Condena e indulto

Los tambores de los adictos a Cheney se han puesto a sonar en Washington para pedir un indulto para el que fuera jefe de gabinete del vicepresidente y uno de los arquitectos de la guerra de Irak y las mentiras sobre las que se mont¨®. Lewis Scooter Libby, que lleg¨® a ser uno de los hombres m¨¢s poderosos de esta Administraci¨®n, fue condenado en marzo por obstrucci¨®n a la justicia y falso testimonio ante un gran jurado y ante agentes del FBI que investigaban la publicaci¨®n de la identidad de una agente de la CIA, Valerie Plame, cuyo nombre fue ilegalmente filtrado a la prensa por la Casa Blanca despu¨¦s de que su marido, el diplom¨¢tico Joseph Wilson, desmintiera los intentos, que ¨¦l investig¨®, de Sadam Husein de hacerse en N¨ªger con material para una bomba at¨®mica. Esta operaci¨®n de venganza se teledirigi¨® desde el equipo del vicepresidente, que ha quedado seriamente tocado. El martes, el juez Walton comunic¨® a Libby su pena: 30 meses de c¨¢rcel y una multa de 250.000 d¨®lares. El juez no ha querido esperar a que se agotaran las apelaciones, por lo que Libby tendr¨ªa que ingresar en prisi¨®n antes de dos meses.

La cuesti¨®n es si Cheney presionar¨¢ con suficiente insistencia al presidente para que indulte a Libby. De momento, a juzgar por una de sus portavoces, Bush no parece querer dar ning¨²n paso. De hacerlo constituir¨ªa un acto inmoral y pol¨ªticamente reprobable. Antes de la lectura de la pena impuesta el fiscal le hab¨ªa pedido al juez que con su decisi¨®n mandara un claro mensaje de que "la verdad importa". Para el juez Walton, "la gente que ocupa ese tipo de cargos y que tiene el bienestar y la seguridad de la naci¨®n en sus manos, tienen una obligaci¨®n especial de no hacer nada que pueda crear problemas". No lo pod¨ªa haber dicho mejor.