Un recuerdo gratuito que puede salir muy caro
Los dos espa?oles retenidos en Letonia por robar una bandera se enfrentan a multa o juicio
El color rojo de la bandera de Letonia es de una tonalidad particularmente intensa. Simboliza la sangre derramada por un l¨ªder let¨®n. El blanco representa las vendas que se usaron para curarle las heridas. Para Ed¨¦n Galv¨¢n, un canario de 24 a?os, y su amigo Miguel ?ngel L¨®pez, onubense de 25, la ense?a es sin¨®nimo de angustia. La que viven desde la noche del 16 de mayo, fecha en la que fueron encarcelados junto a cinco amigos portugueses por robar unas banderas que estaban colgadas en una calle de Riga. Casi un mes despu¨¦s, ya fuera de la c¨¢rcel, matan el tiempo en la capital letona sin saber cu¨¢ndo van a poder regresar a Espa?a.
La situaci¨®n de los dos hab¨ªa mejorado notablemente el lunes pasado. Despu¨¦s de 19 d¨ªas, Miguel, Paulo y Joao abandonaban la prisi¨®n de Riga. Ed¨¦n hab¨ªa sido puesto en libertad bajo fianza cuatro d¨ªas antes. Cre¨ªan que todo se iba a quedar en una simple reprimenda, a lo sumo en una multa econ¨®mica, pero el pasado jueves la situaci¨®n dio un vuelco: la Fiscal¨ªa confirmaba los cargos de "robo premeditado de la bandera letona y profanaci¨®n del s¨ªmbolo del Estado". El c¨®nsul espa?ol en Letonia, Bernardo L¨®pez, explicaba que el cambio de la Fiscal¨ªa se produjo al determinar la Comisi¨®n Her¨¢ldica que las banderas robadas pod¨ªan ser consideradas oficiales.
La situaci¨®n que se les plantea ahora es complicada: pueden declararse culpables de los cargos que se les imputan, y que sus abogados negocien una multa econ¨®mica con la Fiscal¨ªa, o ir a juicio, que se celebrar¨ªa, casi con toda seguridad, despu¨¦s de verano. El abogado de los dos espa?oles y el de los portugueses, que trabajan conjuntamente, a¨²n no han decidido qu¨¦ estrategia seguir. A los j¨®venes ambas opciones les parecen injustas, les cuesta creer que todo esto ocurra en un pa¨ªs de la Uni¨®n Europea.
"Robamos las banderas, las quer¨ªamos de recuerdo, sabemos que fue una chiquillada, pero en ning¨²n caso las rompimos. Lo ¨²nico que queremos es poder volver a Espa?a cuanto antes", relataba ayer Miguel.
?l estado de ¨¢nimo de los dos amigos espa?oles va de la mano de las decisiones de la Fiscal¨ªa. Ya no se quieren hacer ilusiones sobre su futuro. Desde que salieron de la c¨¢rcel se alojan en un hotel del centro de Riga, hacia donde se han desplazado sus familiares. Charo Beltr¨¢n, la madre de Miguel, viaj¨® a la capital letona el mismo d¨ªa que su hijo sali¨® de la c¨¢rcel. Su calvario se prolonga, sin embargo, casi un mes. "Hasta que no me vea con Miguel y mi familia en Espa?a no estar¨¦ tranquila", ha repetido los ¨²ltimos d¨ªas una y otra vez.
Cada vez que Ed¨¦n recuerda que ¨¦ste era su primer viaje fuera de Espa?a, le entra la risa floja. "Si yo no quer¨ªa salir de Telde (Gran Canaria) por algo, encima los portugueses me dec¨ªan en la c¨¢rcel que ten¨ªa que conocer Lisboa; yo no me muevo de mi casa en un tiempecito", bromeaba. El caso es que su amigo de la infancia le hab¨ªa convencido para que viajase con Guilherme, su compa?ero de piso, y unos amigos portugueses por los pa¨ªses b¨¢lticos. Y acept¨®. "Maldita la hora", lamentan ambos.
Los cuatro conf¨ªan en que esta semana les den una soluci¨®n y puedan regresar a Espa?a y Portugal. Miguel podr¨ªa presentarse as¨ª a los tres ex¨¢menes que le quedan para terminar su Ingenier¨ªa de Telecomunicaciones y completar un expediente que, hasta el momento, ha sido brillante. La inc¨®gnita ser¨¢ ver cu¨¢l es su reacci¨®n cuando entre en su casa de Madrid y vuelva a ver la colecci¨®n de banderas que cuelgan en su pasillo, todas ellas recuerdos de sus viajes, aunque ninguno como ¨¦ste.
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