Opus Magnum
La c¨¦lebre agencia de fotoperiodismo, fundada entre otros por Robert Capa y Henri Cartier-Bresson, cumple 60 a?os y su imponente legado se exhibe en el festival de fotograf¨ªa de la ciudad francesa de Arles
El periodismo siempre ha mantenido una relaci¨®n dif¨ªcil con la realidad, ese fen¨®meno banal y a la vez inmanejable. Desde el lado de la informaci¨®n se ha intentado miles de veces establecer una relaci¨®n sensata con la realidad, sin ¨¦xito hasta hoy. Entre esos esfuerzos ahogados por la parcialidad, la deshonestidad o la confusi¨®n, uno de los m¨¢s hermosos se llama Magnum.
Seg¨²n la leyenda, la cooperativa se llam¨® Magnum porque Capa celebraba sus ¨¦xitos con una botella 'magnum' de champ¨¢n
La agencia de fotograf¨ªa m¨¢s c¨¦lebre del mundo, fundada en 1947, cumple 60 a?os en un momento de incertidumbre. Las im¨¢genes que hoy nos conmocionan son instant¨¢neas de aficionado: es el caso de las ic¨®nicas fotos de las torturas en la c¨¢rcel iraqu¨ª de Abu Ghraib, tomadas como recuerdo por el soldado Charles Graner. Y, sin embargo, basta echar un vistazo a la producci¨®n de Magnum para captar qu¨¦ las distingue: contienen belleza, es decir, inteligencia.
Vistos a la distancia de seis d¨¦cadas, los hombres que fundaron Magnum se alzan como gigantes. Lo eran ya en su ¨¦poca y el tiempo les ha hecho crecer.
Como exigen los c¨¢nones del periodismo rom¨¢ntico, todo empez¨® con un tipo al que un amigo, el escritor William Saroyan, defini¨® como "un tah¨²r profesional que tomaba fotos entre partida y partida". El "tah¨²r", Andr¨¦ Friedmann, naci¨® en Budapest en 1913. Dej¨® su pa¨ªs con menos de 20 a?os y se estableci¨® en Berl¨ªn, donde descubri¨® la Leica, la c¨¢mara peque?a y fiable de la que naci¨® el fotoperiodismo. Friedmann descubri¨® tambi¨¦n que el Berl¨ªn de los a?os treinta no era el lugar m¨¢s aconsejable para un jud¨ªo como ¨¦l. Volvi¨® a mudarse, esta vez a Par¨ªs. En 1934 conoci¨® en un bar de Montparnasse a otro joven jud¨ªo exiliado, el polaco David Chim Szymin (Varsovia, 1911). Poco despu¨¦s, Friedmann y Szymin hicieron amistad con un artista local llamado Henri Cartier-Bresson, pintor, cineasta y, desde 1930, propietario de una Leica de 35mm con lente de 50.
Chim Szymin, que adopt¨® el seud¨®nimo David Seymour, encarnaba la conciencia. Cartier-Bresson, que nunca cambi¨® de nombre, la sensibilidad est¨¦tica. Andr¨¦ Friedmann, que eligi¨® llamarse Robert Capa (se cree que como homenaje al director Frank Capra), el ansia de vida, de verdad y de aventura. No lo sab¨ªan a¨²n, pero estaban destinados a pasar a la historia del periodismo.
Capa y Chim Seymour se fueron a Espa?a para fotografiar la Guerra Civil. Capa, que perdi¨® a su novia en el conflicto -Gerda Taro muri¨® en el frente de Brunete, aplastada por un carro de combate republicano-, y Seymour hicieron un gran trabajo. Capa, adem¨¢s, obtuvo una imagen m¨ªtica: el soldado republicano que, como un fantasma blanco, se tensa en el momento de la muerte, alcanzado por una bala enemiga. La foto pudo ser un montaje, igual que muchas otras de la memoria planetaria. Un fot¨®grafo hizo posar a los soldados estadounidenses que plantaban en Iwo Jima la bandera de las barras y las estrellas, y tambi¨¦n posaron los soldados sovi¨¦ticos que izaban la bandera roja sobre Berl¨ªn. Se trata de un problema que comparten el fotoperiodismo y la f¨ªsica cu¨¢ntica: ?c¨®mo no alterar la realidad cuando se est¨¢ inmerso en ella? La foto del soldado abatido fue, en cualquier caso, la imagen estelar de Death in the making, el primer libro de Robert Capa.
Ese libro constituye la prueba de que Capa ten¨ªa ya, durante la Guerra Civil espa?ola, una idea bastante clara sobre el fotoperiodismo que deseaba practicar. Trabajaba para Life, la mejor revista gr¨¢fica del siglo XX, y para Life cubri¨®, en la sangrienta playa de Omaha, el desembarco en Normand¨ªa del 6 de junio de 1944. Se jug¨® la vida por s¨®lo 11 fotogramas. Casi todos sus carretes de esa jornada fueron destruidos por un error del t¨¦cnico de revelado, lo que constituye una met¨¢fora de la profesi¨®n: un diario es la peque?a cantidad de material que sobrevive a una cadena de equivocaciones, ausencias y desgracias.
Capa ve¨ªa Life como un mecanismo tir¨¢nico. El fot¨®grafo no pod¨ªa editar, ni elegir, ni conservar sus negativos. Cre¨ªa que el reportaje fotogr¨¢fico deb¨ªa evolucionar hacia la ensay¨ªstica. Cada foto era un elemento dentro de un mensaje al menos tan complejo y "tendencioso" como un texto escrito. Para Capa, el fot¨®grafo s¨®lo pod¨ªa expresarse plenamente en un libro de fotograf¨ªas o en una exposici¨®n.
Mientras Capa y Chim Seymour trotaban por los campos de batalla europeos, Cartier-Bresson colaboraba con la Resistencia francesa. Terminada la Segunda Guerra Mundial, el tr¨ªo se reencontr¨® en Nueva York, donde Cartier-Bresson trabajaba para Harper's Bazaar. Una tarde de abril de 1947, en el Museum of Modern Art (MoMA), decidieron independizarse y crear una cooperativa de fot¨®grafos que les concediera plena libertad para trabajar.
Seg¨²n la leyenda, la cooperativa se llam¨® Magnum porque a Capa le gustaba celebrar sus ¨¦xitos con una botella magnum de champ¨¢n franc¨¦s. Los fundadores -George Rodger, Maria Eisner y Rita Vandivert tambi¨¦n formaron parte del grupo inicial- evocaban, a?os despu¨¦s, las fara¨®nicas notas de gastos que Capa llevaba a la cooperativa tras cada uno de sus viajes, y las ruinosas deudas de juego que cargaba sin escr¨²pulos sobre las cuentas. Todos coincid¨ªan en que Magnum no habr¨ªa sido posible sin los excesos de Robert Capa, su primer presidente.
Capa muri¨® en 1954 en Indochina, reventado por una mina cuando se apart¨® del sendero para enfocar una columna de soldados franceses. Como presidente de Magnum le sucedi¨® su amigo Chim Seymour, muerto s¨®lo dos a?os despu¨¦s, en 1956, durante el conflicto de Suez. Otros fot¨®grafos de Magnum sufrieron la misma muerte: un inconveniente del fotoperiodismo es que obliga a estar presente en situaciones muy desagradables.
Este corresponsal visit¨®, en 1995, la sede de Magnum en Par¨ªs. S¨®lo encontr¨® a una secretaria. "?Y los fot¨®grafos?", pregunt¨®. "?Los fot¨®grafos?". La secretaria hizo un moh¨ªn de extra?eza. "Estar¨¢n por ah¨ª, trabajando". Evidentemente.
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