Corrupci¨®n a la asi¨¢tica
En Tokio, un ministro se ahorca en su domicilio para evitar una humillante comparecencia ante una comisi¨®n parlamentaria que tiene abundantes pruebas sobre falsas facturas y fondos. En Pek¨ªn, un tribunal condena a la pena capital al ex responsable de la agencia estatal de medicamentos y f¨¢rmacos (SFDA) por aceptar sobornos de hasta 6,5 millones de yuanes (630.000 euros) a cambio de licencias irregulares.
Son dos casos de corruptelas aparentemente similares en la forma, pero muy distintos en el fondo. En el primero, el ministro de Agricultura, Toshikatsu Matsuoka, se suicid¨® para salvar te¨®ricamente el honor, que por otra parte estaba ya muy comprometido, y deja en situaci¨®n delicada al primer ministro, Shinzo Abe; en el segundo, Zheng Xiaoyu, ex director de la SFDA, es presumiblemente culpable, pero tambi¨¦n v¨ªctima de la campa?a lanzada por las autoridades locales ante el congreso del partido comunista el pr¨®ximo oto?o y los Juegos Ol¨ªmpicos de 2008, con los que China quiere presentarse como escaparate de estabilidad y eficacia.
No tiene justificaci¨®n que un funcionario se lucre con algo tan vital como los alimentos o las medicinas. En los ¨²ltimos meses, 10 personas han muerto en China por una inyecci¨®n que conten¨ªa dietileno-glicol, un anticongelante que se emplea en los l¨ªquidos para frenos fabricado por una firma farmac¨¦utica china. Zheng habr¨ªa concedido varias licencias de medicamentos a esa empresa a cambio de sobornos. La negligencia tuvo repercusi¨®n en Panam¨¢, donde han muerto un centenar de personas, as¨ª como en la Rep¨²blica Dominicana, Nicaragua, Costa Rica y Australia.
Es bien sabido que entre los males del espectacular crecimiento econ¨®mico chino est¨¢ la deficiente legislaci¨®n en materia medioambiental, as¨ª como en control de alimentos y f¨¢rmacos. El Gobierno parece resuelto a poner orden en ese caos por las repercusiones da?inas internas y sobre todo externas. Es un paso positivo para el mejor desarrollo nacional. Ahora bien, un pa¨ªs no crece s¨®lo por su econom¨ªa, sino tambi¨¦n por su sociedad civil. Y all¨ª el suspenso de las autoridades chinas es notable. La llegada a la presidencia de Hu Jintao hace cuatro a?os ha significado un grave retroceso en los derechos humanos. Las democracias occidentales deber¨ªan aprovechar el acontecimiento ol¨ªmpico para redoblar las denuncias y presionar a Pek¨ªn para que remita la persecuci¨®n de disidentes.
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