Bases comunes frente al terror
Desde hace diez d¨ªas, miles de familias viven angustiadas. Muchos esperan con temor lo que pueda suceder a sus allegados al salir de casa o a su regreso. En palabras de Blas de Otero, "nos expondremos todos a ser trizados ?zas! por una bala". ETA vuelve a poner en el escenario lo que es consustancial a una organizaci¨®n terrorista: atemorizar a una sociedad democr¨¢tica para conseguir mediante la imposici¨®n totalitaria lo que los votos no dan. Su herramienta es el terror; su caldo de cultivo, la crispaci¨®n y la fractura social y pol¨ªtica; y su objetivo, la desestabilizaci¨®n del sistema, de forma que, en un deterioro del r¨¦gimen de libertades, pueda aparecer ante determinados sectores como vanguardia revolucionaria defensora de no s¨¦ qu¨¦ derechos. En definitiva, la reedici¨®n del "cuanto peor, mejor".
Una ETA operativamente m¨¢s d¨¦bil, y social y pol¨ªticamente con menos apoyos que nunca a lo largo de su historia, ha visto en la brecha pol¨ªtica abierta la veta que le pod¨ªa dar una capacidad de desestabilizaci¨®n que desde los tiempos de la transici¨®n no hab¨ªa tenido. En definitiva, ha elevado su propia capacidad negociadora a lo largo del proceso de paz, consciente de que una ruptura de la v¨ªa abierta en 2005 dejaba un gobierno al pie de los caballos, y una sociedad espa?ola con un clima que en algunos ¨¢mbitos se acercar¨ªa al guerracivilismo. Imaginemos por un momento las consecuencias que un atentado contra un cargo p¨²blico de determinada fuerza pol¨ªtica generar¨ªa en el clima pol¨ªtico y social.
Los peores augurios se han cumplido y, desde el d¨ªa 5 de junio, el paso siguiente est¨¢ incluso anunciado. Desde la legitimidad de haber apostado por un consenso b¨¢sico sobre la pol¨ªtica contra el terrorismo desde el pasado mes de enero -y de haber mantenido a lo largo del proceso de paz una posici¨®n alejada de intereses partidistas y cortoplacistas que mis propios adversarios pol¨ªticos reconocen-, me atrevo a pedir un esfuerzo al conjunto de los responsables pol¨ªticos para que podamos alcanzar un acuerdo b¨¢sico en torno a esta cuesti¨®n. Soy posiblemente el dirigente pol¨ªtico que menos r¨¦dito puede obtener manteniendo esta posici¨®n y, quiz¨¢, uno de los que m¨¢s costes de todo tipo puedan tener por liderar este discurso. Pero tanto el tiempo que vivimos como, sobre todo, el que nos puede tocar vivir en el corto plazo, nos obligan a una responsabilidad ¨¦tica y pol¨ªtica respecto a nuestros ciudadanos y ante el futuro del conjunto de la sociedad.
Apuesto por que los representantes pol¨ªticos salgamos del impasse, y tomemos la iniciativa para llegar a un acuerdo de m¨ªnimos que nos permita sacar el tema de la violencia y el terrorismo del debate partidista, asegurando un discurso compartido en favor de la paz. Las bases m¨ªnimas deber¨ªan incluir: acuerdos entre partidos sobre condena del terrorismo; apoyo a los mecanismos policiales para hacer frente al mismo; solidaridad y apoyo a las v¨ªctimas sin utilizaciones partidistas; la deslegitimaci¨®n social del discurso del terrorismo y de los que lo justifican, diciendo claramente que la violencia no es derivada natural de problemas pol¨ªticos existentes y que el futuro pol¨ªtico de Euskadi no se puede negociar con ETA; y aplicaci¨®n de los mecanismos del Estado de derecho sin pol¨ªticas de excepci¨®n y con respeto escrupuloso de los derechos humanos, acotando la apuesta por un cierre dialogado s¨®lo cuando haya condiciones para ello. Es decir, cuando haya voluntad inequ¨ªvoca de querer poner fin de forma definitiva a la violencia. Circunstancia que no concurre de ninguna manera al d¨ªa de hoy.
La labor operativa policial, junto a la cooperaci¨®n internacional, puede debilitar de forma importante a ETA, pero la erosi¨®n mediante la deslegitimaci¨®n social de su discurso totalitario es clave. S¨®lo puede llevarse a cabo desde la asunci¨®n por parte de todos de nuestra correspondiente cuota en la defensa de la democracia y las libertades. Esto no significa que los partidos debamos renunciar a desarrollar nuestras propias pol¨ªticas, ni tampoco al contraste de ideas y de proyectos que en una democracia refuerzan el marco de libertades. Ni tampoco que se utilice la cooperaci¨®n contra ETA para limitar el autogobierno vasco. Significa simplemente que todos renunciamos a utilizar a ETA, su violencia cruel y su juego perverso en nuestros leg¨ªtimos debates partidistas. Y que estamos prestos a trabajar de forma conjunta y prioritaria en su erradicaci¨®n.
Deslegitimarlos es tambi¨¦n decir que de ellos nos separan los medios, pero sobre todo nos aleja el modelo de pa¨ªs y de sociedad que quieren. En la Euskadi a la que yo aspiro, y por la que leg¨ªtimamente continuar¨¦ trabajando, no hay sitio para la intolerancia y uniformidad alcanzada mediante la imposici¨®n. Y nunca aceptar¨¦ que el m¨¢s m¨ªnimo avance en el autogobierno de mi pa¨ªs est¨¦ vinculado a la presi¨®n de la violencia.
Este es desde mi punto de vista el camino m¨¢s s¨®lido para la soluci¨®n. Con incertidumbres, evidentemente, pero con estrategias claras. Sin voluntarismos. El hecho de que cumplamos con nuestra responsabilidad hist¨®rica y nuestra tarea de deslegitimaci¨®n no asegura que ETA no vuelva a matar. Pero su enquistamiento y su progresiva totalitarizaci¨®n llevar¨¢n a su mundo hacia una implosi¨®n. Una explosi¨®n hacia dentro. El d¨ªa que esto suceda -antes de lo que creemos- nos ocurrir¨¢ como con la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn. Pensaremos en c¨®mo no lo hab¨ªamos percibido con lo evidente que era. Y cada d¨ªa que pase aumentar¨¢ la probabilidad de que ese agujero negro absorba el proyecto pol¨ªtico de la izquierda radical, absolutamente anulado y plegado ante el totalitarismo de la violencia.
Por mi parte, s¨®lo recordarles las palabras con las que el todav¨ªa diputado Jos¨¦ Antonio Agirre, seis d¨ªas antes de ser elegido lehendakari, cerraba su discurso del 1 de octubre de 1936 en el Congreso. Sentencia que hoy tiene m¨¢s validez que nunca: "Os decimos con entera lealtad: hasta vencer al fascismo, el patriotismo vasco, el nacionalismo vasco, seguir¨¢ firme en su puesto".
Josu Jon Imaz es presidente de EBB de EAJ-PNV.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.