Sobera y Medio

S¨ª, todos queremos ser millonarios. Con el nivel de endeudamiento de los espa?oles (la machacona publicidad de los cr¨¦ditos para pagar otros cr¨¦ditos va en aumento), una de las escasas y ut¨®picas posibilidades en las que piensan los espectadores es participar en los concursos de televisi¨®n. Si no ganas, por lo menos saliste en pantalla. Entre dichos concursos est¨¢n los que requieren saber algo de algo y los juegos de azar. La potra.

Carlos Sobera lleva algunos a?os manteniendo en todo lo alto ?Qui¨¦n quiere ser millonario? (Antena 3). Un programa con preguntas de verdad en el que el presentador-actor-ex publicista sabe mantener un equilibrio entre la seriedad y la diversi¨®n. ?Qui¨¦n quiere... est¨¢ de vacaciones hasta despu¨¦s del verano. Pero Carlos Sobera no. Desde el lunes ha pasado a presentar 1 contra 100, en la misma cadena, el concurso de preguntas que llevaba Juan y Medio, quien parece tener tanto l¨ªo con su Paranoia nacional que lo ha dejado en manos de su colega.

1 contra 100 es un poco menos sesudo que ?Qui¨¦n quiere..., pero mucho m¨¢s ruidoso. La grada con los 100 contrincantes no deja de jalear o chillar. Parece un circo romano o el Congreso de los Diputados. Juan y Medio lo llevaba con cierta flema ir¨®nica, entre la distancia y el chiste sencillo. Calmaba los ¨¢nimos y pon¨ªa orden en el caos. Sobera, por el contrario, se ha desmelenado.

Grita y gesticula como un poseso. Arenga a la grada y al p¨²blico. Intenta animar al concursante y, aunque domina perfectamente el arte de sembrar las dudas y dar ¨¢nimo a la vez, ha convertido este concurso en un gallinero vociferante. Juan y Medio tal vez lo tomara como modelo. Pero ahora, con Sobera y Medio, hay Sobera de sobra. Demasiado para el coco.

El estruendo no se lleva bien con el conocimiento. A algunos nos puede interesar contrastar lo poco o mucho que sabemos. Es una compensaci¨®n peque?a. Ya que no podemos hacernos millonarios.