Y la luz se hizo
Hasta Zaplana ha querido meter cuchara en el proyecto de la nueva ley del cine planteando con car¨¢cter de urgencia una proposici¨®n no de ley en contra, seg¨²n dice, de la que el Gobierno lleva estudiando desde hace tiempo. Ha llegado tarde: hoy, por fin, ser¨¢ aprobada en Consejo de Ministros. El PP no sugiere en su inoportuno escrito nada fundamental que no estuviera ya formulado en el proyecto gubernamental; s¨®lo a?ade comentarios sobre algunas declaraciones de la ministra Carmen Calvo, "que insiste una y otra vez en que el sector espa?ol audiovisual atraviesa un momento excelente y extraordinario", y a la supuesta desidia del Gobierno, "cuya incapacidad puede producir unos da?os irreparables". Los del PP proponen lo que ya estaba considerado en la nueva ley, aunque incorporando curiosas referencias a las normativas sobre cine vigentes en Francia e Irlanda, y lo hacen en t¨¦rminos tan abstractos que realmente no se entiende lo que quieren decir: puritita palabrer¨ªa, ganancia de pescadores.
El PP no sugiere nada fundamental que no estuviera ya formulado
Ha costado trabajo, pero aqu¨ª est¨¢ la flamante nueva ley del cine
Al calor de tanta nimiedad, alg¨²n peri¨®dico nacional ha titulado que el Gobierno ha dado marcha atr¨¢s en sus pretensiones, perdiendo as¨ª la batalla contra las televisiones privadas. A buenas horas tal noticia. El Gobierno, en su primer borrador, pretendi¨® efectivamente que la cuota econ¨®mica que las televisiones deber¨ªan reintegrar al cine ascendiera a un 6% de sus ingresos, en lugar del 5% que ya estaba establecido en la legislaci¨®n en curso; sin embargo, tras dimes y diretes ha optado por dejar las cosas tal como estaban, es decir, de forma similar a otros pa¨ªses europeos.
Si uno se fija, este proyecto de marras no ha levantado m¨¢s polvareda que cualquiera de los decretos que sobre el cine ha habido anteriormente. En todos los casos hubo serias trifulcas: consulten las hemerotecas. Pero esta vez se ha querido dar la impresi¨®n de que la sangre llegaba al r¨ªo, y no ha habido radio ni peri¨®dico de la oposici¨®n que no haya inflamado a su audiencia con el tema del cine espa?ol. Es inquina nacida en los tiempos del No a la guerra, cuando los llamados titiriteros salieron en las fotos manifest¨¢ndose junto a millones de personas an¨®nimas. Es curioso que en una ¨¦poca en la que se han despolitizado tanto los temas de las pel¨ªculas espa?olas, se haya politizado tanto el tema legal del cine.
Ojal¨¢ que el dichoso proyecto del Gobierno se ponga finalmente en marcha durante esta legislatura y podamos cambiar de conversaci¨®n. Los productores independientes tendr¨¢n mayor margen de maniobra, y otros aspectos legales quedar¨¢n mejor ordenados y clarificados. Ha costado trabajo, pero aqu¨ª est¨¢ la flamante nueva ley. Ahora, a esperar discusiones parlamentarias y resultados. Lo que los espectadores queremos en definitiva es ver buenas pel¨ªculas, y eso no hay varita m¨¢gica de ninguna ley que lo dictamine. A espabilar, pues.
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