"Quiero que el nombre de mi hijo quede limpio"
Una inmigrante se enfrenta a los due?os de la f¨¢brica donde muri¨® su hijo. Fueron condenados por contratarle ilegalmente y por imprudencia en las medidas de seguridad. Ahora piden un indulto
Zulema Silva recorre restaurantes latinos de un Madrid que apenas conoce. Esta ecuatoriana recolecta firmas de compatriotas contra el indulto solicitado por un peque?o empresario riojano y dos de sus hijos. Los tres fueron condenados a tres a?os de prisi¨®n en relaci¨®n con la muerte de Juan Carlos Vallejo Silva, hijo de Zulema, que sufri¨® un accidente mortal en un viejo montacargas del secadero de embutidos de la familia para la que trabajaba. Al hallar el cad¨¢ver, uno de sus jefes le quit¨® el mono azul y las botas y dijo a la Guardia Civil que no le conoc¨ªa de nada y que seguramente era un ladr¨®n. Juan Carlos ten¨ªa s¨®lo 20 a?os. La empresa le hab¨ªa tenido trabajando sin papeles, sin contrato y sin medidas de seguridad.
La madre de la v¨ªctima promueve una campa?a en contra del perd¨®n para los condenados
Uno de los penados asegur¨® que no conoc¨ªa al fallecido y que pod¨ªa ser un ladr¨®n
A casi 400 kil¨®metros de Madrid, el empresario Tom¨¢s Amutio y sus hijos Miguel ?ngel y Javier pugnan por lo contrario que Zulema: obtener el mayor n¨²mero de firmas para conseguir el perd¨®n del Consejo de Ministros. Dicen que ya tienen 3.000. Entre ellas, la del presidente de La Rioja, Pedro Sanz (PP), el alcalde de su pueblo (PSOE) y hasta el p¨¢rroco.
Los Amutio maldicen aquel d¨ªa de la primavera de 2003 en que decidieron dar trabajo a Juan Carlos Vallejo, natural de Riobamba (Ecuador). "?Vale ya...! ?Nos han condenado como si hubi¨¦semos maltratado a ese chico! ?Y la verdad es que s¨®lo le dimos trabajo para ayudarle!", grita Tom¨¢s Amutio, desencajado, en su secadero de embutidos de Ba?os de R¨ªo Tob¨ªa.
Sin embargo, la sentencia judicial es contundente: los Amutio son culpables de contratar sin papeles al joven inmigrante, de un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de imprudencia grave por permitir que usara un montacargas peligroso, en l¨ªnea con lo que pidieron el abogado acusador Fausto S¨¢iz L¨®pez y el sindicato CC OO. El tribunal les ha penado a tres a?os de prisi¨®n y a abonar 150.000 euros a la familia del difunto.
"Javier Amutio, uno de los due?os de la empresa, fue el que encontr¨® a mi hijito muerto. ?Pobrecito! Le desnud¨®, escondi¨® su ropa y encima dijo que posiblemente era un ladr¨®n que hab¨ªa entrado a robar en el almac¨¦n. ?Un ladr¨®n? ?Mi hijito un ladr¨®n? ?Pero si estaba todo el d¨ªa rezando en la Iglesia Evang¨¦lica...! Quiero que el nombre de mi hijo quede limpio. Y quiero que esta gente vaya a la c¨¢rcel. Por eso me he venido a Madrid: porque en La Rioja no hay justicia", se queja Zulema.
Esta mujer, sola en la gran ciudad, como una especie de madre coraje, no puede reprimir las l¨¢grimas, que enjuga en un arrugado pa?uelo blanco. Cuando entra un cliente a comer en el humilde restaurante cercano a la glorieta de Atocha, ella le muestra unos recortes ajados y le pide que firme unos folios pidiendo al Gobierno que no conceda el indulto a Tom¨¢s Amutio Olave, de 70 a?os, ni a sus hijos Miguel ?ngel, de 42 a?os, y Javier, de 35. "Hay muchos compatriotas que no firman porque tienen miedo", conf¨ªa esta mujer de hablar dulce.
"Mi hijo Miguel ?ngel y yo est¨¢bamos en Sada (A Coru?a) cuando ocurri¨® esta desgracia. Mi hijo Javier encontr¨® el cad¨¢ver de ese chico cuando estaba ense?ando el secadero de embutidos a un capit¨¢n de nav¨ªo de C¨¢diz y a su se?ora. El pobre le abri¨® a ese chico el mono de trabajo para intentar reanimarle", explica el septuagenario Tom¨¢s Amutio, rojo de ira, junto al montacargas donde ocurri¨® la tragedia. "Mire, mire lo que pone en este cartel que lleva mil a?os junto al montacargas: Prohibido el uso de personas. Exento del reglamento de aparatos elevadores. Est¨¢ bien claro ?no? Este montacargas s¨®lo lo us¨¢bamos para subir mercanc¨ªas. ?Qu¨¦ culpa tengo yo de que ese chico no hiciera caso al cartel? ?Por qu¨¦ no subi¨® por las escaleras? ?Tambi¨¦n me condenar¨ªan si un empleado va y se tira por una ventana?", pregunta fuera de s¨ª.
Y contesta la juez Mar¨ªa Sol Valle Alonso, que conden¨® en primera instancia a los Amutio: "Resulta de todo punto impensable hablar de culpa exclusiva de la v¨ªctima (...) ya que, adem¨¢s de no haberse acreditado la culpa en su actuar, es de aplicaci¨®n la m¨¢xima jurisprudencial de que 'el trabajador debe ser protegido hasta de su propia imprudencia". El fallo, del 14 de junio de 2006, fue confirmado ¨ªntegramente el pasado febrero por los jueces Jos¨¦ F¨¦lix Mota, Carmen Araujo y Luis Miguel Rodr¨ªguez Fern¨¢ndez.
La madre de la v¨ªctima asegura que su hijo trabajaba todo el d¨ªa por 30 euros, mientras que el patr¨®n, el ya jubilado Tom¨¢s Amutio, replica que ¨¦l no es ning¨²n negrero y que acord¨® que encalara las paredes del secadero de embutidos a seis euros por cada metro cuadrado que pintara. "Lo mismo que dar¨ªa a cualquier pintor espa?ol aut¨®nomo", se?ala rotundo.
Pero ?lvaro G¨®mez, el inspector de Trabajo que testific¨® en la causa judicial, argument¨®: "El accidentado no era un aut¨®nomo. A las partes les un¨ªa una relaci¨®n jur¨ªdico-laboral al reunir los requisitos legalmente exigidos para ello: trabajo por cuenta ajena, dependencia y retribuci¨®n del servicio prestado, y ello aun en ausencia de contrato por escrito y a pesar de la carencia del preceptivo permiso de trabajo para el desarrollo de una actividad por cuenta ajena". Y la juez Valle apuntilla: "Nos encontramos ante una verdadera contrataci¨®n laboral en la que la familia Amutio da las instrucciones sobre la prestaci¨®n de servicios".
Carlos Ollero, secretario general de CC OO en La Rioja, lo tiene claro: "La conducta de los Amutio no s¨®lo es claramente infractora del C¨®digo Penal -poner a trabajar a un inmigrante sin darle de alta en la Seguridad Social, sin papeles y sin seguridad- sino personalmente infame por parte de quien luego niega las evidencias ante la Guardia Civil, tratando de aparentar que no conoc¨ªa al fallecido e indicando pod¨ªa ser un ladr¨®n". Javier Amutio, que descubri¨® el molesto cad¨¢ver del inmigrante, manifest¨® en su d¨ªa a los agentes: que "no conoc¨ªa de nada a la v¨ªctima, que no le ha visto nunca, que no trabaja en la f¨¢brica y que seguramente estaba robando".
Todav¨ªa no han abonado la indemnizaci¨®n fijada por el tribunal. "Esta misma semana vamos a depositar los 150.000 euros para la familia del fallecido. Aunque vamos a tener que hipotecar todo lo que tenemos", afirma el patriarca de los Amutio. Y a?ade casi llorando: "Este asunto tambi¨¦n ha sido una desgracia para nosotros. Menuda racha llevamos. Hace meses muri¨® de un infarto un hijo m¨ªo, en la plaza de toros del pueblo, ante mil personas. Y hace a?os se me mat¨® otro hijo al volcar con un tractor".
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