Paul Strauss, director de orquesta
Protegido por Dimitri Mitropoulos, fue titular de los Ballets Rusos y la Filarm¨®nica de Lieja
El director de orquesta Paul Strauss, protegido de Mitropoulus, que fue titular de la Filarm¨®nica de Lieja y de los Ballets Rusos, falleci¨® el 19 de junio en Bruselas. Nacido en Chicago el 29 de junio de 1922, Paul Strauss, tras estudiar viol¨ªn y viola en la North Western University, fue alumno de la clase de direcci¨®n de la Orquesta Sinf¨®nica de su ciudad, entonces a cargo del legendario Frederick Stock.
Pero la influencia m¨¢s importante en su formaci¨®n fue la de Dimitri Mitropoulos, ese "sacerdote de la m¨²sica", como le llamara su bi¨®grafo William R. Trotter, en cuyo libro sobre el director griego Strauss aporta unas cuantas opiniones acerca de c¨®mo aqu¨¦l entend¨ªa la m¨²sica como una religi¨®n, incluyendo una tendencia implacable hacia la autoflagelaci¨®n. As¨ª, un d¨ªa, Paul Strauss le pregunt¨® por qu¨¦ no se quedaba a vivir en California, y Mitropoulos le respondi¨®: "Esto es un para¨ªso, y el para¨ªso no es para m¨ª".
El hecho de ser el protegido de Mitropoulos le dio a Strauss -que supo evitar el contagio de esa dureza consigo mismo- m¨¢s una visi¨®n de la realidad de su oficio y de c¨®mo tom¨¢rselo en serio, que la posibilidad de un ¨¦xito inmediato y deslumbrante. Con Mitropoulos -con el que trabaj¨® en Nueva York en la ¨¦poca en la que ¨¦ste compart¨ªa titularidad con Leopold Stokowski y en Filadelfia en los conciertos Robin Hood Dell- se aprend¨ªa pero no era, en aquel entonces, una carta ganadora.
Su carrera en Europa comenz¨® con su contrataci¨®n como director musical de los Ballets Rusos de Montecarlo, que, en aquel entonces, dirig¨ªan los core¨®grafos Georges Balanchine y L¨¦onide Massine. Esa experiencia le abrir¨¢ las puertas de muchas salas de conciertos. Su conocimiento de la escena le llev¨® a dirigir en el American Ballet Theater, aunque su primer puesto fijo en una orquesta le llegar¨¢ en 1954, en la de la Radio de Z¨²rich.
De 1967 a 1977 se hizo cargo de la Orquesta Filarm¨®nica de Lieja, un conjunto al que consegui¨® elevar de categor¨ªa hasta el punto de que lleg¨® a grabar unos cuantos discos para las firmas EMI y Deutsche Grammophon, la ¨²ltima de las cuales reedit¨® el pasado a?o su Gaite Parisienne de Offenbach en el arreglo de Manuel Rosenthal -su antecesor- en un registro que incluye, igualmente, obras de Johann Strauss, Berlioz, Auber y Dvor¨¢k.
Paul Strauss sent¨ªa una predilecci¨®n especial por el repertorio contempor¨¢neo, y con su orquesta se dedic¨® a divulgarlo incansablemente, sobre todo en lo que toca a los compositores ingleses y norteamericanos. Sin embargo, para su concierto de despedida, en el mes de septiembre de 2001, eligi¨® la Novena Sinfon¨ªa de Beethoven, no una concesi¨®n a la gran m¨²sica, sino una muestra de la universalidad de su esp¨ªritu.
Su sucesor, Pierre Bartholom¨¦e, compositor ¨¦l mismo, encontr¨® as¨ª una orquesta acostumbrada a negociar obras de hoy que se convertir¨ªa en habitual de algunas muestras de m¨²sica contempor¨¢nea.
Paul Strauss ha sido el ejemplo del int¨¦rprete capaz de formar una orquesta a su manera, de darle una personalidad en sus programas y de hacerla crecer sin otro objetivo que su propio servicio a la m¨²sica. Jam¨¢s figurar¨¢ su nombre entre los grandes, pero nunca hizo nada para que as¨ª fuera.
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