Socialismo del siglo XXI
A diferencia de lo que ocurre en otros pa¨ªses, donde la prensa escrita pierde lectores y publicidad, y por lo mismo se empobrece, en Brasil parece gozar de muy buena salud. Es la impresi¨®n que saco de una intensa semana pasada en ese pa¨ªs, en R¨ªo de Janeiro y S?o Paulo (con una r¨¢pida escapada al peque?o para¨ªso de Buzios), en la que, fiel a mi vocaci¨®n inveterada de lector de peri¨®dicos, me he desayunado cada d¨ªa sumergido en las abundantes p¨¢ginas de O Globo, O Estado de S?o Paulo y A Folha de S?o Paulo, los tres principales diarios del pa¨ªs.
Excelentes, los tres. Bien escritos y mejor diagramados, con una rica informaci¨®n local e internacional, buenos columnistas, escaso amarillismo y m¨ªnima chismograf¨ªa. Lo ¨²nico lamentable es el poco espacio dedicado a la cultura de que adolecen los tres, pero ya sabemos que eso es, hoy, una enfermedad planetaria.
La prensa brasile?a, escrita y audiovisual, ha reaccionado con gran energ¨ªa, condenando de manera sever¨ªsima el cierre de Radio Caracas Televisi¨®n por el aprendiz de dictador venezolano, comandante Hugo Ch¨¢vez. Hasta el Senado brasile?o hizo lo mismo en un gesto que lo enaltece, sobre todo considerando los remilgos y silencios cobardes de los otros parlamentos latinoamericanos frente al atropello cometido por Ch¨¢vez en su designio de acabar con el pluralismo informativo y la libertad de expresi¨®n en Venezuela. Penoso, eso s¨ª, el apoyo que recibi¨® Ch¨¢vez del Presidente Lula, quien justific¨® la clausura de RCTV, para no desencadenar las iras del caudillo venezolano, por lo que, afortunadamente, ha recibido de la prensa brasile?a muchas y muy justas recriminaciones. Por lo dem¨¢s, no existe el menor peligro de que Lula imite a Hugo Ch¨¢vez: aunque le mande besos volados y simule a veces apoyarlo, su pol¨ªtica est¨¢ en las ant¨ªpodas del estatismo y el colectivismo econ¨®mico que el destemplado comandante aplica en su pa¨ªs, decidido por lo visto a producir en Venezuela una cat¨¢strofe econ¨®mica e institucional semejante a la que caus¨® en el Per¨² el general Juan Velasco Alvarado, otro de los mentores y modelos de Hugo Ch¨¢vez, adem¨¢s de Fidel Castro.
Lula ha optado por un socialismo moderno, a la europea, es decir por un socialismo que de tal s¨®lo tiene el nombre, pues apoya la inversi¨®n extranjera y el mercado, la apertura econ¨®mica y la empresa privada y por eso los empresarios brasile?os est¨¢n felices con ¨¦l: saben que sus declaraciones espor¨¢dicas de simpat¨ªa hacia Ch¨¢vez son meras concesiones ret¨®ricas a la izquierda radical para tratar de aplacarla, sin el menor ¨¦xito por lo dem¨¢s, pues ¨¦sta lo ataca ya como un traidor a la revoluci¨®n. Vaya paradojas del tiempo en que vivimos: Lula, campe¨®n del capitalismo para una derecha econ¨®mica brasile?a que ve en el antiguo sindicalista la mejor defensa contra el "socialismo del siglo XXI" que propone Hugo Ch¨¢vez.
El ¨²ltimo n¨²mero del semanario Veja -que tira un mill¨®n doscientos mil ejemplares de cada n¨²mero- contiene una excelente investigaci¨®n realizada por la revista sobre este "socialismo del siglo XXI" que se ha inventado el comandante Hugo Ch¨¢vez y que, a golpe de petrod¨®lares, se empe?a en diseminar por toda la regi¨®n. El reportaje, que firma el periodista Duda Teixeira quien ha verificado sus datos sobre el terreno, no tiene desperdicio. Algunos ejemplos muestran la velocidad y obscenidad con que los m¨¢s estrechos colaboradores pol¨ªticos del caudillo-paracaidista se han enriquecido en el poder. El psiquiatra Jorge Rodr¨ªguez, vicepresidente nombrado por Ch¨¢vez, es due?o de un lujoso hotel, en la isla Margarita, el principal balneario del pa¨ªs. Ad¨¢n Ch¨¢vez, hermano del presidente y ministro de Educaci¨®n, es due?o de una empresa propietaria de 1.600 camiones y barcos de pesca, y don Eudomario Carrujo, director financiero de la poderosa PDVSA, la compa?¨ªa petrolera estatal, posee una flota privada de quince autom¨®viles de lujo, entre ellos un Hummer H2, que vale cien mil d¨®lares. Este ¨²ltimo veh¨ªculo es el preferido de los funcionarioschavistas, seg¨²n confesaron a Veja los distribuidores de autom¨®viles en Caracas. Y uno de los principales corifeos del "socialismo del siglo XXI", el gobernador chavista de Carabobo, Luis Acosta Carlez, lo proclam¨® en la televisi¨®n sin el menor rubor: "?Por qu¨¦ nosotros, los revolucionarios, no tendr¨ªamos el derecho de tener una camioneta Hummer H2" En efecto ?por qu¨¦ no? ?Acaso el Presidente Brejnev, de la URSS, no ten¨ªa el hobby de coleccionar Mercedes Benz?
No s¨®lo los coches de lujo son una de las debilidades de la actual nomenclatura venezolana. Otra es Miami y sus shopping centers, cabarets y hoteles de lujo. En esto, dice el periodista de Veja, con mucha gracia, Hugo Ch¨¢vez ha conseguido igualar ya a su h¨¦roe ep¨®nimo Fidel Castro: como los cubanos, todos los venezolanos sue?an ahora con escapar a los Estados Unidos. La diferencia est¨¢ en que los altos funcionaros chavistas s¨ª pueden hacerlo. Como no est¨¢ bien visto que vayan a gastarse sus petrod¨®lares en el imperio contra el que su jefe y caudillo despotrica d¨ªa y noche, se valen de picard¨ªas y piller¨ªas que el informe de Veja refiere con lujo de detalles. Como tener dos pasaportes -uno s¨®lo para los viajes a Estados Unidos- o arrancar las p¨¢ginas con los sellos de entrada al infierno imperialista.
El "socialismo del siglo XXI" consiste tambi¨¦n en un desaforado mercantilismo. En la Venezuela de hoy se puede ser -todav¨ªa- un exitoso capitalista, a condici¨®n de ser un chavista servil. Como la transparencia se evapor¨® con la instalaci¨®n del r¨¦gimen, las concesiones, licitaciones y contratos estatales se otorgan a dedo, y, algunas veces, mediante subastas o concursos ama?ados. El criterio pol¨ªtico prevalece siempre, de acuerdo a la antigua ley de hierro de las dictaduras tercermundistas: "Para los amigos, todos los favores; para los enemigos, la ley".
Como, gracias a la pol¨ªtica chavista, la producci¨®n industrial se desplom¨®, la importaci¨®n de art¨ªculos de primera necesidad es hoy un excelente negocio. Pero, para conseguir los d¨®lares necesarios, el importador debe estar en muy buenas relaciones con el Gobierno, pues para eso mismo se estableci¨® el control de cambios, instrumento de coerci¨®n y de soborno tradicional de los gobiernos "nacionalistas" latinoamericanos.
El reportaje de Veja, pese a la pavorosa realidad de corrupci¨®n, amiguismo, demagogia y autoritarismo que describe, no es totalmente pesimista. Por una parte, confirma algo que yo sospechaba, al ver la valerosa manera como la oposici¨®n venezolana se moviliz¨® contra el cierre de Radio Caracas Televisi¨®n. Que, esta vez, el caudillo venezolano ha dado un paso en falso y el pueblo venezolano ha comenzado a abrir los ojos frente al monstruo que ha creado, dando su confianza y sus votos a un demagogo que puede llevar el pa¨ªs a la ruina y a una dictadura totalitaria. Las encuestas que transcribe Veja del Instituto Hinterlaces, de Caracas, son elocuentes: 78% de los venezolanos reprueban el anti-norteamericanismo de Ch¨¢vez; 85% condenan el financiamiento pol¨ªtico a otros pa¨ªses; 86% no quieren un socialismo a la cubana y el 86% est¨¢n contra la confiscaci¨®n de propiedades privadas. M¨¢s a¨²n: el cuarenta por ciento de los venezolanos que votaron por Ch¨¢vez en las elecciones de diciembre pasado declaran que hoy votar¨ªan contra ¨¦l.
Todav¨ªa hay, pues, esperanzas para Venezuela. Y podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que el "socialismo del siglo XXI", hechura del espad¨®n matonesco pasar¨¢ pronto, como una patra?a m¨¢s, de esas dictaduras esperp¨¦nticas de que est¨¢ constelada la historia latinoamericana.
?Qu¨¦ llev¨® a millones de venezolanos a votar tantas veces en los ¨²ltimos a?os a favor de Hugo Ch¨¢vez? La corrupci¨®n que corro¨ªa a la democracia y la incapacidad de ¨¦sta para reducir la pobreza y las inicuas desigualdades sociales. Pero, en vez de optar por una alternativa libertadora, se pusieron la soga al cuello apoyando una pol¨ªtica que ha triplicado en cinco a?os la criminalidad en el pa¨ªs, disparado la inflaci¨®n, derrocha los recursos p¨²blicos financiando el extremismo marxista en todo el continente y manteniendo vivo al semi cad¨¢ver cubano. Pero, sobre todo, a un r¨¦gimen que ha a?adido nuevas y m¨¢s perniciosas formas de corrupci¨®n a las varias que el pa¨ªs arrastraba. Ahora, el comandante Ch¨¢vez sabe que su impopularidad crece cada d¨ªa y por eso se apresura a cerrar los escasos espacios que quedan en Venezuela para denunciar sus atropellos. Lo ocurrido con RCTV es s¨®lo el comienzo de un proceso que, como en Cuba, acabar¨¢ por poner todos los medios de comunicaci¨®n venezolanos bajo el control del Estado, salvo, tal vez, dos o tres excepciones, empresas supuestamente independientes -parece ser el caso de Venevisi¨®n a juzgar por su ominoso silencio frente a la clausura de RTCV- para mantener la farsa del pluralismo informativo. Pero, a juzgar por la gallarda reacci¨®n que esta medida ha provocado en el medio estudiantil y popular que antes apoyaba al r¨¦gimen, este episodio podr¨ªa ser tambi¨¦n el principio del fin de la revoluci¨®n chavista.
? Mario Vargas Llosa, 2007. ? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El Pa¨ªs, SL, 2007
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