El minifundio del monte propicia los fuegos, seg¨²n el Consello da Cultura
600.000 personas, m¨¢s de uno de cada cinco gallegos, son propietarias forestales
Los peores incendios forestales que padeci¨® Galicia siendo autonom¨ªa se produjeron en 1989, y desde entonces hasta el segundo verano m¨¢s negro, el de 2006, la pol¨ªtica de la Xunta se limit¨® a combatir las llamas. Seg¨²n las conclusiones de los debates que organiz¨® el Consello da Cultura Galega en los ¨²ltimos meses y en los que participaron medio centenar de expertos, la comunidad s¨®lo ganar¨¢ el pulso al fuego si modifica radicalmente la propiedad y la gesti¨®n de los montes. Y si todas las acciones se deciden desde un mando ¨²nico, no dos conseller¨ªas y 315 ayuntamientos.
Este a?o que corre se est¨¢ pareciendo mucho a uno bastante benigno en lo relativo a los incendios, 1988. Seg¨²n el catedr¨¢tico de Edafolog¨ªa Francisco D¨ªaz-Fierros, para este verano hay "buenos augurios" porque la tierra, a estas alturas de julio, est¨¢ saturada de agua y es probable que no alcance una sequedad "de riesgo" hasta "finales de agosto", cuando decrece realmente el peligro de incendio. Puede que haya suerte esta vez, pero la Administraci¨®n, seg¨²n el Consello da Cultura Galega (CCG), en materia de fuegos debe pensar a largo plazo y recordar que, precisamente, al a?o siguiente de 1988 los incendios arrasaron la comunidad. Entonces gan¨® Fraga las elecciones con una campa?a que anunciaba grandes remedios contra el inmenso mal. Y desde aquellos d¨ªas la Xunta inaugur¨® un estilo de lucha contra el fuego que "en los 90" result¨® "eficaz" y que no ha sabido modificar en 17 a?os.
Por una nova pol¨ªtica forestal fronte aos incendios es el t¨ªtulo que el CCG le ha puesto a un texto que fue presentado y enviado a las conseller¨ªas ayer, que tomar¨¢ forma de libro en octubre y que recoge los debates en los que expertos espa?oles, portugueses y franceses intentaron explicar la epidemia de incendios del pasado verano. El documento de 305 folios se puede consultar ya a trav¨¦s de Internet en la p¨¢gina del CCG.
Los encargados de presentar este trabajo (D¨ªaz Fierros; el profesor de Ciencias Pol¨ªticas Xos¨¦ Luis Barreiro y el de historia contempor¨¢nea Xes¨²s Balboa), criticaron la pol¨ªtica forestal llevada a cabo hasta el momento aunque admitieron cierta actitud de cambio en la conseller¨ªa de Medio Rural desde el desastre del pasado agosto. Seg¨²n ellos, la lucha contra los fuegos debe replantear la estructura de la propiedad, porque el monte est¨¢ extremadamente parcelado en Galicia, y llevarse a cabo desde un ¨²nico organismo.
D¨ªaz Fierros defendi¨® que "un organismo ¨²nico es imprescindible". "Este a?o se constituy¨® una comisi¨®n ¨²nica", continu¨®, "pero todav¨ªa no se sabe si ser¨¢ efectiva. El verano pasado, la mesa no funcion¨®. Pudimos comprobar que no hubo una colaboraci¨®n real".
Por su parte, Xes¨²s Balboa, experto en historia forestal, asegur¨® que "el principal problema de fondo es la estructura de la propiedad", ya que "no se pueden aplicar las pol¨ªticas sobre millones de peque?as parcelas a no ser que se utilice un poder coercitivo que hoy no existe". Seg¨²n Balboa, "el Caudillo pudo cambiar la pol¨ªtica forestal porque no ten¨ªa dependencias electorales, pero hoy est¨¢ por ver hasta qu¨¦ punto los gobiernos est¨¢n dispuestos a desgastarse pol¨ªticamente por esta cuesti¨®n". El 50% del suelo gallego es terreno arbolado y dos tercios son masa forestal (incluido el monte bajo), sin embargo, s¨®lo el 2% de estas extensiones son de titularidad p¨²blica. El resto, est¨¢ en manos de las comunidades de vecinos o "hiperparcelada hasta un punto dif¨ªcil de explicar", en manos de "miles de propietarios, la mayor¨ªa absentistas, que no saben ni siquiera d¨®nde est¨¢n sus terrenos". En total, en Galicia, se cuentan 600.000 propietarios particulares de montes. Dicho de otra forma: uno de cada cinco gallegos (en rigor, uno de cada 4,6) posee tierras forestales.
Las mancomunidades gestionan hoy "medio mill¨®n de hect¨¢reas", y de ¨¦stas, 300.000 est¨¢n en situaci¨®n de abandono. "Los montes que perdieron en los a?os 40 volvieron a recibirlos, bien dimensionados para servir de motor econ¨®mico, unos vecinos que ya no eran los mismos porque hab¨ªan envejecido". Balboa es consciente de que "es dif¨ªcil dinamizar" estas sociedades "escler¨®ticas", y que la Administraci¨®n, en el intento, se tropezar¨¢ con los intereses del "mercantilismo", de los negocios forestales que hay en la actualidad. Para dinamizar las mancomunidades, el Gobierno deber¨¢ "alternar la incentivaci¨®n con cierta coerci¨®n".
El eucalipto tambi¨¦n vale
Entre las conclusiones de sus debates, el CCG destac¨® que "la existencia de una u otra especie en una zona concreta no es tan determinante para el n¨²mero y la intensidad de los fuegos como la forma en que se gestionen, los usos que se les den, a esos montes". "El problema no es el eucalipto", es m¨¢s, dependiendo de la composici¨®n del suelo, de la pendiente, de la humedad, los propietarios deber¨ªan decidir si es ¨¦ste, u otro ¨¢rbol, el m¨¢s adecuado para su parcela.
Lo peor, ante el fuego, no es la probad¨ªsima mayor combustibilidad del eucalipto o el pino, sino el tipo de formaci¨®n baja que provocan. Muy densa, favorecedora de la biomasa, muy diferente de esa otra tan umbr¨ªa que surge bajo las especies caducifolias.
El matorral necesita ser gestionado de otra manera. Los ponentes que participaron en el CCG coincidieron en que la Xunta debe fomentar el aprovechamiento energ¨¦tico de la biomasa, pero a la vez obligar a conservar parcialmente el matorral ya que, por si solo representa todo un ecosistema.
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