F¨²tbol y toros
Ahora se me hace extra?o recordarlo, pero cuando yo era un ni?o, all¨¢ por los a?os cincuenta, la gente de edad sol¨ªa preguntarnos a los chicos:
-Y a ti, chaval, ?qu¨¦ te gusta, el f¨²tbol o los toros?
Reflejo de una rivalidad que fue ¨¢cida a principios de siglo, cuando la Espa?a castiza ve¨ªa el deporte como una moda esnob y extranjerizante, y una amenaza para la Fiesta. Y a los ni?os ?qu¨¦ nos gustaba? Pues la verdad es que nos gustaban las dos cosas, el f¨²tbol y los toros. Por aquel tiempo, a¨²n se jugaba al toro y cada cual dec¨ªa "yo soy Manolete" o "yo soy Joselito", porque s¨®lo consiguen ser inmortales los toreros que mueren en la plaza. Cuando me resist¨ªa a ir a la peluquer¨ªa mi padre me convenc¨ªa siempre con el mismo argumento: "Ah¨ª se corta el pelo Gregorio S¨¢nchez". Y era verdad, porque viv¨ªa en el barrio, y en la peluquer¨ªa ten¨ªan una foto dedicada de ¨¦l.
El f¨²tbol ha robado la patente de las grandes rivalidades nacionales, pero no ha conseguido que la gente se ponga guapa para ir a verlo
Pero eran los a?os de Di St¨¦fano y Kubala, los primeros de la Quiniela y el Carrusel deportivo y, caray, aquello ten¨ªa mucho tir¨®n. ?Por qu¨¦ elegir? ?No se pod¨ªan compatibilizar ambas aficiones?
Claro que se pod¨ªa, y se pod¨ªa desde hac¨ªa mucho tiempo, s¨®lo que yo entonces no lo sab¨ªa. No sab¨ªa, por ejemplo, como s¨ª s¨¦ hoy, que Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas, cu?ado de Joselito, compa?ero suyo de cartel la tr¨¢gica tarde de Talavera (¨¦l mismo mat¨® a Bailaor) y v¨ªctima a su vez catorce a?os despu¨¦s (para dolor e inspiraci¨®n de Garc¨ªa Lorca) de una cornada mortal en Manzanares, hab¨ªa sido en su r¨¢pida y fruct¨ªfera vida presidente del Betis. Dos temporadas, a caballo de los veinte y los treinta. Lo cogi¨® en Segunda, lo llev¨® el primer a?o a la final de Copa militando a¨²n en esa categor¨ªa y lo subi¨® un a?o despu¨¦s a primera divisi¨®n. Primer equipo andaluz que alcanzaba esa categor¨ªa, dicho sea de paso. Tambi¨¦n consigui¨® el traslado del viejo campo del Patronato al de Heli¨®polis, luego llamado Benito Villamar¨ªn, hoy refundado como Ruiz de Lopera. Hace a?os a¨²n pod¨ªa verse en el vomitorio de la puerta 1 una placa conmemorativa del traslado del Betis a ese campo "Siendo presidente D. Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas". Las obras y la incuria han hecho desaparecer aquella placa.
Granadino, de Ayala, mat¨® en Manzanares al torero que hab¨ªa liquidado a Islero catorce a?os antes, desde la angustia por la grav¨ªsima, luego mortal, cogida de su cu?ado Joselito. La muerte de Ignacio inspir¨® el mejor poema f¨²nebre de la lengua espa?ola ("...a lo lejos ya viene la gangrena, trompa de lirio por la verde ingle...") , que Garc¨ªa Lorca ley¨® en Sevilla pocos d¨ªas antes de que el Betis ganara su primera y hasta ahora ¨²nica Liga, en 1935. Todav¨ªa con el impulso que le dio S¨¢nchez Mej¨ªas.
Toros y f¨²tbol, ?por qu¨¦ no? Con unos quince a?os vi un partido entre futbolistas veteranos y toreros en agraz. Curro Gir¨®n era un extremo derecha imponente, de verdad. Y Anto?ete jugaba bien, nueve impetuoso y certero. Al estilo de Inzaghi, para entendernos. Y sin embargo fue el propio Anto?ete (madridista irreductible) el que me cont¨® otra muestra de desconfianza del toro hacia el f¨²tbol. En 1952 el Madrid celebr¨® sus bodas de oro (fue entonces cuando pas¨® Di St¨¦fano por aqu¨ª con el Millonarios, y enamor¨® a Bernab¨¦u). Entre los actos se celebr¨® una corrida de toros, en la que adem¨¢s de algunos toreros de verdad (Anto?ete, por ejemplo) tambi¨¦n intervinieron algunos jugadores atrevidos. Uno de ellos fue Molowny, por cierto. Y otro, y es a lo que iba, Montalvo, menos conocido, pero que fue la revelaci¨®n. Montalvo se ech¨® la muleta a la espalda y se hart¨® a dar manoletinas. Tantas dio que a ojos de los taurinos desacredit¨® ese pase. "Si un futbolista puede dar manoletinas, ?qu¨¦ m¨¦rito tiene ese pase?". Y por tres decenios largos qued¨® aparcado. Dej¨® de verse.
No hace tanto, fui a una corrida de San Isidro el d¨ªa siguiente al homenaje de despedida al futbolista Pirri (hablando de pirris hay que precisar). Avanzaba la corrida cuando un aficionado de esos muy puestos hizo una observaci¨®n en voz alta, y atinada a mi juicio. Pero enseguida salt¨® otro que le espet¨®: "?T¨² calla, que ayer fallaste para ir al homenaje a Pirri". Altra traici¨®n, deduje.
Pero cada vez es menos as¨ª. Es casi de anteayer aquel Madrid-Atl¨¦tico a beneficio de la cat¨¢strofe de Honduras en el que a idea y propuesta de De la Morena jugaron Enrique Ponce y Jos¨¦ Tom¨¢s dirigiendo cada cual el ataque de sus colores, blanco el primero y rojiblanco el segundo. Y jugaron bien, lo tengo que decir. No dieron el cante. Luego algunas veces he hablado de f¨²tbol con Jos¨¦ Tom¨¢s, y est¨¢ muy impuesto.
Dos meses atr¨¢s conoc¨ª a Talavante gracias a Pepe Ribagorda. Tuve el privilegio de verle matar dos toros en el campo, prepar¨¢ndose para su presentaci¨®n de este a?o en Madrid. Cuando nos presentaron casi no sab¨ªa qu¨¦ decirle, t¨ªmido como soy, y sobrecogido por lo bien que le hab¨ªa visto torear. ?l parec¨ªa adem¨¢s en su mundo. Pero dos horas m¨¢s tarde, ya cuando nos desped¨ªamos, se me arranc¨®: "Yo te leo todos los d¨ªas, yo sigo al Madrid por el As, dales muchos recuerdos a Tom¨¢s Roncero y a Tom¨¢s Guasch". Y nos liamos a hablar de f¨²tbol... Y luego de toros.
En fin, que vamos juntos. Aunque el macizo de la raza desconfi¨® del f¨²tbol hace un siglo (y nuestros mejores escritores e intelectuales tomaron con respecto a ¨¦l una distancia que todav¨ªa lamento, mientras manten¨ªan su mirada en el toro como una de sus fuentes de inspiraci¨®n) hoy podemos ir de la mano. Mol¨¦s me lo dice cada poco: "Pon toros en el As". Y yo cada vez me lo pienso con m¨¢s ganas.
?Por qu¨¦ no? Ahora nadie pregunta a los chicos si son del f¨²tbol o de los toros. El Madrid y el Bar?a est¨¢n donde estuvieron Frascuelo y Lagartijo. El f¨²tbol ha robado la patente de las grandes rivalidades nacionales, que por dos siglos fueron taurinas, pero no ha conseguido que la gente se ponga guapa para ir a verlo. Eso queda para los toros, que estaban antes y que ah¨ª siguen. En cuanto a m¨ª, me quedo con lo que me dijo el maestro Joaqu¨ªn Vidal un d¨ªa que le llev¨¦ al Betis, precisamente, en mis a?os de delegado de este peri¨®dico en Andaluc¨ªa:
-T¨² aqu¨ª, entre el f¨²tbol en invierno y los toros en verano, tienes la vida resuelta.
Alfredo Rela?o es director del diario As.
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