Moderados y radicales
En Turqu¨ªa hay pocas granjas porcinas, por razones f¨¢cilmente comprensibles de falta de demanda, al haberse reducido al m¨ªnimo los consumidores potenciales (armenios y ortodoxos griegos), y aun ese pu?ado de explotaciones est¨¢n en curso de desaparici¨®n. El Gobierno de Erdogan las cierra una tras otra, alegando que incumplen la normativa europea. Es una met¨¢fora de lo que puede suceder. La consolidaci¨®n del islamismo pol¨ªtico puede servirse de la pre-negociaci¨®n con la Uni¨®n Europea para apartar los obst¨¢culos que se oponen a la eliminaci¨®n escalonada del laicismo kemalista, aun cuando eso signifique hacer pr¨¢cticamente imposible la deseable incorporaci¨®n de Turqu¨ªa a Europa. Parad¨®jicamente, Europa habr¨¢ servido de coartada para que un pa¨ªs camine en la direcci¨®n opuesta a sus valores.
Erdogan ha rechazado la idea de la soberan¨ªa del pueblo, pues toda soberan¨ªa pertenece a Al¨¢
Conviene recordarlo cuando estamos en puertas de la visita a Espa?a del ministro turco de Asuntos Exteriores, a pocas semanas de unas elecciones en que el islamismo de apariencia moderada puede alcanzar una victoria decisiva. Dado el papel simb¨®lico que desempe?a el velo, emblema de la sumisi¨®n secular de la mujer turca y por ello "verg¨¹enza de la naci¨®n", en palabras de Mustaf¨¢ Kemal, la presencia de la se?ora G¨¹l con su elegante pa?uelo puede ser ¨²til de cara al voto del 22 de julio, mostrando c¨®mo los adversarios del vestido confesional son gente del pasado, ya que en un pa¨ªs europeo tal interdicci¨®n no existe. Y aqu¨ª tendremos ocasi¨®n para celebrar las virtudes de ese islamismo moderado que constituye para algunos el ant¨ªdoto frente al yihadismo.
Lo que resulta dudoso es que si bien siempre es legalista, sea de veras moderado. En el caso turco, la lectura de los textos de Erdogan de hace una d¨¦cada permite suponer que su moderaci¨®n es simplemente cautela, en espera de disponer de los medios para imponer su visi¨®n opuesta al kemalismo, de que el islam es "el factor de unificaci¨®n de nuestro pueblo". A partir de ah¨ª, Erdogan ha rechazado la idea de la soberan¨ªa del pueblo, pues toda soberan¨ªa pertenece a Al¨¢, y en consecuencia l¨®gica, proclam¨® en diciembre de 1997 que "nuestro ¨²nico objetivo es el Estado isl¨¢mico". El velo es s¨®lo el signo externo de un proyecto de reislamizaci¨®n, prudente en las formas pero determinado en el prop¨®sito de inspirar otra vez en la shar¨ªa los usos y las leyes del pa¨ªs. Nada de esto importa aqu¨ª, s¨®lo la Alianza de Civilizaciones.
Otro tanto cabr¨ªa decir de los propagandistas de ese islamismo moderno que m¨¢s ¨¦xito alcanzan entre nosotros. Un Tariq Ramad¨¢n habla para su audiencia europea de la libertad en el uso del velo, mientras en sus casetes para creyentes franc¨®fonos lo convierte en emblema de la pureza religiosa de la mujer musulmana, que as¨ª aleja la tentaci¨®n sexual que de otro modo inspirar¨ªa al hombre. Peor es la soluci¨®n dada al tema de la ejecuci¨®n del ap¨®stata, el musulm¨¢n que deja su religi¨®n por otra, en un conjunto de fatuas emitido por el Consejo Musulm¨¢n Europeo, con el aval (prefacio) del mismo Tariq y de otro gran islamista moderado, al-Qaradawi. La pena de muerte se justifica cuando tal apostas¨ªa causa da?os a los creyentes.
El islamismo moderado tiene, pues, derecho a la libre expresi¨®n, pero en cuanto a celebrar in toto sus planteamientos, hace falta atender al significado de sus propuestas, no a la etiqueta. Debajo de ¨¦sta, puede haber un discurso anti-sistema, lo mismo que en otro orden de cosas, tambi¨¦n pr¨®ximo a nosotros, ofrece el proyecto pol¨ªtico de Aralar, n¨²cleo de esa Nafarroa Bai cuya alianza busca el Gobierno -ante Gabilondo, Rodr¨ªguez Zapatero la dio impl¨ªcitamente por hecha al hablar de las conquistas de comunidades-, sin reparar en que sus objetivos centrales son la autodeterminaci¨®n y la territorialidad. Sin "yihad" vasca, pero con un norte pol¨ªtico: la Euskal Herria euskeld¨²n. Opuestos en los medios, moderados y radicales buscan en este caso y en el anterior un mismo punto de llegada. Hace justo una semana, visit¨¦ en Par¨ªs una librer¨ªa islamista, junto al bulevar de Belleville. En un plasma se pasaba para los clientes el v¨ªdeo de un rezo, con subt¨ªtulos. Al principio, todo normal. Luego el im¨¢n iba calent¨¢ndose hasta que las im¨¢genes se fund¨ªan con una escena de muerte en Bagdad. Segu¨ªa una aleya sobre el castigo de Al¨¢, y a esta las im¨¢genes de un tsunami que se tragaba a Nueva York. Ning¨²n libro expuesto incitaba a la yihad.
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