Teatro y m¨²sica como salvaci¨®n

Hace 15 a?os para ver una pel¨ªcula no hac¨ªa falta consultar la cartelera de un peri¨®dico. Bastaba con desfilar por la Gran V¨ªa y elegir uno de los t¨ªtulos anunciados con carteles de estridentes colores en sus 13 cines. En la ¨²ltima sesi¨®n a diario, y en cualquiera de los fines de semana, el Capitol (Gran V¨ªa, 41), uno de los mayores, con 1.300 localidades, colgaba el letrero de "no hay entradas". Se estrenaban all¨ª las superproducciones y la gente compraba su boleto hasta una semana antes. Pero ese tiempo pas¨®.

Hoy la ocupaci¨®n del Capitol apenas ronda el 10% del aforo. Del 9% era la del reci¨¦n cerrado Avenida, seg¨²n sus respectivos due?os. La soluci¨®n quiz¨¢ est¨¢ en el teatro: pese a su cacareada y eterna crisis, en esta arteria funciona. El musical Hoy no me puedo levantar, en el teatro Movistar -antes Rialto- en el n¨²mero 54 de la calle, se llena al 78% de su capacidad, por t¨¦rmino medio, seg¨²n sus gestores.

En 15 minutos las salas pasar¨¢n de ser un escenario a una sala de proyecci¨®n y a la inversa

"Se trata de recuperar la ¨¦poca de los grandes eventos de los ochenta", dice un gestor

Desde 1992, en la Gran V¨ªa han desaparecido nueve cines. S¨®lo quedan cuatro abiertos. Dos son ahora restaurantes -Azul y Pompeya- , el Avenida pronto ser¨¢ un centro comercial y el Rex permanece cerrado. Mientras, en el ¨²ltimo lustro han recuperado su funci¨®n como teatros el Coliseum, Lope de Vega, Imperial, Gran V¨ªa (dos salas) y Rialto.

Las proyecciones de cine s¨®lo se mantienen en cuatro salas, que suman 11 pantallas: Callao, Palacio de la M¨²sica, Palacio de la Prensa y Capitol. La crisis cinematogr¨¢fica no es exclusiva de la Gran V¨ªa: alcanza a otras zonas del centro. En esa ¨¢rea, se han perdido 17 salas en cuatro a?os. S¨®lo el a?o pasado desaparecieron 22 en toda la Comunidad, seg¨²n los datos del Ministerio de Cultura.

La desbandada en la Gran V¨ªa se produjo despu¨¦s de que el Consistorio impulsara en enero de 2005 una reforma que permite cambiar el uso de las salas. Pero dict¨® dos salvedades: los edificios protegidos deben asegurar la conservaci¨®n de sus elementos arquitect¨®nicos y culturales, y los nuevos usos del inmueble ser compatibles con la integridad de palcos, tramoyas y escenarios.

Por eso la Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad (Acibu) y la Federaci¨®n Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) celebran que el Capitol ponga en marcha un proyecto h¨ªbrido. Ser¨¢ cuesti¨®n de magia. En cuesti¨®n de 15 minutos y, tan s¨®lo dando un bot¨®n, cualquiera de las salas del hasta ahora cine Capitol pasar¨¢n de ser un escenario teatral o de conciertos a una sala de proyecci¨®n. Subir¨¢ la pantalla y bajar¨¢n los altavoces.

Aunque desde el 26 de mayo, cuando se inaugur¨® con una actuaci¨®n del cantante portugu¨¦s Rodrigo Le?o, sus tres estancias -dos de 300 butacas y una de 1.300- acogen espect¨¢culos en paralelo a la cartelera de cine que no se interrumpe. "Ojal¨¢ que esta iniciativa se repita. Los vecinos de Centro no queremos tener que coger el coche para ver una pel¨ªcula", reclama Carlos Osorio, de Acibu.

"Lo que se trata es de recuperar la ¨¦poca de los grandes conciertos en los ochenta. El cine en principio va a ser quien tenga el peso mayor, y la idea es programar dos conciertos o eventos a la semana", se?ala Enrique Salaberr¨ªa, director general de Smedia, la empresa que ha empezado a gestionar el Capitol. All¨ª ha actuado tambi¨¦n el humorista colombiano Andr¨¦s L¨®pez y su programaci¨®n est¨¢ parada hasta octubre. "Hemos empezado tarde, pero con los dos espect¨¢culos hemos llenado el 100% de las butacas. Imagino que estaremos a pleno rendimiento en primavera", razona Salaberr¨ªa.

Smedia, gestores desde hace tres a?os de los teatros Gran V¨ªa y Peque?o Gran V¨ªa -un antiguo cine remodelado- se dieron cuenta de que no pod¨ªan programar tantos conciertos como la gente demandaba por no poder parar durante uno o dos d¨ªas su cartelera teatral. As¨ª que, lejos de renunciar a una v¨ªa de negocio cada vez m¨¢s floreciente, se han aliado con los due?os del hist¨®rico Capitol -propietarios tambi¨¦n de estos dos teatros- en la misma arteria de la capital.

"La gente se monta unas salas de proyecci¨®n estupendas en su casa, y se baja tanta m¨²sica de Internet que ya no sabe ni lo que escucha. Por eso ahora el ¨¦xito no est¨¢ en el cine sino en el directo. El p¨²blico lo que quiere es ver a sus cantantes, a los actores. Antes hab¨ªa tres o cuatro conciertos a la semana. Ahora hay 21", teoriza Salaberr¨ªa.

En cambio, el Palacio de la M¨²sica sigue perdiendo dinero, seg¨²n sus due?os, los herederos de Bautista Soler. Dicen que mantendr¨¢n el negocio "el tiempo que puedan", pero todo indica que se convertir¨¢ en un centro comercial como el Avenida, del que tambi¨¦n eran propietarios. La marquesina y el r¨®tulo del Pasapoga, la sala de fiestas que albergaba en su s¨®tano, tendr¨¢n que mantenerse.

Aunque los minicines en el centro s¨ª interesan. Los Acte¨®n, en Montera, resultan rentables y una de las nueve salas del Ideal Yelmo Cineplex, en Doctor Cortezo, ocupa el duod¨¦cimo lugar en la lista anual de recaudaci¨®n en Espa?a. Tan s¨®lo una sala de la Gran V¨ªa, la primera del Callao, entra en el top las 25 m¨¢s taquilleras, y lo hace en el ¨²ltimo lugar. Sin embargo, en 2002 el Capitol se situaba en el s¨¦ptimo lugar. Tres salas del Kin¨¦polis, en Pozuelo, lideran la lista de 2007, proporcionada por Cultura.

Resulta harto complicado competir con los mastod¨®nticos complejos de cines de la periferia donde no hay problemas de aparcamiento y, adem¨¢s, gratis. No s¨®lo ofrecen lo mejor en sonido e imagen, sino servicios complementarios: pases privados, guarder¨ªas, exposiciones... Su intenci¨®n es que el espectador pase el d¨ªa en el mismo centro de ocio. El colmo es Xanad¨², que da al espectador la posibilidad de esquiar en una pista cubierta o conducir un kart. Aunque los gestores de los cines c¨¦ntricos coinciden al se?alar los Cinesa Pr¨ªncipe P¨ªo, en la antigua estaci¨®n, como sus peores adversarios.

"?Comprar el Capitol? Hemos llegado a un acuerdo de explotaci¨®n, pero es imposible comprar con una industria cultural paup¨¦rrima. Somos cuatro pelagatos los que nos batimos estos cobres", lamenta Salaberr¨ªa. Podr¨ªan quedarse solos en el Broadway madrile?o, al tiempo que en el ¨²ltimo a?o m¨¢s de 40.000 metros cuadrados de superficie de cine se han construido en centros comerciales del extrarradio.