Fin del conspiracionismo
La instrucci¨®n del juez Juan del Olmo dur¨® entre el mismo d¨ªa 11 de marzo de 2004 y pr¨¢cticamente finales de 2006. Esos dos a?os y nueve meses son, por ejemplo, lo que dur¨® la instrucci¨®n del intento de atentado frustrado de tres etarras, dos de los cuales fueron detenidos en Ca?averas (Cuenca) el 29 de febrero de 2004, con m¨¢s de 500 kilos de explosivo.
Esa operaci¨®n fue enjuiciada en febrero pasado tras dos a?os de instrucci¨®n. Pero cualquier parecido entre dicho intento de atentado y el 11-M es pura coincidencia. La amplitud de la investigaci¨®n, la cantidad de pistas y acusados as¨ª lo testimonia.
A partir de este dato elemental se puede concluir con una idea: no es la parsimonia o la incapacidad para poner punto final al sumario lo que caracteriz¨® la instrucci¨®n del juez Del Olmo. No. Ten¨ªa ante s¨ª una investigaci¨®n dif¨ªcil desde las primeras horas del 11-M, pero todav¨ªa peor despu¨¦s de la explosi¨®n del piso de Legan¨¦s. El n¨²cleo duro de los terroristas -dirigidos por Jamal Ahmidan, El Chino, y Serhane el Tunecino- se resisti¨® a entregarse a la polic¨ªa y decidi¨® suicidarse. Hubo otros que formaban parte del n¨²cleo duro y que lograron huir fuera de Espa?a.
La investigaci¨®n tuvo que armar el puzzle que la polic¨ªa no pudo encajar antes del atentado
La sentencia supondr¨¢ una interpretaci¨®n de los hechos. Pero la conspiraci¨®n no cejar¨¢
Por tanto, el juez, y tambi¨¦n la fiscal Olga S¨¢nchez, tuvieron que comenzar, pr¨¢cticamente, la p¨¢gina en blanco. Se dir¨¢ que esto es exagerado ya que la Polic¨ªa, a trav¨¦s de las detenciones inmediatamente posteriores a los atentados, logr¨® situarse en las estribaciones del grupo terrorista. Pero llegar a esas estribaciones con la c¨²pula viva es diferente a quedarse en ellas con la c¨²pula muerta. Esto es lo que pas¨®. La investigaci¨®n tuvo que armar ahora -despu¨¦s del 11-M y despu¨¦s de la explosi¨®n del 3-A- el puzzle con las piezas que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no hab¨ªan conseguido encajar antes del atentado.
Una de las grandes conclusiones de la instrucci¨®n es, por tanto, contradictoria: es una versi¨®n m¨¢s policial que judicial. La Polic¨ªa, que hab¨ªa fracasado a la hora de relacionar datos e indicios sueltos anteriores al atentado a fin de prevenirlo, emerge posteriormente con una versi¨®n, por as¨ª decir, absolutista. No cab¨ªa la menor duda, vino a decir, que se trataba de un atentado de Al Qaeda.
Al reconstruir la actividad terrorista retrospectivamente, la tentaci¨®n de presentar los hechos de manera tajante y definitiva puede haber jugado una mala pasada. ?En qu¨¦ sentido? Una pregunta muy sencilla puede iluminar esta historia.
?Qu¨¦ hubiera pasado, por ejemplo, si la instrucci¨®n se hubiera mantenido fiel a su primera aproximaci¨®n cautelosa, que no policial, a la figura de Rabei Osman, Mohamed el Egipcio? Pues que no se hubiera deslizado por una pista repleta de c¨¢scaras de pl¨¢tano. Ser¨¢ el tribunal quien valore la prueba, pero siendo el personaje m¨¢s vigilado de Italia en la primavera de 2004 es muy escaso, por no decir inexistente, el material probatorio contra ¨¦l. El tribunal juzgar¨¢ si, como dice su letrado, se trata de "un delirio de grandeza" cuando Rabei Osman habla en una traducci¨®n controvertida de que el atentado del 11-M lo hab¨ªa perpetrado "mi gente" o "mis amigos", pero de lo que no cabe duda es de que la versi¨®n proporcionada por la Polic¨ªa italiana pudo llevar la instrucci¨®n a un error estrat¨¦gico al conferir un papel relevante a quien probablemente no lo ten¨ªa.
Por supuesto que de este tipo de resbalones los t¨¦cnicos de la conspiraci¨®n sacar¨¢n ox¨ªgeno para atacar a la instrucci¨®n sumarial. Pero esto no es lo relevante. Ayer, al letrado de Jamal Zougam le falt¨® unir al rosario de la conspiraci¨®n la presencia del polic¨ªa Rodolfo Ruiz, que como dijeron los conspiradores hab¨ªa sido jefe de la comisar¨ªa de Vallecas durante los d¨ªas del 11-M, cuando apareci¨® la maldita bolsa con el explosivo, el tel¨¦fono y la tarjeta que finalmente condujo al locutorio de Jamal Zougam. No era elegante citarlo ya que el Tribunal Supremo acaba de exculparle en el caso de la agresi¨®n al entonces ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono.
El tribunal analizar¨¢ ahora la instrucci¨®n sumarial a la luz del juicio oral. Y su sentencia de octubre pr¨®ximo supondr¨¢ una reinterpretaci¨®n de los hechos. En cuanto a la conspiraci¨®n, no cejar¨¢. Fin del conspiracionismo, principio de lo mismo.
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