Elecciones locales en clave nacional
Lo que esta en juego en las elecciones de hoy es la aut¨¦ntica estructura del poder territorial de Espa?a, un poder que cada vez tiene m¨¢s competencias sobre m¨¢s ¨¢mbitos. La red que forman los 13 presidentes de comunidades aut¨®nomas (m¨¢s Ceuta y Melilla), 8.111 alcaldes y 65.347 concejales, as¨ª como, aproximadamente, 2.000 diputados provinciales, consejeros de cabildos y miembros de Asambleas, decide en el d¨ªa a d¨ªa buena parte de los asuntos que afectan a la vida de los ciudadanos, desde la sanidad a la educaci¨®n, pasando por la vivienda, el tan denostado urbanismo o el transporte. La "red" que se elige hoy maneja m¨¢s dinero que el propio Gobierno nacional: 60% del Presupuesto del Estado frente al 40% (sin contar la Seguridad Social).
La campa?a ha sido la prolongaci¨®n del debate pol¨ªtico que impregna toda la legislatura
Las peores se?ales para el PSOE ser¨ªan una abstenci¨®n alta en Catalu?a y Andaluc¨ªa y una cat¨¢strofe en Madrid
Rajoy necesita demostrar que, despu¨¦s de cuatro a?os de retrocesos electorales, el PP ha logrado invertir la tendencia
Hoy se elige la aut¨¦ntica estructura de poder territorial del pa¨ªs, que maneja m¨¢s dinero y recursos que el Gobierno central
Ni el PP ni el PSOE cuentan con un claro 'n¨²mero dos' con influencia y poder
Pero, paralelamente, las elecciones municipales y auton¨®micas han tenido siempre, y tienen tambi¨¦n en esta ocasi¨®n, una importante segunda lectura pol¨ªtica, porque se?alan tendencias y porque permiten a los partidos "nacionales" afinar su olfato ante las inmediatas elecciones generales.
Las de marzo de 2008 est¨¢n a la vuelta de la esquina. El PSOE y el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, necesitan comprobar, con datos en la mano si las cosas van bien y si su electorado sigue movilizado. Por encima de todo necesita valorar cu¨¢l es el efecto real, en todo el pa¨ªs, de su pol¨ªtica respecto a Euskadi y de la crispaci¨®n pol¨ªtica que ha marcado toda la legislatura. Un buen resultado permitir¨ªa despejar la confusi¨®n de un sector de su electorado, e incluso de su propia organizaci¨®n, y darles un buen ba?o de energ¨ªa. Una cat¨¢strofe en Madrid, altos ¨ªndices de abstenci¨®n en Andaluc¨ªa y Catalu?a o la p¨¦rdida de alg¨²n poder auton¨®mico (?Asturias?) tendr¨ªa, por el contrario, un efecto desmoralizador.
Para el Partido Popular y para Mariano Rajoy, las se?ales ser¨¢n todav¨ªa m¨¢s importantes. Rajoy tiene que demostrar, urgentemente, que despu¨¦s de cuatro a?os de retrocesos electorales continuos (desde las municipales de 2003, pasando por las generales de 2004, Galicia o Catalu?a) ha logrado parar e invertir la tendencia. Todo lo que no sea eso, ser¨¢ un fracaso: el menor paso atr¨¢s, o simplemente quedarse "clavados", ser¨ªa interpretado como se?al de que las cosas van mal. Perder el gobierno de Baleares, por ejemplo, har¨ªa muy visible ese nuevo retroceso.
Un mal resultado significar¨ªa una p¨¦rdida de poder del propio Rajoy. Estas son sus primeras elecciones a la ofensiva y ha sido ¨¦l quien ha dise?ado una campa?a que ha girado sobre su persona. La segunda derivada de un mal resultado ser¨ªa el incremento de influencia de los "barones" que hayan conseguido mejorar sus datos. Ser¨ªa el caso, por ejemplo, de Esperanza Aguirre y de Alberto-Ruiz Gallard¨®n en Madrid. Los dos compiten tambi¨¦n entre s¨ª para intentar establecer diferencias y para colocarse como claro n¨²mero dos cara a 2008, aunque en el caso de Gallard¨®n est¨¢ por ver qu¨¦ efectos tiene, pasadas las elecciones y dentro de su propio partido, el incidente con Miguel Sebasti¨¢n.
La campa?a electoral ha dejado claras algunas cosas. Por ejemplo, que ninguno de los dos grandes partidos tiene un n¨²mero dos. En el caso de Rajoy, tanto el secretario general ?ngel Acebes como el portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, est¨¢n "amortizados" para ese puesto y son personajes como Gallard¨®n o Aguirre quienes se disputan la plaza. En el caso del PSOE, no existe ni n¨²mero dos ni tan siquiera disputa por la plaza. Zapatero ha dise?ado tambi¨¦n una campa?a muy presidencialista, con las ventajas e inconvenientes que ello representa. La vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega, por ejemplo, muy popular, no ha aparecido pr¨¢cticamente a su lado, como ninguno de los ministros principales de su Gobierno, que han realizado numerosos actos electorales, pero casi nunca en ticket con el presidente. El modelo "presidencial" tiene la ventaja del indudable tir¨®n personal de Zapatero, pero tambi¨¦n el inconveniente de dificultar la transmisi¨®n de mensajes propios de campa?as municipales.
De hecho, la campa?a ha sido, casi, una mera prolongaci¨®n del debate pol¨ªtico que impregna toda la legislatura. Una campa?a muy tensa, sobre todo por el tema vasco, que sigue en primer plano, no solo porque el PP haya mantenido su estrategia de enfrentamiento total, sino tambi¨¦n, sobre todo, porque Batasuna la ha aprovechado para desarrollar una intensa operaci¨®n de recuperaci¨®n del protagonismo pol¨ªtico, incluso con una creciente presi¨®n callejera.
Al margen de interpretaciones partidarias, la atenci¨®n se centra tambi¨¦n en Navarra. All¨ª la derecha puede perder la mayor¨ªa absoluta y abrir paso a una coalici¨®n entre socialistas y nacionalistas de Nafarroa Bai, con lo que ello puede representar para el interrumpido proceso de di¨¢logo con Batasuna y ETA.
No todo en estas elecciones son, sin embargo, PSOE, PP y Pa¨ªs Vasco. La campa?a catalana, por ejemplo, ha hecho o¨ªdos sordos a esa pelea y ha centrado el debate en problemas municipales. Los tres partidos de izquierda en la Generalitat se han lanzado a una ofensiva en toda regla para conquistar la Catalu?a rural y barrer a CiU de sus ¨²ltimos bastiones de poder, la ciudad de Tarragona y las diputaciones de Lleida, Girona y Tarragona. Los convergentes, por su parte, pelean por Barcelona y por dar se?ales que puedan interpretarse como un primer paso en la reconquista de la Generalitat.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.