La disciplina sovi¨¦tica toma Par¨ªs
Tres jugadoras rusas formadas por Islanova, la estricta madre de Safin, llegan a octavos de final
Ana Kournikova creci¨® entre gritos. Lavando pelotas de tenis en agua helada. Retada constantemente. Y entrenada en la Academia Spartak de Mosc¨² con m¨¦todos militares al servicio de un cambio radical en el mundo del deporte. Fue la revoluci¨®n rusa, pero en el tenis.
Empez¨® en 2001, cuando el ejemplo de Kournikova, que fue tenista antes que mujer anuncio, llev¨® a Elena Dementieva a entrar en el selecto grupo de las 30 mejores jugadoras del mundo. Y culmin¨® en enero de 2007, cuando el planeta descubri¨® que la mitad de las jugadoras del top-10 hab¨ªan nacido en Rusia.
Roland Garros cerr¨® ayer su primer d¨ªa de sol con cuatro jugadoras rusas en octavos de final. Una, Dinara Safina, ha vivido a diario los estrictos m¨¦todos de Rausa Islanova, su madre y la de Marat Safin, adem¨¢s de ex entrenadora en la Academia Spartak. Otra, Anna Chakvetadze, ha crecido bajo los duros par¨¢metros legados por Islanova al club de Mosc¨². Y una tercera, Svetlana Kuznetsova, que se entrena en Espa?a, todav¨ªa se "acojona" cuando se le recuerda su nombre. Es el r¨¦gimen de Islanova. Y da frutos: Rusia es el pa¨ªs con m¨¢s representantes en octavos, para los que tambi¨¦n se clasific¨® "con alguna lagrimita" Anabel Medina (venci¨® a Hantuchova por 4-6, 7-6 (2) y 7-5 en m¨¢s de tres horas, el partido m¨¢s largo del torneo).
"Cuando estaba en Rusia no ten¨ªa pistas para entrenarme, instalaciones, nada. Los entrenadores cobraban mucho dinero, el clima era malo, hac¨ªa fr¨ªo. Ah¨ª me dec¨ªan 'no vas a ser buena. No vas a jugar bien'. No cre¨ªan en m¨ª", resume Svetlana Kuznetsova, n¨²mero tres del mundo, que ahora vive y se entrena en Barcelona, mientras supera los efectos del m¨¦todo de formaci¨®n de la escuela rusa. "En Barcelona tengo casa, coche y pistas. Estoy centrada. En Rusia me faltaba much¨ªsimo apoyo. Cuando llegu¨¦ a Espa?a no cre¨ªa nada en m¨ª. Era muy t¨ªmida, no miraba a la gente, me daba todo verg¨¹enza", resume.
Kuznetsova no lleg¨® a entrenarse en el Spartak. Ah¨ª, los ni?os trabajan con balones medicinales. Ah¨ª, los ni?os juegan al tenis con abrigo cuando no funciona la calefacci¨®n. Ah¨ª, en unas destartaladas instalaciones rodeadas por los ladridos de los perros salvajes que mandan en el parque Sokolniki, los ni?os se agolpan en una ¨²nica pista cubierta. Y retumban las ¨®rdenes con acento militar. "Es un ambiente muy estricto. Muchos entrenadores te gritan", admite Kuznetsova, que vivi¨® en primera persona el efecto Kournikova. "Muchos padres se volvieron locos", dice. "Ser estricto es bueno para el tenis. La disciplina, para los ni?os, es importante".
La disciplina. Las tenistas rusas no hablan de los termos de bebidas calientes para combatir el fr¨ªo; de los madrugones para llegar a las pistas; de las paredes llenas de desconchones y de lemas militares inspiradores. Todo eso queda englobado bajo la palabra disciplina. Ninguna, sin embargo, elude hablar de Rausa Islanova. De la madre de Marat Safin, ex n¨²mero uno del mundo. De la madre de Danira Safina, semifinalista en Roland Garros el a?o pasado. De la ex entrenadora del Spartak. "Cuando jugaba el doble con Dinara en el Roland Garros j¨²niors", recuerda Kuznetsova, "me acojonaba much¨ªsimo. Le ten¨ªa much¨ªsimo miedo. A veces no pod¨ªa meter ni una bola por ella. ?Me daba miedo! Es muy buena entrenando ni?os, pero es muy dura".
"S¨ª, era una entrenadora muy dura", coincide en Par¨ªs Elena Dementieva, que ahora se entrena en un antiguo club del Ej¨¦rcito Rojo. "Eso me est¨¢ ayudando mucho. S¨¦ mucho de disciplina, de c¨®mo ser profesional, de c¨®mo ser dura en la pista", explica la jugadora.
Dementieva, que se entren¨® presionada por Rausa Islanova y su m¨¦todo de trabajo hipercompetitivo, examen pr¨¢ctico diario, una plaza menos en la clase cada d¨ªa, defiende el sistema. Porque el sistema, dice, funciona: de su clase de 25 ni?os -"todos en una sola pista, intentando darle a la bola, simplemente esperando una oportunidad para entrenarnos", recuerda-, se graduaron siete. Cuatro de ellos -Myskina, Kournikova, Safin y ella misma-, han sido jugadores de impacto planetario. "Cuando yo era ni?a viv¨ªamos una ¨¦poca muy dif¨ªcil para empezar a jugar al tenis", justifica.
La n¨²mero 14 del mundo es una excepci¨®n: sigue viviendo en Rusia. La mayor¨ªa de sus compa?eras, sin embargo, ha abandonado el pa¨ªs. Dinara Safina, por ejemplo, se entren¨® durante a?os en Valencia y ahora habla espa?ol a una velocidad supers¨®nica. "En Espa?a es todo m¨¢s f¨¢cil. Est¨¢ todo cerca. La gente es mucho m¨¢s amable". ?Qu¨¦ piensa de la fama de su madre? "?Que tampoco es para tanto! Sabe lo que quiere y quiere conseguirlo. Eso es algo bueno en un entrenador. As¨ª ha conseguido muchos resultados buenos. En la Academia coincidi¨® que hab¨ªa muchos entrenadores buenos y que eso era un est¨ªmulo para cada uno de ellos, para poder sacar un buen jugador. Cada entrenador intenta sacar al mejor jugador que pueda". ?Compiten entre ellos? "S¨ª", contesta Safina. Y se marcha a entrenar. Cuesti¨®n de disciplina.
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