Frente al terror
Gobierno y oposici¨®n est¨¢n obligados a dar una respuesta unitaria, sin fisuras y contundente al nuevo intento de ETA de condicionar la vida pol¨ªtica espa?ola, incluidas las elecciones, mediante la administraci¨®n selectiva del terror. El comunicado por el que la banda daba ayer por finalizada la tregua de marzo de 2006 (falazmente calificada de permanente) es un desaf¨ªo intolerable a la ciudadan¨ªa y, en particular, a sus representantes pol¨ªticos. No es momento de rencillas. S¨®lo la unidad de todos los partidos en torno al Gobierno, m¨¢ximo responsable de la lucha antiterrorista, puede hacer frente a la voluntad de la banda de destrozar, una vez m¨¢s, cualquier esperanza de paz. As¨ª lo reclam¨® el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en su declaraci¨®n institucional.
Por ello, resultaron especialmente negativas y desalentadoras las palabras del l¨ªder del Partido Popular, Mariano Rajoy, que s¨®lo supo expresar reproches y exigencias de rectificaci¨®n. Los ciudadanos habr¨ªan agradecido del jefe de la oposici¨®n una palabra de respaldo a quien gobierna, una sola, en un momento tan desgraciado para todos. Zapatero ten¨ªa todo el derecho del mundo a intentar la paz. Recibi¨® el mandato del Parlamento para ello, pero Rajoy no quiso apoyarle. Ni entonces, ni ayer, en una actitud lamentable. Las dudas de muchos ciudadanos honestos est¨¢n justificadas. Entre la paz y la vuelta al poder, ?a qu¨¦ dar¨ªa prioridad el l¨ªder de los conservadores espa?oles?; ?mantendr¨¢ ahora Rajoy su reiterada acusaci¨®n de que Zapatero se ha rendido ante la organizaci¨®n terrorista? Zapatero deposit¨® buena parte de su capital pol¨ªtico en el di¨¢logo con ETA para intentar lograr la paz. Sin embargo, la banda, con la ruptura del alto el fuego, no s¨®lo machaca las aspiraciones leg¨ªtimas de un presidente del Gobierno, sino tambi¨¦n los anhelos de miles de ciudadanos cansados de la violencia, hartos del terror.
Tras la ruptura, Zapatero y sus colaboradores deben mirar adelante, trabajar los consensos necesarios con todas las fuerzas pol¨ªticas y trasladar a la ciudadan¨ªa que en La Moncloa hay iniciativa, caudal pol¨ªtico y energ¨ªa suficientes para hacer frente sin dudas al nuevo desaf¨ªo de los asesinos. Para ello, nada mejor que la actuaci¨®n firme y decidida de los instrumentos de que dispone el Ejecutivo: los fiscales y las fuerzas y cuerpos de la Seguridad del Estado, quienes, con la fortaleza de la ley, deben actuar con todo el rigor necesario. No es mirando hacia atr¨¢s, a los posibles errores cometidos o a las buenas voluntades insatisfechas, como los poderes p¨²blicos podr¨¢n hacer frente a lo que se avecina. No es descartable que ETA se lance a una fase de atentados continuados, preferentemente contra pol¨ªticos y cargos electos, como la que sigui¨® al fin de la tregua de 1998-1999. A juzgar por el estilo agresivo del comunicado con el que anunci¨® el fin del alto el fuego (llama fascista a Zapatero y dice que lo ¨²nico que mueve al PNV es su "hambre de dinero") y por su referencia a que reabre "todos los frentes" (ni tregua en Catalu?a, ni indulto de cargos electos), cabe esperar lo peor.
La banda ha elegido para oficializar su ruptura un momento situado inmediatamente despu¨¦s de las elecciones municipales y a menos de un a?o para las legislativas. No ha desde?ado la posibilidad de colocar a unos cientos de fieles en los ayuntamientos, pero ni siquiera ha esperado a que se constituyan las nuevas corporaciones municipales. Porque lo prioritario para los terroristas es tratar de demostrar que con la lucha armada y el terror se pueden alcanzar objetivos imposibles sin ella: desde modificar una autov¨ªa a la creaci¨®n de una autonom¨ªa vasco-navarra con derecho de autodeterminaci¨®n.
En su comparecencia, Otegi admiti¨® que la responsabilidad de la ruptura de la tregua correspond¨ªa a ETA, pero a?adi¨® que los culpables del "colapso" del proceso hab¨ªan sido el Gobierno y el PNV. El portavoz habitual de la formaci¨®n ilegalizada sigue prest¨¢ndose a avalar las razones de la banda para no retirarse. Es un sarcasmo hablar de falta de igualdad de condiciones democr¨¢ticas cuando su partido se ha negado a condenar la coacci¨®n terrorista. Viene a completarlo la descalificaci¨®n por el comunicado etarra de las elecciones del 27-M como "antidemocr¨¢ticas".
Para desactivar ese intento de condicionar la vida pol¨ªtica es condici¨®n necesaria la recomposici¨®n de la unidad democr¨¢tica. Ello pasa por el compromiso de la oposici¨®n de no utilizar los eventuales atentados de ETA como arma de confrontaci¨®n. Al Gobierno corresponde tejer las complicidades necesarias para alcanzar un nuevo Pacto Antiterrorista abierto a todas las fuerzas democr¨¢ticas. S¨®lo desde la convicci¨®n de que unidos somos m¨¢s fuertes podemos recorrer el duro camino que se abre ante nosotros.
Ahora, tras la ruptura de la tregua, el ¨²nico programa antiterrorista es el de la eficacia policial, la utilizaci¨®n de todos los medios del Estado de derecho y la movilizaci¨®n ciudadana. Y en el Pa¨ªs Vasco en especial, es el momento de una reacci¨®n c¨ªvica contra ETA.
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