El mar de agua dulce

La Diputaci¨®n de ?lava acaba de publicar un libro con el fin de conmemorar el 50? aniversario de los embalses del Zadorra, en el que conviven antiguas estampas de Gerardo L¨®pez de Guere?u con im¨¢genes contempor¨¢neas tomadas por Quintas. Medio siglo parece poco, pero este volumen pone de manifiesto que los ¨²ltimos 50 a?os han sido vertiginosos, que el cambio vivido no s¨®lo ha modificado el r¨ªo, sino que le ha dado la vuelta a toda una concepci¨®n de la vida.

De abrevadero de ganado, las orillas del Zadorra se han convertido en puerto deportivo o agradable recorrido para el cicloturismo. La construcci¨®n de la presa en 1937 ha supuesto todo una transformaci¨®n del r¨ªo entre la localidad vizca¨ªna de Otxandiano y la alavesa de Mendixur, extremos norte y sur de este complejo de embalses. Efectivamente, el agua no es salada, las playas son artificiales, las mareas no existen y la pr¨¢ctica del surf es una pura entelequia, pero para muchos vascos -no s¨®lo los ciudadanos alaveses- estos grandes lagos artificiales son su ¨²nico y verdadero mar. En esta ocasi¨®n, la excursi¨®n se centra en el de Ullibarri-Gamboa, que cuenta con un per¨ªmetro de 47 kil¨®metros de camino (el embalse tiene 64 en total) para la pr¨¢ctica del senderismo y el cicloturismo.

Cuenta con un per¨ªmetro de 47 kil¨®metros para la pr¨¢ctica del senderismo y el cicloturismo

Los antecedentes de este complejo de esparcimiento hay que buscarlos en el parque de Garaio, la mayor de las pen¨ªnsulas del pantano de Ullibarri-Ganboa, como tambi¨¦n es conocido este embalse. Desde hace a?os, sus 116 hect¨¢reas se reconvirtieron en un ¨¢rea recreativa preparada para el disfrute de las aguas, que cuenta con una playa artificial creada con los sedimentos del propio Zadorra en su desembocadura al Ebro.

Pero la invasi¨®n descontrolada del resto del pantano por parte de ciudadanos mal acostumbrados llev¨® a la Diputaci¨®n foral alavesa a ampliar las ¨¢reas de recreo, al mismo tiempo que se cerraba el per¨ªmetro del embalse. "Ah¨ª surgen estos paseos, como corredor de protecci¨®n, al fin y al cabo, de la orilla", como explica Elena G¨®mez, responsable t¨¦cnico del dise?o de la recuperaci¨®n de las orillas de este lago artificial.

Cuenta con dos itinerarios principales. El primero comienza en el aparcamiento del restaurante Etxe-zuri, en Landa. A partir de aqu¨ª, el camino (de unos 2,5 metros de ancho) se adentra por un bosque de robles, sauces y pinos hasta llegar al pueblo de Ullibarri-Gamboa, despu¨¦s de pasar por el Club N¨¢utico de Vitoria.

El otro paseo sale del parque de Garaio y es, sin duda, el m¨¢s espectacular. Despu¨¦s de andar unos cientos de metros, el paseante tiene que cruzar el pantal¨¢n flotante de 192 metros lineales y verdadera obra de ingenier¨ªa acu¨¢tica. Se trata de una plataforma de acero inoxidable con piso de tarima de madera, que va apoyada al agua con flotadores de poli¨¦ster y est¨¢ anclada al lecho del embalse con dados de hormig¨®n. Para que sus usuarios caminen o circulen con tranquilidad por este gran paso, el conjunto est¨¢ amarrado con cabos el¨¢sticos de poli¨¦ster a esos bloques de hormig¨®n. El recorrido contin¨²a por esa peque?a pen¨ªnsula de Gando hasta enlazar, bien con el pueblo de Landa, bien con Azua, tras cruzar la pasarela de 400 metros construida sobre un antiguo acueducto.

Y luego est¨¢n las colas meridionales del embalse, colmadas de limos y vegetaci¨®n palustre, en donde se han creado rincones naturales muy apreciados por la avifauna sedentaria y lugar de referencia para las aves migratorias. Zampullines cuellinegros, cucharas, porrones, cormoranes, somormujos, ¨¢nades y garzas comparten la l¨¢mina de agua con dos o tres decenas m¨¢s de aves acu¨¢ticas. La riqueza de este ecosistema ha merecido el reconocimiento de la Uni¨®n Europea de los embalses de Ullibarri Gamboa como Humedal Ramsar de Importancia Internacional.

En los pantanos del Zadorra se ha conseguido que todos sus habitantes, desde aves a veleros, sin olvidar a ba?istas, cicloturistas y dem¨¢s, convivan en m¨¢s o menos pac¨ªfica armon¨ªa, siguiendo la tradici¨®n milenaria del r¨ªo.