Funde en negro

Resulta que el programa m¨¢s comentado, columneado y discutido de la semana no pertenece al reino del aud¨ªmetro espa?ol. Fue el final de serie de Los Soprano, que no se estrenar¨¢ aqu¨ª hasta finales de 2008 y s¨®lo lograron ver esos telefrikis indomables del p2p que ahora persigue la SGAE con la misma sa?a que hace un par de temporadas cazaba a los sin papeles negros del top manta. Es m¨¢s, las im¨¢genes televisivas m¨¢s comentadas en columnas, blogs o webs resulta tambi¨¦n que ni siquiera eran im¨¢genes: era un fundido en negro que funcionaba como en realidad funciona el punto y final en esas buenas narraciones todav¨ªa no sometidas a la tiran¨ªa del happy end.

Convertir un fundido en negro en un acontecimiento narrativo planetario no s¨®lo es una genialidad m¨¢s de David Chase, que siempre fue un maestro en el arte de concluir episodios (siempre recordar¨¦ aquel final de un cap¨ªtulo de la cuarta temporada, con un Tony Soprano estresado viendo en la tele aquella memorable secuencia musical de R¨ªo Bravo en la que Dean Martin, acompa?ado de Ricky Nelson, entona en la prisi¨®n aquello de "mi rifle, mi caballo y yo"); sobre todo es la demostraci¨®n m¨¢s evidente de que las series actuales, hoy por hoy, son esa nueva narrativa en la que se habla, se reconoce y se sincroniza el globo, como en otros tiempos, ay, lo fueron la novela y el cine.

Mientras tanto, el problema de Matthew Perry, jefe de guionistas de Studio 60, otra genialidad, se enfrentaba al problema de incluir en su equipo de negros o gagman a sueldo a un negro propiamente dicho y no s¨®lo por razones pol¨ªticamente correctas.

Y hablando de fundidos en negro, guionistas de color y auto-iron¨ªa racial, no olvidemos tampoco unas declaraciones del gran Etoo. Durante la semana de los maletines, en una rueda de prensa promocional y luego de dejarse arrastrar por su siempre divertido, simb¨®lico e incontenible verbo camerun¨¦s (el mejor gagman de la Liga), concluy¨® como concluyeron Los Soprano: "Y dicho esto, ahora me fundo en negro".