La energ¨ªa es cara

El presidente del Gobierno anunci¨® el jueves pasado que en breve plazo se aprobar¨¢ un paquete de 170 medidas urgentes para ahorrar energ¨ªa, reducir el consumo energ¨¦tico en la producci¨®n y bajar el vertido de gases contaminantes a la atm¨®sfera. Hay que felicitarse de que se comprometiera a que las medidas de ahorro y eficiencia tengan un calendario de aplicaci¨®n y recursos financieros asignados. Porque ¨¦stas son las condiciones imprescindibles para que sean cre¨ªbles.

Todas las propuestas que anunci¨® Zapatero contribuir¨¢n al ahorro energ¨¦tico, pero no todas tienen la misma importancia. Hay que aplicar un Plan Renove a los electrodom¨¦sticos, impulsar el alquiler de bicicletas, cambiar las calderas de calefacci¨®n obsoletas o sustituir las bombillas incandescentes por otras m¨¢s eficientes. Pero las verdaderamente importantes, las que decidir¨¢n si se ahorra o no energ¨ªa y se cumple con el Protocolo de Kioto son las que utilizan los precios y los impuestos como arma disuasoria del consumo. Zapatero mencion¨® una de gran importancia: relacionar el impuesto de matriculaci¨®n con la potencia y limpieza ambiental del veh¨ªculo. Es l¨®gico que los veh¨ªculos que m¨¢s contaminan paguen m¨¢s impuestos. Tambi¨¦n es necesario que el precio de la electricidad recoja los costes reales de producci¨®n en un mercado de libre competencia; y que las ciudades restrinjan el tr¨¢fico por los centros urbanos. Hay que aprobar ya una Ley de Movilidad para encauzar este tipo de soluci¨®n.

Estas decisiones no son populares. Probablemente, costar¨¢n votos. La proximidad de las elecciones generales sugiere que quiz¨¢ se aplacen o se diluyan en normas insustanciales. Ser¨ªa deseable que eso no ocurriera.