Llega la hora del nuevo l¨ªder Gordon Brown
Obsesionado con la pol¨ªtica, el sucesor de Tony Blair como primer ministro ha esperado 10 a?os para tomar las riendas
El actual ministro del Tesoro del Reino Unido, Gordon Brown, ser¨¢ proclamado hoy l¨ªder del Partido Laborista. El mi¨¦rcoles suceder¨¢ a Tony Blair y ser¨¢ el nuevo primer ministro del Reino Unido. Acabar¨¢ as¨ª, tras casi un cuarto de siglo, una de las parejas m¨¢s poderosas y arrolladoras, pero tambi¨¦n desequilibradas, de la pol¨ªtica brit¨¢nica: la que han formado, desde que se conocieron en 1983, el taciturno, introvertido pero s¨®lido, cerebral y detallista Brown con el sonriente, teleg¨¦nico, carism¨¢tico pero superficial y mesi¨¢nico Tony Blair.
Gordon Brown (Glasgow, 20 de febrero de 1951) se ha estado preparando desde peque?o para este momento. En su infancia en la parroquia de Kirkcaldy (Fife, Escocia) forj¨® sus profundas convicciones de justicia social a la sombra de las ense?anzas y el ejemplo de su padre, John Ebenezer Brown, un ministro presbiteriano de la Iglesia de Escocia que no les dejaba a sus hijos comprar la prensa dominical. La le¨ªa el mi¨¦rcoles, cuando ya se hab¨ªa purgado el castigo por no respetar el descanso dominical.
La relaci¨®n entre Brown y Blair se fue deteriorando hasta la mutua repulsi¨®n
El peque?o Brown, el segundo de tres hermanos, fue un superdotado intelectual atra¨ªdo por la pol¨ªtica que a los 12 a?os qued¨® conmocionado por el asesinato del presidente John F. Kennedy. Hac¨ªa campa?a por el Partido Laborista y en la escuela secundaria dedicaba el tiempo de la comida a debatir con la se?orita Shaw, encargada de la librer¨ªa del pueblo y simpatizante del Partido Conservador.
A los 16 a?os accedi¨® a la universidad a trav¨¦s de un programa pionero que permit¨ªa acelerar los estudios a los alumnos m¨¢s aventajados de Escocia. El joven Brown detect¨® la envidia que su ¨¦xito hab¨ªa provocado entre algunos de los amigos que no hab¨ªan superado la prueba y aquella experiencia le hizo aborrecer para siempre los sistemas educativos selectivos.
El Brown universitario destac¨® no s¨®lo por su intelecto sino por su capacidad de liderazgo, su destreza en los deportes y tambi¨¦n su ¨¦xito con las chicas. No se casar¨ªa hasta bien entrada la madurez.
Fueron tambi¨¦n a?os dolorosos: su pasi¨®n por el rugby le provoc¨® un desprendimiento de retina que le hizo perder para siempre la visi¨®n en su ojo izquierdo. Se someti¨® sin ¨¦xito a tres operaciones que le obligaron en cada ocasi¨®n a guardar reposo durante varias semanas, tendido en la cama en la oscuridad. Meses despu¨¦s, los mismos s¨ªntomas aparecieron en el ojo derecho mientras jugaba un partido de tenis, pero una t¨¦cnica quir¨²rgica importada de Estados Unidos le permiti¨® salvar la vista.
En sus a?os universitarios complet¨® una s¨®lida formaci¨®n pol¨ªtica y empez¨® a ganarse fama de trabajador infatigable obsesionado por la pol¨ªtica y la justicia social. Su romance con la princesa Margarita de Rumania top¨® con esas obsesiones. "Era una historia muy s¨®lida y rom¨¢ntica. Nunca dej¨¦ de amarle pero un d¨ªa ya no me pareci¨® bien porque todo era pol¨ªtica, pol¨ªtica, pol¨ªtica y yo necesitaba a alguien que se ocupara tambi¨¦n de m¨ª", declar¨® a?os despu¨¦s la princesa.
Su carrera pol¨ªtica empieza en 1983, cuando gan¨® el esca?o por Dunfermline East. Durante los primeros a?os comparti¨® con el tambi¨¦n diputado debutante Tony Blair un despacho sin ventanas en el que forjar¨ªan la m¨¢s s¨®lida pareja pol¨ªtica de la pol¨ªtica brit¨¢nica moderna. Los dos compart¨ªan la necesidad de reformar el partido de arriba abajo para hacerlo apetecible a las clases medias y poder as¨ª ganar las elecciones.
Salvo un breve periodo en el ¨¢rea de Comercio, Brown estuvo vinculado al ¨¢rea del Tesoro, desde que entr¨® en el equipo del Gobierno laborista en la sombra. En 1992, tras la derrota electoral de Neil Kinnock, su estrella ascendente le hab¨ªa dado ya un enorme prestigio, pero no se atrevi¨® a retar al tambi¨¦n escoc¨¦s John Smith para liderar el partido. ?l ha explicado luego que Smith era "una persona capaz y con sustancia" y que el partido se hubiera dividido.
Otros, como Blair, m¨¢s bien interpretaron que Brown carec¨ªa del instinto matador de un buen pol¨ªtico. Un instinto del que Blair est¨¢ sobrado. Dos a?os despu¨¦s, cuando le arrebat¨® a Brown el liderazgo tras la repentina muerte de Smith. Mientras Blair conspiraba para ser el nuevo l¨ªder, Brown meditaba el elogio f¨²nebre al l¨ªder ca¨ªdo.
La leyenda dice que en una cena en el restaurante Granita en Islington, no lejos de la casa familiar de los Blair, este convenci¨® a Brown de que le cediera paso a cambio de tener el control absoluto sobre la econom¨ªa cuando los laboristas llegaran al poder. Aunque ¨¦l nunca lo ha dicho en p¨²blico, los brownistas siempre han sostenido que aquel pacto inclu¨ªa tambi¨¦n el compromiso de Blair de cederle a Brown el puesto de primer ministro mediada la segunda legislatura laborista. Si hubo pacto, jam¨¢s se cumpli¨®. Y la relaci¨®n entre ambos l¨ªderes del laborismo se fue deteriorando hasta llegar a la mutua repulsi¨®n personal.
Casi una d¨¦cada gobernando juntos pero pele¨¢ndose en privado han acabado por dibujar una caricatura de los dos personajes. La de Blair es la de un pol¨ªtico h¨¢bil y carism¨¢tico que gobierna con m¨¢s intuici¨®n que solidez, siempre dependiendo del consejo de su guardia pretoriana, que le da trato de presidente mientras deciden el futuro del pa¨ªs charlando en torno al sof¨¢, de espaldas al Gabinete y al Parlamento.
De Brown ha surgido la imagen del animal herido, obsesionado con la venganza y con su derecho a ser primer ministro. Trabaja tambi¨¦n rodeado de una guardia pretoriana. Pero no deciden el futuro en una tertulia con t¨¦ y galletas, sino que discuten estrategias y opciones despu¨¦s de haber devorado toneladas de informes. Brown tiene fama de ser idolatrado por los suyos y de rodearse de gente tan capaz como ¨¦l, con m¨¢s sustancia que imagen.
Su estilo de gobernar ha de ser necesariamente menos teleg¨¦nico y presidencialista que el de Blair. Ha prometido un retorno de las decisiones colegiadas y un florecimiento de la vida parlamentaria. No deja de ser en parte una necesidad: tras casi 25 a?os en la pol¨ªtica y 10 al frente del Tesoro, no puede competir con la juventud y la apariencia de dinamismo de su rival electoral, el conservador David Cameron.
Ha prometido "un Gobierno de todos los talentos", abriendo expectativas de que quiere introducir personalidades independientes en el Gabinete o incluso de partidos rivales. Parece con ello querer ponerse la venda antes que la herida, en previsi¨®n de que pueda necesitar el apoyo de los liberales-dem¨®cratas si nadie consigue la mayor¨ªa absoluta en las pr¨®ximas elecciones.
Pero la filtraci¨®n a la prensa de sus contactos a principios de semana con el l¨ªder liberal ha provocado una tormenta pol¨ªtica que cuestiona la habilidad de Brown para moverse en un territorio mucho m¨¢s complejo y lleno de trampas que su reino del Tesoro. Esta tarde, cuando sea proclamado nuevo l¨ªder del Partido Laborista, Brown el prudente, Brown el cerebral, ha de presentarse ya como el nuevo primer ministro del Reino Unido. Su hora ha llegado ya, por fin.
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