Los derechos de propiedad son derechos humanos
Cuando hablamos de derechos humanos no tardan en venirnos a la mente las atrocidades que tienen lugar en Darfur, los se?ores de la guerra congole?os que reclutan a ni?os mediante el secuestro o las mujeres y ni?os emigrantes que son vendidos como esclavos sexuales. Los titulares de esas noticias nos recuerdan que millones de personas viven bajo la amenaza diaria de la persecuci¨®n y la muerte, y en todo el mundo se lanzan campa?as para enfrentarse activamente a esas tragedias: hoy, los autobuses de la ciudad de Nueva York llevan carteles pidiendo a los ciudadanos que se unan a la campa?a Un mill¨®n de voces por Darfur.
Sin embargo, aunque esas crisis llaman la atenci¨®n del mundo sobre algunos de los ejemplos m¨¢s visibles y dram¨¢ticos de injusticia humana, la ausencia de derechos humanos fundamentales que sufren millones de personas sumidas en la m¨¢s absoluta pobreza surge de las estructuras profundas de muchas sociedades, que sistem¨¢ticamente dividen a ricos y pobres, poderosos e impotentes. De hecho, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial vive en entornos carentes de leyes reconocidas y aplicables, sin medios jur¨ªdicos eficaces para proteger a sus familias, viviendas u otras posesiones.
Hace unos d¨ªas abord¨¦ este problema crucial en Madrid durante una reuni¨®n organizada por la Comisi¨®n Internacional de Juristas y el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol. Altos cargos estatales de m¨¢s de 30 pa¨ªses se han reunido para hablar de derechos humanos y pol¨ªtica exterior, con un programa especial dedicado a los "derechos de propiedad como derechos humanos". He sido invitada a hablar por mi condici¨®n de ex alta comisionada de las Naciones Unidas para los derechos humanos y tambi¨¦n en calidad de integrante de una nueva iniciativa mundial, la Comisi¨®n para el Empoderamiento Legal de los Pobres, cuya presidencia comparten la ex secretaria de Estado de EE UU Madeleine Albright y el economista peruano Hernando de Soto. Adem¨¢s, el organismo lo forman ex presidentes y ministros, que en algunos casos son paladines del cambio en sus propios pa¨ªses. Espa?a se encuentra entre las naciones que financian el trabajo de la Comisi¨®n.
En muchos pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, la mayor¨ªa de la gente carece de derechos jur¨ªdicos reconocidos para ocupar sus casas, que van desde granjas de subsistencia en zonas rurales a chabolas en barriadas urbanas. Al carecer de domicilio legal y de la escritura de propiedad de sus chozas, las familias viven bajo la amenaza constante del desahucio por parte de funcionarios p¨²blicos o de la invasi¨®n de bandas violentas, que se aprovechan de su vulnerabilidad. Muchas carecen de identidad legal y de medios para documentar su existencia. En los pa¨ªses menos desarrollados del mundo, m¨¢s del 70% de los ni?os no se registran al nacer, lo cual puede socavar su capacidad para acceder a servicios como asistencia sanitaria o educaci¨®n.
Con frecuencia son las mujeres pobres las que sufren las peores formas de discriminaci¨®n en las leyes de propiedad. Seg¨²n Habitat, el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, en torno a uno de cada cuatro pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo tiene leyes que impiden a las mujeres poseer tierras y solicitar hipotecas con su nombre. En ?frica y otros lugares las leyes les proh¨ªben heredar tierras: en el contexto de la crisis producida en el continente africano por el sida, esto ha hecho que miles de viudas carezcan de tierras y de hogar.
Existen enormes fundamentos institucionales para exigir a los Gobiernos que proporcionen a todos los hombres y mujeres un acceso amplio y seguro a los derechos de propiedad: el art¨ªculo 17 de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos declara que "toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente". Este derecho se vio reforzado en el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 de la ONU, que cita la importancia de "hacer valer los contratos de propiedad, y el respeto a los derechos de propiedad y el imperio de la ley", y tambi¨¦n la necesidad de "garantizar el derecho libre e igualitario de las mujeres a poseer y heredar bienes, as¨ª como el de contar con una tenencia segura de sus propiedades y de su vivienda".
Como los derechos de propiedad est¨¢n estrechamente ligados a otros derechos humanos, existe la oportunidad de que unos y otros se vean reforzados mediante los esfuerzos e iniciativas actuales. Tal como estipula el art¨ªculo 16 del Convenio sobre la Eliminaci¨®n de Todas las Formas de Discriminaci¨®n contra la Mujer, el derecho de ¨¦sta a poseer tierras es inherente a los derechos relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares. El derecho a la identidad es un derecho humano fundamental y es clave para la protecci¨®n de otros derechos fundamentales. El art¨ªculo 7 de la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o declara que "el ni?o ser¨¢ inscrito inmediatamente despu¨¦s de su nacimiento y desde ese momento tendr¨¢ derecho a un nombre".
No existen panaceas en la lucha contra la pobreza, y quienes trabajan con comunidades empobrecidas saben de los desaf¨ªos que conlleva hacer que los derechos de propiedad funcionen para los m¨¢s pobres. En muchas comunidades tradicionales, la propiedad se ostenta y utiliza colectivamente. Junto a las oportunidades, la posesi¨®n presenta riesgos: las escrituras podr¨ªan utilizarse para vender los bienes a cambio de dinero, dejando a familias sin hogar.
Finalmente, para que el empoderamiento legal pueda funcionar, documentos escritos como las escrituras y los contratos deben estar avalados por garant¨ªas reales de que se van a respetar y hacer valer los derechos de los pobres, sin que funcionarios locales corruptos los vulneren y sin que se diluyan dentro de sistemas burocr¨¢ticos clientelares. Para lograr este objetivo, la Comisi¨®n para el Empoderamiento Legal de los Pobres trabaja con organizaciones locales e internacionales que vigilan e informan sobre la vulneraci¨®n de los derechos. Lo que se pretende es convertir las buenas intenciones reflejadas en la redacci¨®n de las leyes en aut¨¦nticas salvaguardas y oportunidades para los pobres.
Mary Robinson es ex presidenta de Irlanda y antigua alta comisionada de la ONU para los derechos humanos. Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo.
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