La metralleta Sterling de Zouhier
El abogado Antonio Garc¨ªa, de la asociaci¨®n 11-M Afectados de Terrorismo, indag¨® en el lado oscuro (muy oscuro) de Raf¨¢ Zouhier. Y lo expuso al Tribunal mientras el aludido, con grandes aspavientos, negaba a la c¨¢mara que retransmite el juicio.
As¨ª sucede en un juicio con televisi¨®n.
Garc¨ªa relat¨® c¨®mo Zouhier, en sus tiempos de traficante de armas y mat¨®n de locales nocturnos, hab¨ªa llegado a esperar, dentro de un coche, con algo envuelto en una toalla, a que saliera alguien de una discoteca para dispararle. Para ello iba a usar lo que llevaba envuelto: una ametralladora de marca Sterling.
Por cierto: una metralleta similar a la que empu?aba el terrorista enmascarado que reivindic¨® el atentado en el v¨ªdeo que se deposit¨® el 13 de marzo en una papelera de una calle cercana a la mezquita de la M-30 de Madrid.
Tambi¨¦n eran metralletas Sterling las encontradas por la polic¨ªa en el piso de Legan¨¦s despu¨¦s de que los miembros de la c¨¦lula se suicidaran con un cintur¨®n de dinamita abrochado al cuerpo.
Garc¨ªa prosigui¨® su descripci¨®n de Zouhier. Y ¨¦ste sigui¨® poniendo cara de pasmo y saliendo por la televisi¨®n con la boca muy abierta por el asombro. Seg¨²n el abogado, Zouhier intent¨® poner un coche bomba en la puerta de una discoteca para cobrar unas deudas. Lo calific¨® como de "asesino a sueldo en potencia".
Zouhier negaba con los brazos desde el centro del habit¨¢culo blindado, intentando que la c¨¢mara se fijara en ¨¦l.
El abogado no par¨® ah¨ª. No par¨® en ¨¦l. Fue recorriendo uno a uno a todos los integrantes de la denominada trama asturiana (los acusados de procurar la dinamita que explot¨® en los trenes).
E incidi¨® en Javier Gonz¨¢lez, El Dinamita, absuelto por la fiscal¨ªa y para el que este abogado pide c¨¢rcel. Lo calific¨® de "lugarteniente" de Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras, el acusado de vender los explosivos. Al o¨ªr el calificativo, Gonz¨¢lez se ech¨® las manos a la cabeza. Al verse en la pantalla de televisi¨®n, alarg¨® el gesto.
Garc¨ªa acab¨® con Trashorras. Record¨® que la madrugada del 28 de febrero de 2004 se acerc¨® a la mina Conchita acompa?ando a tres miembros de la c¨¦lula yihadista a fin de entregarles la dinamita. Y que al volverse, antes de montarse en los coches, le dijo a Jamal Ahmidan, el jefe operativo del grupo: "No te olvides de los clavos y los tornillos".
"Y eso", recalc¨® Garc¨ªa, "no es para robar joyer¨ªas. Eso es la metralla. As¨ª que ¨¦l [Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras] sab¨ªa para qu¨¦ se iba a utilizar lo que acababa de vender".
Trashorras sali¨® entonces en la pantalla de la sala. Pero ¨¦l no se inmut¨®. No gesticul¨®. Sigui¨® roy¨¦ndose las u?as, meti¨¦ndose el dedo en la nariz, mirando con meticulosidad enfermiza el metro cuadrado que tiene delante de ¨¦l como el que observa el vac¨ªo.
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