El hombre del espantoso recuerdo

Primer d¨ªa de la octava legislatura y ¨²ltimo en el sill¨®n de portavoz socialista. Rafael Simancas, ya ex secretario general del PSM, vivi¨® ayer otro d¨ªa para recordar. Segu¨ªa desde su esca?o habitual la sesi¨®n de apertura de la Asamblea regional, pero en realidad no estaba all¨ª. Lo dec¨ªa su gesto cariacontecido, su porte derrumbado al acercarse a votar a la urna y, sobre todo, su silencio, esta vez tan elocuente.

Lo explic¨® ¨¦l mismo despu¨¦s de la sesi¨®n. Todo eran recuerdos y ni siquiera pens¨® en disimular el gesto. La sesi¨®n de constituci¨®n de la Asamblea de Madrid, con el nombramiento de los cargos de la Mesa, era en forma id¨¦ntica a aqu¨¦lla del tr¨¢gico 10 de junio de 2003 en la que Simancas acariciaba la presidencia de la Comunidad de Madrid. Al escuchar repetitivamente durante m¨¢s de hora y media la lista de nombres de los 120 diputados de la c¨¢mara, primero para anunciar su nombramiento, luego para llamarlos a jurar sus cargos y, por ¨²ltimo, para que acudieran a votar (por tres veces: presidencia, vicepresidencias y secretarios), no hab¨ªa manera de evadirse.

Las im¨¢genes se agolparon. Aquel d¨ªa en que faltaron los dos diputados socialistas, Eduardo Tamayo y Mar¨ªa Teresa S¨¢ez, los nombres de la traici¨®n marcan de tal modo la trayectoria pol¨ªtica del todav¨ªa diputado regional, que no pudo rechazarlas.

Simancas rememoraba y rememoraba. Primero c¨®mo la llamada a sus nombres no recib¨ªa respuesta aquel 10 de junio. Y c¨®mo el que entonces fue el presidente de la Mesa de Edad (el diputado mayor de la c¨¢mara), el socialista Carlos Westendorp le preguntaba con la mirada qu¨¦ hab¨ªa ocurrido, qu¨¦ se pod¨ªa hacer. Y las informaciones de que los tr¨¢nsfugas se dirig¨ªan a Antena 3 a dar una entrevista, y la sensaci¨®n de que todo estaba preparado y de c¨®mo todo era inexplicable y c¨®mo, cuando lleg¨® la explicaci¨®n, un jarro de agua fr¨ªa que a veces todav¨ªa se derrama. Como ayer, en memorias.

Pero no fue lo ¨²nico que record¨®. Entre las im¨¢genes que discurr¨ªan por la mente de Simancas, hab¨ªa muchos recuerdos de los ¨²ltimos a?os. De los miles de debates enfrentado a Esperanza Aguirre, lanzando argumentos de lado a lado de sus esca?os, de discursos aprendidos y de momentos m¨¢s dulces y otros muy amargos. De duro trabajo y, tambi¨¦n, de impotencia.

Sobre todo, explicaba Simancas, se le qued¨® el "regusto agrio" de saber que lo que se hace en la Asamblea no sale afuera. Que la pol¨ªtica local ha quedado sepultada por el discurso en clave nacional de los dirigentes populares. Y de que, al final, hab¨ªa inquilinos no buscados en su lista. "Por lo visto, el etarra De Juana Chaos iba de n¨²mero dos en mi candidatura", ironizaba.