La Hoja de Ruta Europea
Tras celebrar su 50? cumplea?os con la Declaraci¨®n de Berl¨ªn, la UE se enfrenta a la tarea de coronar el proceso constitucional europeo. Una etapa decisiva de su caminar, despu¨¦s de alcanzar paz y prosperidad gracias a la voluntad com¨²n y el m¨¦todo comunitario. Ahora, hecha la pausa de reflexi¨®n, tenemos que retomar juntos la ruta, porque se hace camino al andar, para consolidar y fortalecer la Uni¨®n como destino compartido no s¨®lo entre Estados sino tambi¨¦n entre ciudadanos. Los autores de este art¨ªculo, ciudadanos europeos provenientes de Estados y familias pol¨ªticas diferentes, hemos elaborado juntos la propuesta aprobada por ampl¨ªsima mayor¨ªa por el Parlamento Europeo porque compartimos plenamente la necesidad de avanzar de nuevo juntos, ahora que Francia manifiesta con br¨ªo su voluntad de reintegrarse al grupo de cabeza.
Nuestro punto de partida es defender con convicci¨®n lo que estamos haciendo para convencer a los dem¨¢s. En efecto, nuestra empresa com¨²n es la primera experiencia exitosa de democracia supranacional de Estados y ciudadanos que se enfrenta a la vez con sucesivas ampliaciones, al fortalecimiento del mercado interior y la globalizaci¨®n. ?sta es un riesgo y a la vez una oportunidad para una Europa cuya poblaci¨®n conjunta era el 25% de la mundial hace 50 a?os, ahora el 12% con nuevas potencias emergentes en un marco profundamente cambiado.
La expresi¨®n de nuestra voluntad com¨²n fue el Tratado Constitucional, elaborado por primera vez con luz, taqu¨ªgrafos e Internet por la Convenci¨®n y firmado solemnemente por los 27 jefes de Estado o Gobierno en Roma en 2004. El camino de la ratificaci¨®n ha sido accidentado. Hemos ido avanzando, a pesar de los agoreros que declaraban reiteradamente muerta la Constituci¨®n, aunque ahora la diagnostiquen s¨®lo medio muerta. La realidad ha mostrado ser m¨¢s tozuda que la propaganda, como puso de manifiesto la reuni¨®n de Madrid de los Amigos de la Constituci¨®n. Dos tercios -18 de los 27- Estados la han ratificado, cuatro m¨¢s est¨¢n a favor de hacerlo y tres no se han pronunciado todav¨ªa. Francia y Holanda, los dos Estados fundadores donde venci¨® el no, tras celebrar elecciones, han expresado su voluntad de superar el bloqueo. El presidente Sarkozy ha propuesto un Tratado simplificado, desaf¨ªo de conseguir lo m¨¢s dif¨ªcil, simplificar lo complejo. Es posible, si no se confunden los deseos de cada uno de cambios o amputaciones a la carta con la realidad de defender la sustancia actuando con un m¨¦todo democr¨¢tico.
Dado que no se plantea una renegociaci¨®n ex novo sino una reconsideraci¨®n basada en el contenido del Tratado, con una presentaci¨®n destinada a despejar preocupaciones y temores, tiene sentido apoyar la iniciativa de la presidencia alemana de convocar una Conferencia Intergubernamental (CIG) con una hoja de ruta que contenga un mandato claro y preciso para lograr un acuerdo antes de fin de a?o, ratificar coordinadamente y dotar a la UE de fundamentos comunes renovados antes de las elecciones del Parlamento Europeo de 2009.
Nuestra propuesta constructiva para simplificar parte de distinguir lo propiamente constitucional, las partes I?, II? y IV? -un total de 140 art¨ªculos- elaboradas por la Convenci¨®n, de la III?, compuesta de 308. El primer bloque contiene los principios, valores, instituciones, la carta de derechos fundamentales (elaborada por la primera Convenci¨®n) y los procedimientos de revisi¨®n, que deben ser preservados. La parte III? es la refundici¨®n de los Tratados actuales sobre las pol¨ªticas, con mejoras, en particular el avance democr¨¢tico que supone pasar de 37 a 86 en las bases jur¨ªdicas para la codecisi¨®n. En una reconsideraci¨®n, se podr¨ªan contemplar enmiendas a los Tratados en vigor, buscando que no perder la claridad lograda por primera vez en la ordenaci¨®n. Adem¨¢s, una revisi¨®n de las pol¨ªticas permitir¨ªa dar respuesta a cuestiones importantes surgidas en el periodo de reflexi¨®n, como son el cambio clim¨¢tico, la solidaridad energ¨¦tica, la inmigraci¨®n, el modelo social europeo en un contexto de cambio demogr¨¢fico y globalizaci¨®n, el terrorismo, el di¨¢logo de civilizaciones, as¨ª como el refuerzo de la gobernanza econ¨®mica en la zona euro.
Puede parecer parad¨®jico que el Parlamento Europeo apoye la convocatoria de una Conferencia Intergubernamental sin demandar una nueva Convenci¨®n. No obstante, tiene l¨®gica si el planteamiento no supone una revisi¨®n en profundidad, aunque manifiesta su intenci¨®n de estar presente en la CIG, proponer f¨®rmulas de debate p¨²blico y apela a los Parlamentos nacionales, que participaron en la Convenci¨®n, a seguir vigilantes a sus Gobiernos. Ahora bien, hay que tener en cuenta que tras la Convenci¨®n, no es posible ya decidir el destino de los ciudadanos europeos a puerta cerrada. Por eso hay que mantener en esta revisi¨®n los principios b¨¢sicos de participaci¨®n parlamentaria, asociaci¨®n de la sociedad civil y plena transparencia.
El Consejo Europeo tiene la responsabilidad de explicar de modo p¨²blico las razones de todos y cada uno de los Estados Miembros para proceder a esta reconsideraci¨®n aplicando los principios b¨¢sicos de libertad, igualdad y fraternidad. Libertad porque no se puede imponer a nadie cosas que no est¨¢ en disposici¨®n de aceptar a pesar de haber firmado, por lo que el interesado debe plantear en qu¨¦ ¨¢mbitos se excluir¨ªa voluntariamente; igualdad porque todos los Estados deben poder incorporarse a las pol¨ªticas m¨¢s integradoras, como el euro o Schengen y fraternidad, porque encontrar una soluci¨®n al que tiene problemas no debe ser a costa de meterlos en propia casa cuando uno ha cumplido lo acordado.
La regla de oro para medir el ¨¦xito de la etapa que se abre ser¨¢ obtener un resultado aceptable para todos que en t¨¦rminos de democracia, transparencia y eficacia no desmerezca de lo logrado en el actual Tratado Constitucional ni reduzca los derechos de los ciudadanos contenidos en la Carta de Derechos Fundamentales. Para lograrlo, el mejor itinerario es retomar el m¨¦todo comunitario de debate y acuerdos frente al retroceso de los ego¨ªsmos particulares. El Tratado simplificado s¨®lo puede ser un Tratado + y no -.
Enrique Bar¨®n Crespo es eurodiputado socialista espa?ol. Elmar Brok es eurodiputado popular alem¨¢n.
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