Apetito desordenado de la jerarqu¨ªa
El apetito desordenado que viene mostrando la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica en temas de educaci¨®n parece exigir, ya, un cierto freno. Dicen los obispos que la nueva asignatura de educaci¨®n para la ciudadan¨ªa y los derechos humanos, prevista para el pr¨®ximo curso acad¨¦mico, es materia tan grave que "no permite posturas pasivas ni acomodaticias". Absolutamente de acuerdo: si la Iglesia cat¨®lica se opone a que se ense?en los derechos humanos en la escuela y si pretende obligar al Estado a que deje en sus ¨²nicas manos la ¨¦tica, la moral c¨ªvica, eso es un asunto muy grave que exige la movilizaci¨®n inmediata de los ciudadanos que no queremos que eso suceda.
Ya es hora de dejar posturas acomodaticias porque la experiencia demuestra que la voracidad de la jerarqu¨ªa es insaciable. De nada sirve respetar generosamente los derechos que le concede la Constituci¨®n porque esa jerarqu¨ªa no parece dispuesta a respetar, ni tan siquiera cicateramente, los derechos que esa misma Constituci¨®n reconoce a la sociedad en su conjunto. Quiere controlar todo lo que tenga que ver con la ¨¦tica, como si no se tratara de una parte de la filosof¨ªa que trata de la moral y las obligaciones de los seres humanos, independientemente de sus creencias religiosas o de su agnosticismo, sino que formara parte de la catequesis religiosa y cayera bajo su exclusivo control. Pues no es as¨ª, ni puede ser as¨ª: el respeto, la tolerancia, el esp¨ªritu cr¨ªtico, la solidaridad son valores dignos de ser fomentados, por muy lejos que est¨¦n de los idearios religiosos. Es verdad que son valores laicos. Grandes y esperanzadores valores laicos.
La escuela tiene el derecho, y la obligaci¨®n, de formar a los alumnos en la convivencia c¨ªvica y en los derechos humanos. Si la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica considera que esa ense?anza es incompatible con su ideario, el problema es c¨®mo podemos permitir que explique ese ideario en la escuela p¨²blica y a costa del dinero de los contribuyentes. ?Aceptaremos eliminar de los programas educativos todo lo que sea incompatible con el ideario musulm¨¢n, jud¨ªo, cat¨®lico, evangelista, baptista? ?Terminaremos adapt¨¢ndonos a las teor¨ªas creacionistas, para no ofender al ideario religioso de quienes interpretan la Biblia al pie de la letra?
La Iglesia hace un llamamiento a sus fieles para que utilicen todos los medios a su alcance, leg¨ªtimos, faltar¨ªa m¨¢s, para "defender su libertad de conciencia" y boicotear la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa. Resulta extra?a esa apelaci¨®n cuando la jerarqu¨ªa cat¨®lica nunca se ha caracterizado por su apasionada defensa de la libertad de conciencia de los no creyentes. ?Habr¨¢ que olvidar que intent¨® que las leyes del Estado prohibieran lisa y llanamente el divorcio?, ?que siempre ha pretendido que nadie hable en la escuela de educaci¨®n sexual ni, por supuesto, de preservativos? El fil¨®sofo Jos¨¦ Antonio Marina, cristiano, autor de uno de los manuales de la nueva asignatura, se declaraba el otro d¨ªa asombrado de la reacci¨®n de la jerarqu¨ªa: "?Qui¨¦n ha dicho que la escuela no debe formar la conciencia moral? ?C¨®mo no ense?ar a nuestros alumnos que hay comportamientos justos e injustos? ?Qu¨¦ quieren? ?La neutralidad del sistema educativo?".
Es posible que la jerarqu¨ªa de la Iglesia terminara conform¨¢ndose con la eliminaci¨®n del cap¨ªtulo de la nueva asignatura en el que se fomentan comportamientos ¨¦ticos contrarios a la homofobia. Ya se sabe que la doctrina cat¨®lica tiene predilecci¨®n por el control de la sexualidad de los seres humanos. Pero a¨²n as¨ª, ser¨ªa miserable por su parte que toda esta movilizaci¨®n y este esc¨¢ndalo estuviera provocado, simplemente, por ese objetivo. Ser¨ªa miserable que considerara la lucha contra la homofobia ajena a su ideario. En cualquier caso, esa es su decisi¨®n. Lo realmente importante, ahora, no es lo que piense la jerarqu¨ªa de la Iglesia, sino lo que haga el Estado. Lo que ser¨ªa intolerable ser¨ªa que el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero aceptara sus argumentos y recortara o alterara la ense?anza obligatoria de los derechos humanos.
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