La extra?a pareja
Argentina se enfrenta a la inc¨®gnita del rendimiento de Riquelme y Ver¨®n juntos
Los caudillos se re¨²nen a la sombra del mango, aunque no est¨¢n todos. Los custodia un pelot¨®n de infanter¨ªa armado con fusiles kalashnikovs. El blas¨®n en el uniforme reza: "Ej¨¦rcito Bolivariano, forjador de Libertades". La piscina se ha revuelto. Hace 30 grados sofocantes de humedad cuando T¨¦vez, alias Apache, y Messi, La Pulga, se zambullen ante la mirada displicente de los jefes. Serios, adustos, peludos, Ayala, Heinze y Ver¨®n contemplan a los jovencitos refresc¨¢ndose. La selecci¨®n argentina se tom¨® un rato de descanso ayer por la ma?ana. "Los muchachos quieren estar tranquilos", dice un miembro de la AFA encargado de la log¨ªstica; "?Viste?".
El equipo baja a la piscina a beber refrescos y a tomar el sol. Todos, menos Juan Rom¨¢n Riquelme, ese hombre de ojos evasivos que recuerda al actor Forrest Whitaker y que acaba de cumplir 29 a?os. "Me siento m¨¢s grande", dice al respecto, acarici¨¢ndose el ment¨®n, como concluyendo que ha descubierto que cada suceso acaba por tener consecuencias fatales. Es su modo de sentir la vida. Riquelme no sabe ser superficial. No sabe mentir. Algo le atormenta en el fondo. En la ma?ana de relax, prefiere permanecer en sus aposentos, lejos de los caudillos. Luego, ofrece una conferencia de prensa por primera vez desde que levant¨® la Copa Libertadores de Am¨¦rica hace una semana y media.
"Tenemos buenos jugadores", dice; "nos falta hacer un buen equipo"
El pueblo argentino acaricia su selecci¨®n como un juguete intrigante. El plantel re¨²ne a los mejores talentos de la Copa Am¨¦rica, pero inspira m¨¢s dudas que certezas. ?C¨®mo har¨¢n Ver¨®n y Riquelme, dos l¨ªderes naturales, altivos y recelosos, acostumbrados a canalizar todas las jugadas, para convivir en un mismo equipo, en la misma zona del campo, en el mismo partido? "Tenemos buenos jugadores", dice Riquelme; "ahora nos falta hacer un buen equipo. Pondremos toda la ilusi¨®n. Ser¨¢ complicado".
Riquelme ha vuelto a la selecci¨®n tras renunciar a ella hace un a?o. Entonces dijo que su madre sufr¨ªa cuando le criticaban. Ayer explic¨® la decisi¨®n de volver sin mencionar a su progenitora: "En este tiempo que me toc¨® no estar con los muchachos, lo extra?aba. Cada vez que los ve¨ªa por la tele, quer¨ªa estar ah¨ª. Ahora quiero ayudar".
Alfio Basile, el seleccionador, ha depositado en Riquelme las funciones estrat¨¦gicas. Le llam¨® tras verlo brillar en Boca, al que dirigi¨® hacia la victoria frente al Gremio. Ahora intentar¨¢ hacerlo jugar junto a otro que tambi¨¦n regresa despu¨¦s de un largo periodo en la sombra: Juan Ver¨®n. La pareja nunca ha coincidido. El misterio se revelar¨¢ ma?ana contra Estados Unidos. Cuando le preguntan por compartir su liderazgo, Riquelme responde: "El f¨²tbol no pasa por compartir o dejar de compartir liderazgo. No es tenis ni boxeo. Somos once y cada uno debe ayudar".
Al o¨ªr hablar a Riquelme, uno sospecha que el ¨¢rbol de mango no da suficiente sombra para ¨¦l y Ver¨®n. Sobre otros asuntos, el jugador no deja lugar a especulaciones: "Mi contrato con Boca se termin¨®. Ahora tengo dos a?os m¨¢s con el Villarreal y mi obligaci¨®n es volver a ese club".
Esta noche: Grupo B: Ecuador-Chile (00.00, Canal + y C+ F¨²tbol) y Brasil-M¨¦xico (02.45, C+ F¨²tbol).
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