"En el pueblo se depositan las verdades"

Bajo el seud¨®nimo de Silver Crane, el novelista Francisco Gonz¨¢lez Ledesma (Barcelona, 1927) aprendi¨® a escribir libritos de vaqueros. Sin ning¨²n antifaz, con su detective M¨¦ndez se convirti¨® en un autor de culto policiaco, y de nuevo ha vuelto al anonimato como Enrique Moriel en La ciudad sin tiempo. Un ¨¦xito de ventas en Sant Jordi -60.000 ejemplares- que cuenta "episodios aut¨¦nticos de la historia de Barcelona desde 1400, en los que el poder mal entendido y la dictadura quedan mal paradas, en beneficio del pueblo, que es el depositario de las verdades".

PREGUNTA. ?Seud¨®nimo para despistar o puro marketing?

RESPUESTA. Cuando el editor apost¨® por un seud¨®nimo se la jug¨®. Era razonable. Si public¨¢bamos el libro con mi nombre, la gente iba a pensar que era una novela negra. Enrique Muriel es el protagonista de Sombras viejas, que nunca se public¨® salvo en Francia [Destino la editar¨¢ en septiembre]. Era mi pasado lleno de ilusiones y pens¨¦, pongamos ese nombre ahora que no tengo ilusiones pero tengo experiencias.

"Planteo los problemas como un ni?o de un barrio obrero para el que el hambre es m¨¢s importante que la identidad"

P. ?Existe el diablo, como se plantea uno de los personajes?

R. Todos los que nos hemos educado en la cultura occidental nos planteamos la existencia de Dios y el diablo. Y creo que de alguna manera s¨ª. En el libro me planteo si la creaci¨®n ha terminado. ?No la estamos alterando al crear una moral que no es la revelada por Dios? Me refiero a la valent¨ªa, la amistad, el amor, el deber, la prudencia

... que no te vienen ense?adas por la religi¨®n y que los humanos estamos creando. Se nos entreg¨® un mundo sin terminar y estamos ayudando a la creaci¨®n, intentando ser mejores. No lo conseguimos, pero algo hemos avanzado.

P. ?Significa eso que las nuevas generaciones son mejores?

R. Cuando era ni?o, para vivir necesitabas una autodefensa que a veces era de mentira, de maldad. Ahora, los j¨®venes, como lo tienen m¨¢s f¨¢cil, son m¨¢s espont¨¢neos, m¨¢s limpios de coraz¨®n. No tienen sentido del sufrimiento y en consecuencia se hacen menos preguntas.

P. Con una infancia tan sufrida, ?hay obligaci¨®n de transmitir conciencia social en los libros?

R. Barcelona lucha siempre por la libertad y tiene un problema de identidad porque tiene el coraz¨®n partido entre la cultura castellana y la catalana. Planteo los problemas como un ni?o de un barrio obrero para el que el hambre es m¨¢s importante que la identidad. Mi familia, que pasaba hambre, estaba dispuesta a hacer una barricada para defender la libertad pero no la autonom¨ªa.

P. ?Barcelona vive anclada en el pasado?

R. Ha luchado por los mitos de su identidad. La autonom¨ªa es un sue?o por el que se ha derramado sangre. Ahora el mito m¨¢s tonto es el cupo.

P. ?Disfruta m¨¢s rebobinando al pasado en sus libros?

R. Yo buscaba comida bajo las bombas y ese pasado es normal que aparezca. Y el futuro, aun habiendo sido periodista, no puedo preverlo.

P. En Sant Jordi han triunfado las novelas hist¨®ricas como la suya. ?Es una moda?

R. Esta novela tiene 30 a?os de antig¨¹edad. Empec¨¦ a pensar en una persona que no muriera nunca, que conociese los secretos de la ciudad. Y para La Vanguardia, hace 20 a?os, escrib¨ª un follet¨®n de aventuras, El vampiro del paseo de Gracia, que es el embri¨®n de esta novela.

P. Un trabajo muy arduo.

R. No he parado de investigar y a un periodista le cuentan cosas off de the record. Si se leyese en los colegios como libro de Historia podr¨ªa pasar.

P. ?Por qu¨¦ tanta modestia trat¨¢ndose de ficci¨®n?

R. Por respeto a mi ciudad. Si he situado una historia en Barcelona de una persona que la hab¨ªa vivido desde el 1400 ten¨ªa que ser meticuloso. Fue una forma de aprender a escribir. Cuando tienes que escribir una o dos novelas a la semana que atrapen al lector o aprendes los trucos de la t¨¦cnica literaria y de la presentaci¨®n de los personajes o no publicas. Es la gran deuda que tengo con mi buen amigo Silver Crane.

La ciudad sin tiempo. Enrique Moriel. Destino. Barcelona, 2007. 470 p¨¢ginas. 20 euros.