El PP y el bulo
A los te¨®ricos de la conspiraci¨®n sobre los atentados del 11-M -los de dentro y los de fuera de la sala de audiencia- no les ha gustado nada la requisitoria del fiscal contra su forma de actuar. Pero el juicio no pod¨ªa concluir sin que quedara constancia p¨²blica de los intentos de instrumentaci¨®n del proceso y de deslegitimaci¨®n del poder judicial que han llevado a cabo los sectores pol¨ªticos y medi¨¢ticos que apostaron desde el principio por una autor¨ªa del atentado que conven¨ªa a sus intereses (o a sus pre-juicios), ahora desautorizados primero por la instrucci¨®n sumarial y luego por la vista oral. Y nadie mejor para hacerlo que el representante del Ministerio Fiscal, al que corresponde velar por la independencia de los tribunales, puesta en entredicho como nunca.
El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, no ha dicho nada que no haya sido visto por todos y denunciado por muchos: la escandalosa actuaci¨®n de acusaciones populares que se convirtieron en defensores de presuntos terroristas y no de sus v¨ªctimas; el empe?o en colar a ETA en el proceso, aunque fuera mediante pruebas falsas, como hacer pasar el temporizador de una lavadora por un detonador de los usados por la banda terrorista; y el gigantesco proceso paralelo montado en torno al sumario judicial, en el que ha valido todo para desacreditarlo, incluso el inmisericorde ataque personal contra el juez instructor, Juan del Olmo.
Era necesario que el fiscal jefe denunciara esa manipulaci¨®n en sede judicial y en defensa de una investigaci¨®n judicial a la que los te¨®ricos de la conspiraci¨®n no han dejado de atacar. En su obsesi¨®n por hacer coincidir sus sospechas, elucubraciones o meros inventos con lo sucedido en el 11-M, su objetivo ha sido destruir la verdad surgida de los hechos investigados y del an¨¢lisis contrastado y p¨²blico de las pruebas acumuladas: la ¨²nica que explica la realidad del atentado y da satisfacci¨®n a las v¨ªctimas.
Nada de lo investigado judicialmente encaja en el delirante rompecabezas dise?ado por esos te¨®ricos: ni ETA, su pieza esencial, ni las de repuesto que han ido colocando luego, ya se trate de la confluencia de organizaciones terroristas o de la conjura de servicios secretos de varios pa¨ªses. Con la traca final, verdaderamente reveladora de una llamativa falta de escr¨²pulos, de interpretar los fallos en el control y seguimiento del activismo yihadista como prueba de la existencia de una trama policial interesada en provocar la masacre. ?No ser¨ªa el momento de que el PP, que durante tanto tiempo prest¨® credibilidad a esa irresponsabilidad may¨²scula del bulo de la conspiraci¨®n, reconociera la realidad?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.