Carod planta cara a Puigcerc¨®s
Los republicanos se debaten entre continuar siendo un partido reivindicativo o acreditarse como fuerza capaz de gobernar
Las dos principales figuras de Esquerra Republicana (ERC), Josep Llu¨ªs Carod y Joan Puigcerc¨®s, se han lanzado abiertamente cada uno por su lado a la batalla por el liderazgo del partido, que se dirimir¨¢ en un congreso previsto para dentro de un a?o. Que Puigcerc¨®s lo intente no es novedad. La novedad es m¨¢s bien que Carod haya decidido plantarle cara all¨ª donde menos se le esperaba, en la pugna por el control del partido. Desde hace meses, Carod y sus m¨¢s directos colaboradores compaginan sus obligaciones en el Gobierno catal¨¢n con una sistem¨¢tica labor en las organizaciones de base.
La leyenda cuenta que Puigcerc¨®s, que es el secretario general, controla la organizaci¨®n del partido independentista mientras que Carod es s¨®lo el cartel electoral. Pero la historia reciente indica sin embargo que los congresos de ERC responden a su c¨®digo gen¨¦tico fundacional y escapan a todo control. Algunas situaciones recientes muestran que tambi¨¦n en los periodos entre congresos la autoridad de Puigcerc¨®s y Carod va poco m¨¢s all¨¢ de sus despachos.
Es lo que acaba de suceder a prop¨®sito del pase de ERC a la oposici¨®n en el Ayuntamiento de Barcelona. Al d¨ªa siguiente de las elecciones municipales, Carod y Puigcerc¨®s aseguraron a sus aliados en el Gobierno catal¨¢n, el PSC e Iniciativa Verds (ICV), que Esquerra se mantendr¨ªa en la mayor¨ªa de izquierdas en el ayuntamiento de la capital catalana. No obstante, pasadas otras 24 horas tuvieron que tragarse la decisi¨®n contraria, tomada por el candidato del partido en la ciudad, Jordi Portabella.
Lo que sucedi¨® fue que cuando Portabella oy¨® las primeras voces que hablaban de exigirle responsabilidades por la p¨¦rdida de 40.000 votos en Barcelona decidi¨® ponerse al frente de la manifestaci¨®n y comunic¨® a Carod y Puigcerc¨®s su pase a la oposici¨®n como un hecho consumado. La direcci¨®n del partido no se atrevi¨® a abrir una crisis y se trag¨® el dictado de Portabella.
Este proceso es, en sus grandes l¨ªneas, el mismo que se dio hace un a?o en el debate acerca de la posici¨®n de ERC en el refer¨¦ndum del Estatuto de Autonom¨ªa. La c¨²pula del partido, incluidos Carod y Puigcerc¨®s, rechazaba inicialmente promover el no en el refer¨¦ndum. Pero cuando los sectores radicales de ERC levantaron esa bandera, Puigcerc¨®s fue el primero en subirse al carro del no para evitar que le pasara por encima en vez de enfrentarse a la espiral maximalista. Es tambi¨¦n lo que acaba de hacer asumiendo el planteamiento de una corriente denominada Esquerra Independentista, que le exige poner en primer plano las reivindicaciones independentistas previas al pacto de Gobierno con el PSC e ICV. Es decir, que ERC sea en primer lugar una fuerza de oposici¨®n al statu quo constitucional.
Ante esa deriva, Carod ha decidido dar la batalla all¨ª donde en realidad se decide y donde Puigcerc¨®s ha demostrado no ejercer control alguno, que es en la transformaci¨®n de la mentalidad de ERC, para pasar a ser un partido de gobierno en vez de actuar siempre como un partido de oposici¨®n.
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