El destino de Otegi
Con tregua o sin ella, era dif¨ªcil que Otegi saliera indemne del entramado de causas judiciales abiertas contra ¨¦l por sus exaltaciones o justificaciones p¨²blicas de la violencia etarra. La justicia sigue su marcha al margen de las circunstancias, por m¨¢s que, de acuerdo con ellas y seg¨²n uno de los criterios que rigen su actuaci¨®n, disponga de mecanismos internos para atemperar o extremar su rigor. De ah¨ª que la segunda condena en firme al portavoz de la ilegalizada Batasuna le haya conducido irremediablemente a la c¨¢rcel. Queda todav¨ªa la posibilidad de que el Tribunal Constitucional, en el caso de que recurra en amparo, suspenda cautelarmente la sentencia.
El ingreso en prisi¨®n ha sido interpretado en clave pol¨ªtica, en especial por sus amigos. Pero se piense lo que se piense al respecto, la actual situaci¨®n de Otegi se explica suficientemente por estrictas razones judiciales, sin necesidad de otras. Si hasta ahora se hab¨ªa librado de la c¨¢rcel -aparte de los breves periodos que ha estado en prisi¨®n preventiva por diversas causas en los dos ¨²ltimos a?os- ha sido porque su primera condena en firme de un a?o por injurias al Rey entraba en la cl¨¢usula de suspensi¨®n condicional prevista en el C¨®digo Penal para las penas no superiores a dos a?os. La confirmaci¨®n por el Supremo de la condena de 15 meses que le impuso hace un a?o la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo -apoyo a la actividad armada en un homenaje al hist¨®rico dirigente etarra Argala-, ha dejado sin efecto esa cl¨¢usula de excepci¨®n, con la consiguiente e inexcusable ejecuci¨®n de la condena. El desenlace era previsible en este caso, dado el convencimiento con que el fiscal ha mantenido la procedencia de la condena.
La justicia espa?ola siempre ha sido muy cautelosa a la hora de condenar por los llamados delitos de opini¨®n, dada su incidencia sobre el derecho fundamental a la libertad de expresi¨®n, como la apolog¨ªa o enaltecimiento del terrorismo. Pero la persistencia del terrorismo etarra y su secuela de dolor y muerte ha ido consolidando un n¨ªtido l¨ªmite penal frente a quienes jalean y justifican p¨²blicamente esa actuaci¨®n, haciendo un espurio e inconstitucional ejercicio del derecho a la libertad de expresi¨®n. Ha podido parecer en alg¨²n momento que el destino de Otegi ser¨ªa rescatar a la izquierda abertzale de la bota militar de ETA y conducirla al terreno de la pol¨ªtica. Pero, de momento, su destino es la c¨¢rcel, que es el de quienes enaltecen p¨²blicamente una violencia que asesina a ciudadanos y oponentes pol¨ªticos y provoca alarma y miedo en la sociedad.
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