La huella de Blair
Tras m¨¢s de 10 a?os y de forma voluntaria, Tony Blair sali¨® ayer del 10 de Downing Street para dejarle la residencia de primer ministro a Gordon Brown. Ha sido el premier laborista que m¨¢s tiempo ha estado en el cargo. No deja una huella tan ideol¨®gicamente marcada como Margaret Thatcher desde el conservadurismo, pero, pese a la sombra de la guerra de Irak que le perseguir¨¢ durante mucho tiempo a¨²n, Blair ha transformado su pa¨ªs, adem¨¢s de su partido, que sac¨® de la cultura de la propiedad colectiva, para modernizarlo sin renunciar a la justicia social y con la pol¨ªtica educativa en primer lugar. Blair ha pecado, sin embargo, de un exceso de autoritarismo y una obsesi¨®n por el control de los medios de comunicaci¨®n con el famoso spin.
Su paso por el poder ha transformado la Constituci¨®n, no escrita pero no menos real, del Reino Unido, con el proceso de recuperaci¨®n del poder municipal, empezando por Londres; la autonom¨ªa para Escocia y Gales y la supresi¨®n del car¨¢cter hereditario de centenares de esca?os en la C¨¢mara de los Lores, sin llegar a eliminar la C¨¢mara alta. Y, sobre todo, est¨¢ el proceso de paz de Irlanda del Norte, que ¨¦l no empez¨®, pero sin cuyo tes¨®n, mezcla de dureza y convicci¨®n de que era posible el fin de la violencia, no hubiera llegado a buen fin. Sin Blair no se entiende el acuerdo de Viernes Santo de 1998. Ni que los dos m¨¢ximos enemigos, los unionistas de Paisley y el Sinn Fein, est¨¦n hoy trabajando codo con codo en Belfast.
Lleg¨® prometiendo situar a su pa¨ªs en el "coraz¨®n de Europa", pero m¨¢s bien lo que hizo fue impulsar la ampliaci¨®n y renunciar al euro y a la Constituci¨®n. Sin embargo, si la Europa militar, la de los Grupos Europeos de Combate, ha avanzado, ha sido gracias a ¨¦l. Su gran error y borr¨®n ha sido Irak, una guerra en la que se meti¨® convencido de su buena causa y de que no hab¨ªa que dejar a EE UU solo. No logr¨® lo que era uno de sus prop¨®sitos: moderar a Bush. No es seguro que pueda resarcirse con el nuevo mandato que recibi¨® ayer, horas despu¨¦s de presentar su dimisi¨®n a la reina Isabel II, como enviado especial del Cuarteto (EE UU, Rusia, UE y ONU) para un Oriente Pr¨®ximo en llamas.
Blair ha sabido irse, lo que no es f¨¢cil. Con ¨¦l se va el blairismo y llega ahora un "nuevo Gobierno con nuevas prioridades", en palabras de Brown. Pero queda bastante de ¨¦l y no ser¨¢ f¨¢cil superarle en sus ¨¦xitos.
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