'Quina llauna!'
Hasta el 15 de julio, el Museo de Badalona exhibe una exposici¨®n que es un modelo de buen hacer, sensibilidad y arraigo al lugar que la hospeda. Llaunes d'abans. Te'n recordes? es una amplia colecci¨®n de latas de conserva, carteles publicitarios, cajas medicinales y para toda clase de productos dom¨¦sticos salidas de la f¨¢brica de Gottardo de Andreis, un genov¨¦s de Sampierdarena que en 1905 puso sucursal de su empresa de cromolitograf¨ªas en el cruce de las calles de Moss¨¨n Anton e Ind¨²stria, al otro lado de la v¨ªa de la f¨¢brica de An¨ªs del Mono, con la que el italiano manten¨ªa probablemente relaciones comerciales (tuvo tambi¨¦n negocio en Marsella, un tri¨¢ngulo formidable, como demuestra Roberto Saviano en su valiente libro Gomorra).
El edificio, restaurado en 1986 por Enric Miralles y Carme Pin¨®s y premiado por el FAD, alberga hoy el instituto de bachillerato La Llauna, que es como popularmente fue nombrado el establecimiento. Obra del prol¨ªfico arquitecto modernista Joan Amig¨® i Barriga (Badalona, 1875-1958), autor de otras f¨¢bricas y de preciosas mansiones para la burgues¨ªa de la ¨¦poca esparcidas por toda la ciudad, el edificio es claramente de inspiraci¨®n Sezessionstil, quiero imaginar que porque De Andreis estaba m¨¢s familiarizado con esa tendencia art¨ªstica vienesa y por ende del norte de Italia que con el recargado ornamentalismo patrocinado por la derivaci¨®n catalana del movimiento. En cualquier caso, el terreno que encontr¨® el empresario estaba abonado para que su negocio floreciera: el grafismo como arte suntuario -excelente el art¨ªculo del cat¨¢logo del sabio del dise?o industrial Enric Satu¨¦, as¨ª como los textos de N¨²ria Sadurn¨ª- ten¨ªa aqu¨ª muy buenos profesionales.
La historia de G. De Andreis Metalgraf Espa?ola, que es como pas¨® a denominarse la empresa a partir de 1919 y que acab¨® por cerrar en 1980 por inadaptaci¨®n a las tecnolog¨ªas del pl¨¢stico, es apasionante. Estuvo en el epicentro del pistolerismo de la d¨¦cada de los a?os veinte y en 1930 mantuvo una gran huelga -la plantilla era por entonces de 1.300 trabajadores- durante la cual fue asesinado Ramon Bonjorn a manos del sindicato de la patronal, vengado al a?o siguiente por un tiro en la nuca al encargado de secci¨®n Gonzalo Gonz¨¢lez. Durante la guerra, la empresa fue colectivizada. En el museo se proyecta En la brecha, una pel¨ªcula rodada por la CNT en 1937 en la que se ve una concentraci¨®n de camiones ante el edificio de sindicatos de la Via Laietana, entre ellos uno de la empresa de Andreis marcado con el r¨®tulo Consejo de Empresa. La posterior es ya una historia de lenta decadencia agravada por la crisis del petr¨®leo.
La exposici¨®n es acertada incluso en el t¨ªtulo, ese Te'n recordes que apela directamente a la magdalena proustiana del visitante, m¨¢s all¨¢ o m¨¢s ac¨¢ de la ¨¦pica social badalonesa. Y ah¨ª estaba, en efecto, el pote de Phoscao de mi abuela que no hab¨ªa vuelto a ver. El Phoscao era un reconstituyente a base de cereal, cacao y f¨®sforo que mi abuela consum¨ªa todas las ma?anas, pongamos hasta mediados de los a?os sesenta, mezclado con leche y abundantes torreznos. El poder evocador de estos peque?os objetos familiares es extraordinario. Toda casa guarda memoria de una caja de galletas, una hucha o un peque?o cofre que tras el agasajo inicial que supuso acab¨® guardando objetos humildes como el hilo y los botones, el material el¨¦ctrico y los tornillos y las tuercas, o el arroz, la harina y el az¨²car. Eran rastros de c¨®mo la publicidad se colaba en los hogares antes de la era audiovisual.
Una de las colecciones de chapas de la exposici¨®n est¨¢ dedicada a retratar hombres ilustres, entre ellos Edison y Marconi, iniciadores de un progreso que terminar¨ªa sentenciando esa publicidad de lat¨®n. No me resisto a transcribir el anuncio sobre chapa esmaltada del anisado El Gordo: "Los sanos, los tuertos, los calvos, los cojos / todos beben anisado marca El Gordo / y lo beben con fervor / y con insistencia loca / que de Navidad 'El Gordo' / al que m¨¢s le bebe toca". Aparte el le¨ªsmo, un gran texto, qu¨¦ duda cabe.
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