El AVE y la Sagrada Familia
El trazado del t¨²nel para el AVE -una pieza tambi¨¦n integrada en el sistema ferroviario de Cercan¨ªas- se ha convertido en tema de una discusi¨®n demasiado repleta de prejuicios y contaminaciones, alejada a menudo de la realidad, sin apoyos informativos suficientes, ampliada con exabruptos y exageraciones esperp¨¦nticas que se suelen utilizar como recursos de propaganda partidista. El panorama empeora, si cabe, cuando se a?aden temas que atacan f¨¢cilmente la sensibilidad colectiva. Por ejemplo, la alarma que han divulgado apasionadamente los mismos responsables de la continuaci¨®n del templo de la Sagrada Familia. Seg¨²n ellos, el proyectado t¨²nel amenaza con causar grandes desperfectos -se supone, incluso, el hundimiento, seg¨²n la versi¨®n m¨¢s apasionada- en la parte de obra cercana a la calle de Mallorca, precisamente la que ahora se est¨¢ realizando. Y los barceloneses nos hemos puesto a discutir ese tema sin tener informaci¨®n suficiente, no s¨®lo sobre el trascendente valor urbano y funcional del t¨²nel o sobre los problemas t¨¦cnicos espec¨ªficos, sino sobre el proceso y la gesti¨®n. Hay que recordar que la obra de la que Gaud¨ª es realmente autor se reduce a la fachada del Nacimiento y a una parte del ¨¢bside y que el resto corresponde a un proyecto hecho por t¨¦cnicos solventes en ¨¦poca reciente, inspir¨¢ndose -con acierto y con errores- en los escas¨ªsimos esquemas que se conservan del maestro. No es ¨¦ste el momento de volver a discutir si esa imitaci¨®n gaudiniana es v¨¢lida culturalmente, socialmente e incluso desde el punto de vista de la pr¨¢ctica religiosa ciudadana. Pero lo que es indiscutible es que los arquitectos que la proyectan, dirigen y controlan son profesionales de una evidente solvencia, grandes expertos en estructuras edificatorias. Se puede pensar que el sector construido por Gaud¨ª, hace casi 100 a?os, no ofrece las garant¨ªas de las nuevas tecnolog¨ªas ni, quiz¨¢, est¨¦ preparado para soportar la proximidad de una obra p¨²blica de la envergadura del t¨²nel, seguramente impensable hace 100 a?os. Pero no puede ser que una obra reciente que alardea de tecnolog¨ªa moderna est¨¦ concebida y realizada tan mal como para que no soporte una obra p¨²blica en la calle adyacente, una obra habitual en todas las grandes ciudades. Es dif¨ªcil pensar que unos arquitectos actuales, prestigiosos y experimentados, hayan construido -o est¨¦n construyendo- un gran monumento de piedra y hormig¨®n sin unos cimientos adecuados que no hipotequen las obras de los vecinos. Si fuera as¨ª, habr¨ªa que empezar reclamando responsabilidades a esos arquitectos y a los responsables del encargo.
Todo el mundo sabe lo complicado que es lograr hoy una licencia municipal de edificaci¨®n porque las normativas plantean una gran complejidad de requerimientos urban¨ªsticos, ambientales, constructivos, de seguridad, etc¨¦tera. Y tengo entendido que la obra de la Sagrada Familia no tiene los permisos municipales que se exigen a cualquier nueva edificaci¨®n por modesta que sea. La excusa de ser un monumento de gran ¨¦xito tur¨ªstico no justifica esa situaci¨®n an¨®mala. Quiz¨¢, si el proyecto de la Sagrada Familia hubiera pasado los tr¨¢mites normativos se le habr¨ªa exigido a tiempo unas garant¨ªas en la calidad de la cimentaci¨®n y de la estructura y ahora el problema del paso del t¨²nel se evaluar¨ªa de manera distinta.
La presumible ausencia de una correcta licencia municipal no es s¨®lo un problema administrativo -sin duda subsanable-, sino la demostraci¨®n de una falta de control por parte del Ayuntamiento en temas de importancia evidente. Y no se trata s¨®lo del problema constructivo. Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que discutir la licencia urban¨ªstica y ambiental. Parece que el templo se propone ocupar parte de la calle de Mallorca y saltar sobre la manzana vecina. Espero que antes de que esto ocurra se abrir¨¢ un di¨¢logo p¨²blico y el Ayuntamiento proceder¨¢ a aprobar un proyecto urbano que no sea s¨®lo una timorata participaci¨®n administrativa al gran monumento, sino la respuesta a unas necesidades reales de este sector de ciudad. Espero que no ocurra lo peor: que despu¨¦s de desbaratar el proyecto del t¨²nel, la Sagrada Familia nos intercepte definitivamente la calle de Mallorca, porque ser¨ªa, otra vez, menospreciar lo p¨²blico en beneficio de lo privado. ?O es que la Sagrada Familia no es una aventura privada por muy meritoria que sea?
Otro hecho curioso es que mientras se levantan las alarmas en las obras del templo, se habla muy poco del paso del t¨²nel junto a la Pedrera, una obra important¨ªsima, ¨¦sa s¨ª proyectada y construida por Gaud¨ª con los recursos todav¨ªa artesanales o paleot¨¦cnicos de hace un siglo y, por lo tanto, posiblemente, menos dispuestos a resistir la proximidad del t¨²nel que las t¨¦cnicas utilizadas -o exigibles- en el sector moderno de la Sagrada Familia. No quiero abrir m¨¢s alarmas sino, al contrario, negar, por simple comparaci¨®n, los reparos que ahora se discuten en el entorno de la Sagrada Familia.
Oriol Bohigas es arquitecto.
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