P¨®lizas olvidadas
Muy poco hay que objetar a la idea de crear un Registro de Seguros de Vida que aclare a cualquier ciudadano si, con ocasi¨®n de la muerte de alg¨²n familiar o deudo, son beneficiarios de uno de estos seguros. Las aseguradoras dicen que es muy poco el dinero que queda por reclamar, pero, con todo, es l¨®gico suponer que esas cantidades dejan de percibirse por inadvertencia o simple ignorancia.
Entre los espa?oles no est¨¢ arraigada la cultura de llevar cuenta exacta de los compromisos bancarios, financieros o de aseguramiento de cada cual y abundan casos en los que los parientes pr¨®ximos desconocen las deudas o prebendas que dejan los fallecidos. Tampoco hay que descartar que se produzcan casos en los que el beneficiario desconozca cu¨¢l es la compa?¨ªa a la que debe reclamar o cu¨¢les son los tr¨¢mites necesarios para hacerlo. Tales impedimentos ya no se producir¨¢n. El registro, que incluye m¨¢s de 50 millones de p¨®lizas, confirmar¨¢ mediante un tr¨¢mite previo sencillo -certificado de defunci¨®n del titular de la p¨®liza y una modesta tasa- si el reclamante es beneficiario de un seguro o no lo es.
El registro, que ya est¨¢ en funcionamiento, es susceptible de mejoras a?adidas. Algunas de las que se han sugerido son muy razonables. Por ejemplo, en el caso de que se informe de que el reclamante no es el beneficiario de un seguro, lo l¨®gico ser¨ªa que la aseguradora, una vez comprobado que el titular de la p¨®liza ha fallecido, quedara obligada a buscar al verdadero beneficiario. No se entiende que tal exigencia no figure en la ley; pero es que, adem¨¢s, con ley o sin ella, tampoco se comprende que las empresas no busquen de oficio a los beneficiarios de un seguro no reclamado, porque ¨¦sa deber¨ªa ser una de las obligaciones impl¨ªcitas en cualquier contrato de seguro, para hacer honor al capital acumulado y al esfuerzo realizado por el titular del contrato.
La idea de un Registro de Seguros de Vida tiene adem¨¢s otra cualidad: es contagiosa. Tambi¨¦n podr¨ªa crearse un registro central para identificar las cuentas corrientes o de ahorro que, por el fallecimiento de sus titulares, mueren en el anonimato y se pierden para sus herederos naturales. Seguro que los bancos y las cajas valoran m¨¢s la credibilidad que pueden ganar entre sus clientes con un registro de este tipo que las cantidades que engrosan sus provisiones procedentes de cuentas olvidadas.
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