El padre del paisaje
Una exposici¨®n de Joachim Patinir en el Museo del Prado reunir¨¢22 obras de las 29 atribuidas al pintor flamenco del siglo XVI
"El buen pintor de paisajes". El enigm¨¢tico artista flamenco Joachim Patinir fue conocido entre sus contempor¨¢neos con esas palabras que le dedic¨® su amigo Alberto Durero. Poco se sabe de su vida, pero su talento se uni¨® al acierto de encontrar una nueva manera de plasmar la naturaleza hasta conseguir una inflexi¨®n que cambi¨® el rumbo de la pintura de paisajes. Patinir fue a comienzos del siglo XVI el padre del g¨¦nero. Hasta entonces era secundario, apenas el fondo que completaba la escena, algo que en los talleres se dejaba en muchos casos en manos de los ayudantes del maestro.
Patinir empez¨® a pintar paisajes sublimes, llenos de color y misterio, que hicieron por vez primera a la representaci¨®n de la naturaleza protagonista de los cuadros. Gracias a la pasi¨®n coleccionista de Felipe II, el Museo del Prado cuenta con cuatro cuadros de Patinir, que han sido el germen de la exposici¨®n que presentar¨¢ este verano (del 3 de julio al 7 de octubre) con 22 pinturas de las 29 atribuidas al pintor flamenco y publicar¨¢ la catalogaci¨®n completa de su obra.
La biograf¨ªa de Patinir est¨¢ llena de inc¨®gnitas. Naci¨® alrededor de 1485 en lo que hoy es el sureste de B¨¦lgica, pero no se han encontrado pistas de su formaci¨®n y su dedicaci¨®n al oficio hasta que en 1515 ingres¨® en el gremio de pintores de Amberes. La ciudad flamenca era entonces un boyante centro econ¨®mico de 50.000 habitantes, en el que florec¨ªa el mercado de productos de lujo. Un centenar de talleres de pintura compet¨ªan por ganar la atenci¨®n de la clientela y Patinir lo consigui¨® representando las escenas religiosas en unos espacios inmensos, en los que las figuras, minuciosamente pintadas se empeque?ec¨ªan ante la grandiosidad del paisaje. "El Renacimiento hab¨ªa cambiado la visi¨®n de la naturaleza, hab¨ªa nacido un inter¨¦s por la historia natural y su descripci¨®n. La cultura europea estaba lista para que alguien empezara a pintar paisajes", explica el comisario de la exposici¨®n, Alejandro Vergara, jefe de conservaci¨®n de pintura flamenca del Museo del Prado, al que se ha incorporado como benefactor el grupo Acciona, que patrocinar¨¢ la muestra de Patinir.
Patinir invent¨® una f¨®rmula de composici¨®n de sus paisajes que mantuvo hasta su muerte, en 1524, una fecha que se conoce s¨®lo porque entonces su segunda esposa era ya viuda. La visi¨®n del espacio es panor¨¢mica y el punto de vista es doble. Las zonas m¨¢s pr¨®ximas al espectador se ven desde arriba e invitan a acercarse para ver los detalles; al fondo, la visi¨®n se acerca al nivel de los ojos y se vuelve telesc¨®pica.
La originalidad de sus composiciones se reforzaba con el uso del color. Las zonas m¨¢s lejanas est¨¢n pintadas con tonos de azul, un azul que llega a ser tan intenso y caracter¨ªstico, que es se?a de identidad de su autor. M¨¢s cerca el azul se transforma en verde y, ya cerca del borde inferior, en marr¨®n. El cielo est¨¢ definido, generalmente, por el contorno de una monta?a. Una estrecha franja de color blanco aparece sobre la l¨ªnea del horizonte, como si estuviera iluminada por una luz m¨¢gica. "A pesar del detalle del primer plano, la vista se va a la l¨ªnea blanca del horizonte. Es la intenci¨®n del pintor", a?ade. "Sugiere un peregrinaje visual por el cuadro, una met¨¢fora del peregrinaje por la vida que acaba en lo trascendente. Es ese blanco lo que transporta al espectador a ese m¨¢s all¨¢. La naturaleza es protagonista en la pintura de Patinir, pero conservando un car¨¢cter simb¨®lico y religioso".
Vergara ha planteado la exposici¨®n como un libro, en el que la obra central de Patinir se presenta con un pr¨®logo dedicado a los precedentes -manuscritos iluminados, grabados y pinturas de El Bosco y Durero, entre otros artistas que representaron la naturaleza- y termina con el ep¨ªlogo de los pintores que recogieron la influencia m¨¢s directa de la nueva manera de pintar paisajes. La revisi¨®n de la pintura de Patinir realizada para catalogar su obra ha concluido con nuevas atribuciones hasta llegar a las 29 obras, entre ellas varias realizadas en el taller bajo la supervisi¨®n del maestro. Vergara estima que Patinir no lleg¨® a realizar m¨¢s de setenta cuadros. "Cuadros patinirescos hay muchos, de calidad muy diferente, porque invent¨® un producto de ¨¦xito y fue muy imitado", explica el comisario. Un componente fundamental del legado de Patinir, cree Vergara, es la b¨²squeda de la belleza para transmitir la trascendencia. "Son cuadros que mantienen la capacidad de transmitir la misma belleza que cuando fueron pintados", dice.
Azul intenso
Los an¨¢lisis microsc¨®picos han demostrado que Patinir pintaba con los mismos materiales que el resto de los artistas flamencos de la ¨¦poca, pero su maestr¨ªa consigui¨® que la intensidad de los azules de sus cuadros sea legendaria. El azul patinir es sin¨®nimo de color intenso, sublime, denso. El pintor Gerardo Rueda (Madrid, 1926-1996) escribi¨® que la obra Caronte atravesando la laguna estigia, de la colecci¨®n del Prado, es "un cuadro-emoci¨®n", fascinado por "el extraordinario color azul que lo ba?a y lo inunda todo". "Solamente el color supone un flechazo de magia especial".
Patinir alcanz¨® en su ¨¦poca un gran prestigio entre la ¨¦lite de pintores y coleccionistas. Hoy la situaci¨®n se repite. Desconocido para el gran p¨²blico, cuenta con la admiraci¨®n de los aficionados a la pintura antigua, devotos de los misteriosos paisajes dominados por el azul patinir.
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