Final de curso
Termina San Isidro. Como en un curso escolar largo y fatigoso, asistimos a la ¨²ltima corrida, la ¨²ltima clase que se aplaz¨® porque una s¨²bita inclemencia impidi¨® llegar a algunos alumnos y torear a los toreros. El cielo de junio ha adquirido ya los caracteres imprecisos del calor y por las pizarras se escurren inconexos garabatos de n¨²meros y f¨®rmulas, frases enigm¨¢ticas y nombres fragmentados de lejanas poblaciones. El verano se acerca por el sur y en el pase¨ªllo se puso una sombra sobre los alguacilillos y el cielo apareci¨® entre las nubes del cuatro de junio m¨¢s azul que nunca.
Pero, como todo curso escolar, la feria de San Isidro guarda una traca final que es anuncio anticipado de la que ya San Juan y Ober¨®n preparan para la m¨¢gica noche que inaugura el verano. Son los temibles ex¨¢menes finales, que a¨²n pueden dar un vuelco a nuestras vidas o salvar lo insalvable. En la escuela de toreo de Las Ventas, esta semana de ex¨¢menes finales se llama Feria del Aniversario. Un d¨ªa de descanso, y otra vez las grandes pruebas. Con fiesta ben¨¦fica -como en los colegios caros- de por medio.
Fantoni / Espl¨¢, Jerez, Justo
Toros de Guardiola Fantoni, sosos en general, doblaron las manos. Pasable el 3? y con casta el 5?; y un sobrero de Herederas de Boh¨®rquez en 4? lugar, con casta y movilidad. Luis Francisco Espl¨¢: bajonazo (silencio); bajonazo (saludos). Francisco Torres Jerez: pinchazo, estocada casi entera y contraria y dos descabellos -aviso- (saludos); dos pinchazos y bajonazo (silencio). ?lvaro Justo: seis pinchazos, estocada y un descabello (silencio); dos pinchazos y estocada (silencio). Plaza de Las Ventas, 4 de junio. 11? corrida de abono (se aplaz¨® por la lluvia). Lleno.
Como el cielo de junio, celeste y oro, sali¨® Espl¨¢. Tambi¨¦n se baj¨® el cielo a la arena en las vueltas azules del capote. Cuarteando, dej¨® un palo; los otros cuatro, de poder a poder, f¨¢ciles y sobrios; y con una carrerita cruz¨® el di¨¢metro y esper¨® a su primero en las tablas con airoso trasteo. Se fue reposando en la derecha sonriente y gustoso de torear, y le daba muletazos cortos acordes a las fuerzas justas del astado. "?Cu¨¢ndo toreas, cu¨¢ndo toreas?", sali¨® una voz ¨¢spera de castigada garganta, y Espl¨¢, sin quitarse la sonrisa, se fue a por el acero, le dio dos ayudados y un desmayado y le peg¨® un bajonazo. Se hizo con el cuarto en ver¨®nicas mandonas y apresuradas que core¨® el respetable, y el coro fue m¨¢s rotundo cuando lo llev¨® al caballo andando por chicuelinas con un recorte final muy torero. Llegaron despu¨¦s navarras alegres, entre oles, y una serpentina que nos trasladaba a todos, maestro incluido, a los a?os 80. Cuando levant¨® las banderillas en el platillo se pidi¨® silencio, y a por ¨¦l se fue, como un chaval, poniendo dos pares por dentro, a devolver a la tarde el ritmo perdido. Cuando brindaba entre aplausos, todo el mundo ten¨ªa 25 a?os menos. El muleteo se inici¨® con garbo y tuvo pases hondos y sin trampa en un toro que, ya rebrincaba, ya entraba con molesto y peligroso cabeceo. Se adorn¨® por alto, y en el desmayado por bajo le dej¨® cuadrado y se ech¨® sobre ¨¦l entre palmas. Cay¨® tan baja la espada que le rob¨® la oreja.
Nervioso y tembl¨®n, vibrando, sali¨® Negrito. Se iba suelto, pero Torres lo recogi¨® con largas, bien flexionada la rodilla, y cuando estaba fijo le dio dos ver¨®nicas hondas, de comp¨¢s dormido y una media mecida. Llegaba fuera de plazo -chicuelinas aparte de Morante- el capote m¨¢s sabroso de San Isidro. En el tercio, el toro, parado como escultura, se llevaba derechazos dulces y pases de pecho al hombro contrario muy despaciosos. Aguantaba Torres en el toque, cruzado encima, pero el toro, a estas alturas del curso, pensaba en otra cosa. Tambi¨¦n se dobl¨® bien con la muleta en el quinto, lleg¨® a plantar la rodilla mientras la tela corr¨ªa armoniosa y muy toreada. Despu¨¦s la bajaba oblicua y agitada por el viento para embarcar a un bicho nada f¨¢cil, que ga?afoneaba en los remates y al que consigui¨® humillar tras el vuelo sabio que impon¨ªan sus mu?ecas. Torero y valiente Torres Jerez. Hay que contar con ¨¦l.
Lidiaba el gran pe¨®n Pirri a Pobrero, y algo le ve¨ªa que no le gustaba. Tal vez el nombre -un injerto que era una reiteraci¨®n-. Es cierto que se le col¨® a Justo varias veces en la muleta, pero tambi¨¦n es cierto que, durante la faena, toro y torero acordaron adoptar un comportamiento fr¨ªo y correcto, muy eficaz en un diplom¨¢tico pero enemigo feroz en el toreo. Mat¨® muy mal.
Pincho, ¨²ltimo toro de la feria, ni quiso humillar ni seguir los enga?os dubitativos que un ?lvaro, muy justo, le pon¨ªa mientras tres vencejos cazaban mosquitos que el viento les tra¨ªa de despedida.
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