La salida de Jupp¨¦ plantea problemas a Sarkozy para cambiar el Gobierno
El presidente franc¨¦s se desprende del ¨²ltimo heredero de Chirac
El mediocre resultado obtenido el domingo por la derecha gubernamental en la segunda vuelta de las legislativas, por m¨¢s que se traduzca en una holgada mayor¨ªa en la Asamblea Nacional, ha evidenciado los l¨ªmites que los franceses le han puesto al poder del presidente Nicolas Sarkozy. La derrota del n¨²mero dos del Gobierno, Alain Jupp¨¦, en su circunscripci¨®n de Burdeos, se convirti¨® ayer en el emblema de este frenazo, en tanto que fuerza una remodelaci¨®n del Ejecutivo y el replanteamiento del ambicioso superministerio de Ecolog¨ªa y Desarrollo Sostenible, creado en torno del que fuera delf¨ªn del ex presidente Jacques Chirac.
Jupp¨¦ no escond¨ªa ayer su irritaci¨®n y su malhumor. Por la ma?ana, en Burdeos, en la inauguraci¨®n de la gran feria vin¨ªcola anual, se dirigi¨® agresivamente a los periodistas que le preguntaban sobre los resultados de los comicios dici¨¦ndoles: "Estar¨ªais contentos si reventara". Luego viaj¨® a Par¨ªs y acudi¨® al palacio del El¨ªseo para presentar su dimisi¨®n al presidente Sarkozy, tal y como hab¨ªa establecido el primer ministro, Fran?ois Fillon, al exigir que los ministros que se presentaran a las legislativas y no obtuvieran un esca?o deber¨ªan abandonar el Ejecutivo.
Fillon, por su parte, se present¨® en la residencia del jefe del Estado para cumplir con la tradici¨®n de presentar la renuncia del Gobierno al presidente de la Rep¨²blica, vestigio de los tiempos en que el mandato presidencial duraba siete a?os y los Gobiernos, cinco, si no hab¨ªa disoluci¨®n. Seg¨²n el El¨ªseo, Sarkozy le encarg¨® que "forme un nuevo Gobierno". Pero lo que en principio iba a ser una simple formalidad, con el nombramiento de los secretarios de Estado que faltaban para completar el equipo gubernamental, se convirti¨® en un rompecabezas sobre cuya soluci¨®n surgieron innumerables rumores. Hoy se conocer¨¢ la respuesta.
El nombre que m¨¢s se barajaba para sustituir a Jupp¨¦ era el de Michel Barnier, ex comisario europeo, ex titular de Exteriores y antiguo ministro de Ecolog¨ªa; un pol¨ªtico de peso que qued¨® inesperadamente fuera del primer Gobierno de Sarkozy, y cuya llegada tendr¨ªa adem¨¢s un efecto simb¨®lico en cuanto que supondr¨ªa el final de la influencia chiraquista, ya que Barnier ha sido uno de los m¨¢s duros cr¨ªticos del anterior presidente.
Otro de los nombres que se barajaban era el del titular de Econom¨ªa y Trabajo, Jean Louis Borloo, precisamente el hombre cuya ingenuidad proporcion¨® a los socialistas el arma con la que frenaron el domingo la ola azul -el color de la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP)-. La noche despu¨¦s de la primera vuelta, el ex primer ministro socialista Laurent Fabius pidi¨® a Borloo que le prometiera que el Gobierno "no iba a subir el IVA". Sorprendentemente, ¨¦ste le respondi¨® que era un tema que el Gobierno estaba estudiando. La izquierda acababa de recibir el arma para iniciar su contraataque.
Y para insistir en la apertura a la izquierda, algunos mencionaban al ex ministro de Exteriores socialista Hubert V¨¦drine, dado que Sarkozy le hab¨ªa ofrecido la cartera que fue a parar a Bernard Kouchner. La derrota de Jupp¨¦ tiene tambi¨¦n un componente que muestra la creciente animadversi¨®n a lo que se conoce como acumulaci¨®n de mandatos, a una cierta bulimia de poder. Cuando Chirac gan¨® la presidencial en 2002, encarg¨® a Jupp¨¦ la creaci¨®n de la UMP, el gran partido de la derecha que deb¨ªa servirle para sucederle en el El¨ªseo. Poco despu¨¦s, sin embargo, Jupp¨¦ era condenado por un tribunal por financiaci¨®n ilegal de partidos, cuando Chirac era alcalde de Par¨ªs.
La condena llevaba consigo la inhabilitaci¨®n para ocupar cargos p¨²blicos. Jupp¨¦ abandon¨® el partido, su esca?o y la alcald¨ªa de Burdeos. Se tom¨® un a?o sab¨¢tico en una universidad de Quebec. El verano pasado volvi¨®. Lo primero que hizo fue forzar unas elecciones anticipadas en Burdeos y reconquistar la alcald¨ªa. Luego se subi¨® al barco sarkozysta y ahora quer¨ªa recuperar su esca?o. Un paso de m¨¢s. Probablemente abandone la pol¨ªtica.
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