capotes y muletas de Ord¨®?ez, Chenel, Camino, El Viti, Romero, Paula, Curro V¨¢zquez... hacen embestir toros como aviones que se pierden. Se llega a emocionar el propio viajero cruzando las im¨¢genes de uno y otro pase apote¨®sico por la retina misteriosa del cerebro. Pero de pronto suena el clar¨ªn, perd¨®n, el bot¨®n del autob¨²s solicitando parada y se da cuenta de que han llegado a Sol, final del trayecto, y que hay que bajarse. Esto es lo que ayer ocurri¨® en Las Ventas. Sonaba el clar¨ªn, saltaba el primero, Descarado, cuyo ¨²nico descaro era hacer lo contrario de lo que se espera de un toro fuerte y bravo. Embisti¨®, l¨¢nguido, y daba la sensaci¨®n de que hasta Seraf¨ªn se aburr¨ªa. Clar¨ªn. El segundo, Ole, se arranca largo al caballo. Recibe un ole. Y otro ole recibe el picador Juan Pe?a, que lo coge en su sitio. Clar¨ªn. Tejela duda. Trasteo en las rayas; le retrasa la muleta en el tercio. Ole escapa de la muleta y Tejela escapa de Ole. Se acabaron los oles. Y se acab¨® Ole. Clar¨ªn. Un cojitranco. Devuelto. Clar¨ªn. Lances de recogida con el capote; clar¨ªn, a picar, dos varas correctas y el toro empuja lo correcto. En banderillas, gran parte de la plaza hac¨ªa tr¨ªpode con los dedos para sujetarse la barbilla. Como Ortega y Gasset. ?En qu¨¦ pensaban? Clar¨ªn. Gallo lo embarca con solvencia, cada vez m¨¢s largo. Unos de primera, otros de segunda -perdiendo paso- y otros de tercera -enganchado o desarmado-. Los naturales, tambi¨¦n variados, como pasteles de domingo. Clar¨ªn. Cuarto. Se cuela y no remata. Ni era una pera, ni Mar¨ªn estaba fino. Clar¨ªn. El quinto. Aburrimiento arrodillado. La posesi¨®n de mentones entre los dedos a la gassetiana alcanza el 72%. Clar¨ªn. ?ltimo. Se llama Espejismo. Y eso fue. Tambi¨¦n lo era el torero.
El Torre¨®n. Torrestrella / Mar¨ªn, Tejela, Gallo
Toros de El Torre¨®n y segundo y cuarto de Torrestrella. Sosos y aplomados. Mostraron brusquedad 4? y 6?, y embisti¨® con nobleza un sobrero de Martelilla que sali¨® por el tercero. Seraf¨ªn Mar¨ªn: estocada algo ca¨ªda (silencio); estocada baja (silencio). Mat¨ªas Tejela: media (silencio); dos pinchazos, media y dos descabellos (silencio). Eduardo Gallo: pinchazo y estocada (saludos); media (silencio). Plaza de Las Ventas, 26 de mayo. 16? corrida de abono. Lleno.
La corrida fue como un trayecto largo en el 53. Apenas hubo diferencia. En todo caso el aire acondicionado. Ah, s¨ª; y el precio del billete.

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