?Cuerpo a tierra!
Una actitud natural de cualquier domingo es leer el peri¨®dico tumbada en el sof¨¢ con la ventana abierta al sol de la calle. Pero este domingo de mayo es adem¨¢s una jornada particular marcada por las urnas. Frente al ¨¢nimo cansado e inquieto por el griter¨ªo electoral no vendr¨ªa mal recordar que algunos har¨¢n suya aquella famosa frase de P¨ªo Cabanillas, modelo de retranca gallega, cuando en una tarde como la de hoy, al preguntarle por el resultado de las encuestas, dijo: "Todav¨ªa no se sabe quienes vamos a ganar".
En vista del panorama que se avecina, he decidido esperar pacientemente el recuento de votos, deleit¨¢ndome con una de esas pel¨ªculas que siempre me devuelven la confianza en el g¨¦nero humano. La casa Rusia encierra para m¨ª, adem¨¢s del placer de volver a un cl¨¢sico como John Le Carr¨¦, la fascinaci¨®n de recorrer viejas ciudades muy literarias como Lisboa y Mosc¨². En el mismo hotel Ucra?na de la pel¨ªcula, un edificio g¨®tico estalinista que parece emerger de un c¨®mic entre la niebla, estuve alojada los ¨²ltimos d¨ªas de noviembre por invitaci¨®n del instituto Cervantes. Durante todo el tiempo que dur¨® mi estancia en esa ciudad, no dej¨¦ en ning¨²n momento de esperar ingenuamente que apareciera por alguna de aquellas avenidas heladas el inolvidable editor ingl¨¦s, esp¨ªa y m¨²sico de jazz, interpretado por Sean Connery, que se enamora hasta los huesos de una Michael Pfeiffer, l¨¢nguida y disidente. Un tipo con mucha vida ya vivida, aficionado al whisky y a la poes¨ªa, esa clase de anglosaj¨®n de vuelta de todo, con jersey r¨²stico y trenca de lana que sin embargo todav¨ªa es capaz de cambiar la realidad por un pensamiento. Su mirada recuerda un paisaje despu¨¦s de la batalla. La manera de mirar es tambi¨¦n una manera de pensar. Y esos son exactamente los ojos esc¨¦pticos y melanc¨®licos a trav¨¦s de los cuales me gustar¨ªa ver el mundo. El final de la pel¨ªcula sorprende a este viejo editor pintando las paredes de una casa en el casco antiguo de Lisboa desde la que se ve el estuario del Tajo abierto hacia el oc¨¦ano, mientras espera que quiz¨¢ un d¨ªa llegue tambi¨¦n su barco.
En momentos de incertidumbre, en vez de sucumbir al encanallamiento electoral, lo ¨²nico que una desea es otear por la ventana como Sean Connery este cielo incierto de mayo y recordar el consejo del poeta: "Sabe esperar, aguarda que la marea fluya/ -as¨ª en la costa un barco- sin que el partir te inquiete,/ Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;/ porque la vida es larga y el arte es un juguete/ y si la vida es corta y no llega la mar a tu galera,/aguarda sin partir y siempre espera/ que el arte es largo y, adem¨¢s, no importa".
Y a ¨²ltima hora, cuando los informativos de todas las cadenas comiencen a dar los primeros resultados, puede que alguien en las filas del adversario recuerde aquella otra an¨¦cdota de P¨ªo Cabanillas, quien al comprobar que finalmente su partido se alzaba vencedor en las elecciones, en lugar de cantar victoria, como sus correligionarios, se limit¨® a decir con la sabidur¨ªa c¨ªnica de un viejo gal¨¢pago con muchas conchas: "?Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!" L¨¢stima que ya no queden pol¨ªticos as¨ª en la derecha.
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