?frica en la laguna
La Bienal de Arte de Venecia otorga el Le¨®n de Oro al fot¨®grafo Malick Sidib¨¦
Esta ma?ana, tras la inauguraci¨®n oficial, el fot¨®grafo Malick Sidib¨¦ (Mal¨ª, 1936) recibir¨¢ el Le¨®n de Oro a la carrera en la Bienal de Arte de Venecia, que hoy abre sus puertas al p¨²blico hasta el 21 de noviembre. Es la primera vez que un artista africano recibe esta distinci¨®n y eso ya dice mucho del papel minoritario que ha tenido este continente en un evento centenario en el que, por ejemplo, de los 77 pabellones nacionales de esta edici¨®n (r¨¦cord hist¨®rico) s¨®lo hay uno africano, el de Egipto.
Quien haya podido ver la obra de Sidib¨¦ -en Espa?a ha expuesto en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB) y en el Guggenheim, en sendas colectivas- entender¨¢ lo irrefutable de este reconocimiento hacia un artista que con su c¨¢mara supo captar la evoluci¨®n de la cultura y la sociedad de Bamako con unas im¨¢genes directas, frescas, casi siempre alegres y cargadas de una humanidad que hacen que el espectador cree empat¨ªa con los retratados.
La moda o el baile son algunos de los leitmotiv de sus retratos. En la exposici¨®n internacional que ha comisariado Robert Storr presenta la serie L'Afrique chante contre la sida y junto a las fotograf¨ªas se puede escuchar, en unos auriculares, la m¨²sica de algunos de estos cantos.
Si hace ocho a?os Harald Seezmann introdujo el arte chino en el circuito internacional del arte contempor¨¢neo en una bienal cuyo recuerdo -vista la asepsia muse¨ªstica de la actual- se agranda con el tiempo, en esta ocasi¨®n Storr ha querido apostar fuerte por el arte africano. Pero que nadie se llame a enga?o, porque lo que predomina es la visi¨®n occidental, e incluso estadounidense (adem¨¢s del comisario lo son 23 de los 97 artistas seleccionados y otros nueve residen y trabajan en ese pa¨ªs).
Adem¨¢s del premio a Sidib¨¦, Storr ha apostado para que haya un pabell¨®n de ?frica al final de su exposici¨®n en el Arsenal (al parecer hubo un precedente en 1922 tan ef¨ªmero que el de este a?o se promociona como el primero) y son varios los artistas africanos seleccionados en la muestra general.
Iron¨ªa
Pese a la expectaci¨®n, el pabell¨®n africano no levanta grandes entusiasmos, aunque tampoco decepciona. De hecho, lo que se muestra es una selecci¨®n de la Sindica Dokolo Collecction, al parecer la colecci¨®n de arte contempor¨¢neo privada m¨¢s importante de ?frica, que se cre¨® hace s¨®lo tres a?os. La presentaci¨®n, bajo el t¨ªtulo Check list Luanda pop, incluye el trabajo de 30 artistas, entre los que figuran algunos no nacidos en ?frica pero que o bien han residido en el continente (como Miquel Barcel¨®, del que se exhiben dos grandes lienzos) o bien lo han reflejado en sus obras aunque sea lateralmente (como las dos obras de Andy Warhol sobre Muhammad Ali o los cuadros de Jean Michel Basquiat).
"?L'art african pourquoi faire?", pregunta el camerun¨¦s Billi Bidjocka en una frase escrita en la pared mientras en un enorme libro en blanco los visitantes van explicando, entusiastas, las razones para continuar. De todas formas, tal vez mueva m¨¢s el inter¨¦s por el arte que se hace en ?frica la fuerza de algunos de los artistas representados. Es el caso de los delicados y enormes tapices realizados con chapas y otros elementos reciclados de El Anatsui (Ghana, 1944). Hermosa y po¨¦tica es tambi¨¦n la instalaci¨®n que punt¨²a toda la exposici¨®n de Adel Abdessemed (Argelia, 1971) y que pone iron¨ªa cr¨ªtica a una bienal que, sin evitar los temas pol¨ªticos, los ha relegado a un esteticismo en exceso desmovilizador.
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