Pol¨ªticas de vivienda a la contra

Esperanza Aguirre ha tomado posesi¨®n de la presidencia de la Comunidad de Madrid con un discurso autoproclamado liberal y la intenci¨®n de convertir su mandato en el escaparate de lo que podr¨ªa ser un Gobierno del Partido Popular en todo el pa¨ªs. Al margen de que su ejecutoria no acaba de confirmar ese empe?o en presentarse como liberal, merece la pena mencionar la inconsistencia que se aprecian en sus propuestas de pol¨ªtica econ¨®mica para gobernar Madrid durante los pr¨®ximos cuatro a?os y que se resumen en nuevas rebajas de impuestos -incluyendo la eliminaci¨®n total o parcial del "anacr¨®nico" impuesto sobre el patrimonio- y en un aumento de las desgravaciones tributarias concedidas por la adquisici¨®n de vivienda.

Subir la desgravaci¨®n por vivienda parece una decisi¨®n irresponsable porque es lo contrario de lo que debe hacerse para bajar los precios de los pisos. Mientras el Gobierno intenta enfriar la demanda de vivienda rebajando su principal y poderoso incentivo, la desgravaci¨®n en el IRPF, y sugiere que puede sustituirse por ayudas directas, el Gobierno de Madrid se dispone a apagar el incendio de los precios arrojando gasolina. Con esta decisi¨®n, el PP de Madrid conseguir¨¢ satisfacer a sus votantes, pero es seguro que estimular¨¢ la subida de los precios del metro cuadrado e impedir¨¢ que se alcance uno de los grandes objetivos de cualquier pol¨ªtica de vivienda: permitir el acceso a ella, en propiedad o en alquiler, a los grupos de poblaci¨®n con las rentas m¨¢s bajas.

La avidez de la se?ora Aguirre por reducir los impuestos en su ¨¢rea de dominio auton¨®mico es poco original; coincide con la desenvuelta irresponsabilidad fiscal que practican muchos gobiernos auton¨®micos. El Gobierno central corre con la impopularidad de la recaudaci¨®n y las autonom¨ªas se dedican a presionar sobre la Administraci¨®n para acrecentar su capacidad real de gasto, sin coste pol¨ªtico alguno. En el caso de Madrid, nada impide a Esperanza Aguirre rebajar los impuestos a los madrile?os; pero es una incongruencia peligrosa para el equilibrio presupuestario y social de la naci¨®n que, a continuaci¨®n, se declare en estado de airada reclamaci¨®n permanente de m¨¢s fondos e inversiones procedentes del Presupuesto del Estado.

Todo lo anterior permite expresar serias dudas sobre el modelo de gesti¨®n de la Comunidad de Madrid. Desde luego, no contribuye a la cohesi¨®n fiscal del Estado, sino que parece en abierta confrontaci¨®n con las decisiones econ¨®micas del Gobierno. Tampoco presta atenci¨®n a los problemas reales de la ciudad y del espacio auton¨®mico. Los servicios de transporte, vivienda, educaci¨®n y seguridad son insuficientes para responder a las exigencias de una poblaci¨®n creciente; basta comprobar, por ejemplo, el deterioro del metro. La presidenta de Madrid parece m¨¢s preocupada por afianzar el discurso ideol¨®gico liberal que por acrecentar el capital de infraestructuras de la Comunidad.