Rusia quiere recuperar su lugar en el mundo
Mosc¨² pretende ocupar en la esfera internacional el papel de la antigua URSS y consolidar su poder econ¨®mico y militar
La buena sinton¨ªa entre Vlad¨ªmir Putin y George W. Bush, que concluyen su mandato en 2008, no basta para contrarrestar el distanciamiento entre Washington y Mosc¨², que refleja las dificultades para hacer compatibles las ambiciones globales de dos ¨¦lites que conciben de forma distinta su papel tanto en pol¨ªtica interior como internacional.
Gracias al alza de los precios de los hidrocarburos, Rusia vuelve a sentirse protagonista en la arena internacional y, en nombre de su poder econ¨®mico y militar, reclama el puesto perdido en la desintegraci¨®n de la URSS. Mosc¨² no ha superado sus tradiciones autoritarias, pero s¨ª sus complejos ante Occidente y a ello ha contribuido la invasi¨®n de Irak y los abusos cometidos por EE UU en nombre de la lucha antiterrorista.
Rusia ha advertido que considerar¨¢ blancos militares los elementos del escudo antimisiles
La luna de miel ruso-estadounidense tras el 11-S dur¨® poco. Hoy, el Kremlin no quiere admitir a Washington en el espacio que considera su cintur¨®n de seguridad y EE UU no quiere compartir sus planes de defensa con los rusos. Lo que irrita al Kremlin no es tanto la discutible animadversi¨®n, sino la indiferencia y el empecinamiento de la Casa Blanca en decidir por cuenta propia sin escuchar los argumentos ajenos.
Entre los asuntos conflictivos, el m¨¢s grave es la construcci¨®n del escudo de defensa antimisiles norteamericano. Sergu¨¦i Prijodko, asesor de Putin en temas internacionales, ha recalcado a Interfax que se trata de un tema pol¨ªtico y no militar. "Una cosa es que EE UU est¨¦ dispuesto a reconocer que hay que trabajar con nosotros y valorar conjuntamente las amenazas potenciales, y otra que sea reh¨¦n de los razonamientos esquem¨¢ticos de sus propios militares y realice sus propios planes en Europa", se?al¨®. El alto funcionario equiparaba esto ¨²ltimo con una vuelta al pasado en las relaciones bilaterales. Rusia est¨¢ abierta a todo tipo de consultas pol¨ªticas y militares sobre el escudo antimisiles. Pero mientras tanto, ha advertido que considerar¨¢ como blancos militares los elementos de este plan, que puedan instalarse en la Rep¨²blica Checa y Polonia.
El peligro de una nueva carrera de armamentos es real, porque los acuerdos bilaterales que regulan la reducci¨®n de cabezas nucleares expiran pronto, concretamente el Tratado de Reducci¨®n de Armas Estrat¨¦gicas (START en su abreviatura inglesa) en 2009 y el de Reducci¨®n del Potencial Ofensivo Estrat¨¦gico (SORT), en 2012.
Para garantizar la estabilidad estrat¨¦gica a largo plazo, ambos presidentes podr¨ªan dar ahora un nuevo impulso al debate sobre el mecanismo que debe sustituir a estos acuerdos, se?alaba Prijodko, seg¨²n el cual el escudo antimisiles es la "otra cara" de las armas estrat¨¦gicas ofensivas. Hasta ahora, Rusia ha insistido en nuevos tratados vinculantes y la Administraci¨®n norteamericana, en librarse de los compromisos de desarme adquiridos en etapas anteriores.
Rusia ha propuesto a Washington la explotaci¨®n conjunta de la estaci¨®n de radar que tiene alquilada en Azerbaiy¨¢n, y ha precisado que aquella instalaci¨®n es una alternativa y no un complemento para los planes estadounidenses en Europa Central. Con su oferta, Mosc¨² se ha creado algunos problemas a s¨ª misma, ya que despierta recelos en Ir¨¢n y debilita sus propios razonamientos, seg¨²n los cuales no hay peligro de que Teher¨¢n desarrolle misiles nucleares estrat¨¦gicos pr¨®ximamente. No todos los dirigentes rusos lo ven as¨ª. El jefe del comit¨¦ de Exteriores de la C¨¢mara Alta, Mija¨ªl Marg¨¦lov, un especialista en Oriente Pr¨®ximo, opina que "Ir¨¢n trabaja en el arma nuclear" y emplea el tono de "un pa¨ªs al que le queda un m¨¢ximo de cinco a?os para probar su propia bomba nuclear".
En armas convencionales, Rusia ha comenzado la moratoria en la aplicaci¨®n del Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (CFE en sus siglas en ingl¨¦s), con la que Putin amenaz¨® a fines de abril. Seg¨²n el peri¨®dico Nezav¨ªsimaia Gazeta, el presidente tiene sobre su mesa el decreto por el que Rusia abandona aquel tratado de 1990, adaptado en 1999, que Mosc¨² cumpl¨ªa de forma unilateral y que no ha sido ratificado por ning¨²n pa¨ªs de la OTAN. Putin no ha firmado el decreto, pero el Kremlin ha denegado ya a una delegaci¨®n militar de Hungr¨ªa y otra de Bulgaria el permiso para visitar instalaciones rusas en el marco del CFE, escrib¨ªa el peri¨®dico.
El estatus de Kosovo es otro de los contenciosos. El Kremlin se opone a nuevos desmembramientos territoriales en los antiguos pa¨ªses socialistas europeos, y desea demorar al m¨¢ximo una votaci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la eventual independencia de esta provincia de Serbia. El objetivo es no dar argumentos a pa¨ªses como Georgia o Moldavia, que tienen sus propios separatistas, quienes a su vez conf¨ªan y se amparan en Mosc¨².
La econom¨ªa y la seguridad se a¨²nan en otro de los temas que Mosc¨² quiere plantear. Se trata de la revisi¨®n del acuerdo bilateral de 1993, por el que Rusia vende uranio altamente enriquecido, procedente del desmontaje de cabezas nucleares, a una empresa estadounidense para que lo transforme en combustible poco enriquecido para centrales nucleares. La mitad de las centrales nucleares norteamericanas y el 10% de la energ¨ªa de aquel pa¨ªs se produce con combustible ruso. El contrato, que expira en 2013, fue muy importante para la supervivencia de la industria nuclear rusa durante los noventa, pero ahora que el sector se recupera, los rusos quieren vender a las centrales el¨¦ctricas norteamericanas y a precios de mercado, seg¨²n Andr¨¦i Cherk¨¢senko, presidente de la compa?¨ªa Atompromresursi. Esto no ser¨¢ posible si progresa una iniciativa legislativa estadounidense que prohibir¨¢ la colaboraci¨®n con pa¨ªses que ayuden al programa nuclear iran¨ª o que suministren armas convencionales modernas y misiles a aquel pa¨ªs.
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