?Es la Formaci¨®n Profesional, est¨²pido!
El asesor de Bill Clinton, James Carville, colg¨® un cartel en el centro de mando de la campa?a dem¨®crata de 1992 con la siguiente frase: "?Es la econom¨ªa, est¨²pido!". Con esta sencilla f¨®rmula el presidente no olvid¨® ni un solo momento que deb¨ªa hablar sobre una de las cuestiones que m¨¢s preocupaban a los norteamericanos, la marcha de su econom¨ªa. Ojal¨¢ en los despachos de las personas m¨¢s influyentes de la pol¨ªtica, la econom¨ªa y la sociedad catalanas alguien colgara uno que gritase: "?Es la Formaci¨®n Profesional, est¨²pido!". Nada m¨¢s alejado de mi intenci¨®n que faltar al respeto a nadie. No obstante, quiz¨¢ har¨ªa que se percatasen del valor estrat¨¦gico que hoy en d¨ªa implica la Formaci¨®n Profesional en relaci¨®n al modelo de crecimiento econ¨®mico.
En Catalu?a hay 200.000 alumnos de carrera universitaria
Cuatro de cada diez hacen trabajos muy por debajo de su cualificaci¨®n
Pocos dudan de que el modelo productivo est¨¢ dando suficientes se?ales de agotamiento. Basada en la reducci¨®n de los costes laborales y en una m¨¢s que exigua inversi¨®n en innovaci¨®n y desarrollo, la econom¨ªa catalana y la espa?ola se podr¨ªan encontrar a las puertas de un callej¨®n sin salida. El incremento de la productividad es m¨ªnimo y no es f¨¢cil con este modelo llegar a cotas europeas. El crecimiento se ha producido en el sector de la construcci¨®n y en el de los servicios, de poco valor a?adido. La ense?anza de segundo ciclo y superior tienen conexiones escasas y de discutible calidad con las necesidades del mercado y de la empresa. Y esta circunstancia la han aprovechado muchos empresarios que han contratado mano de obra importada, de muy poca cualificaci¨®n y muy elevada docilidad, en lugar de invertir en la tecnificaci¨®n de sus procesos productivos y en el reciclaje de sus operarios.
Y mientras esto ha ido pasando, la internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa nos ha cosido a deslocalizaciones industriales. Nuestros salarios, que desde 1995 han ido perdiendo poder adquisitivo, tampoco pueden competir con los de China. Y como todo esto es una evidencia, tanto el empresariado catal¨¢n como el espa?ol intentan escurrir el bulto, atribuyendo las culpas a la falta de infraestructuras o a la presi¨®n fiscal que deben soportar. Por otro lado, la Administraci¨®n, hist¨®ricamente, ha dejado muy patente su apuesta por la creaci¨®n de nuevas universidades y nuevos t¨ªtulos superiores, en vez de por una formaci¨®n profesional de calidad que se convirtiera en una eficaz v¨ªa de acceso al mercado de trabajo.
A?o tras a?o, las empresas demandan ramas de profesionales que nunca saldr¨¢n de los centros de FP, porque nadie ha planificado los ciclos y los recursos en funci¨®n de estos inputs. En Catalu?a hay 200.000 alumnos de carrera universitaria y tan s¨®lo 60.000 estudiantes de Formaci¨®n Profesional. ?sta es la raz¨®n por la que cuatro de cada diez titulados superiores hacen trabajos muy por debajo de su cualificaci¨®n: qu¨¦ desperdicio de ilusiones, de conocimiento y tambi¨¦n, por qu¨¦ no decirlo, de recursos p¨²blicos y familiares. En el fondo, con todo esto lo que estamos haciendo es desaprovechar a¨²n m¨¢s las pocas oportunidades que tenemos de promover el cambio de nuestro modelo productivo. Todo el mundo habla de valor a?adido y de calidad, pero nadie llena estas palabras con hechos concretos, con pol¨ªticas esperanzadoras. Ante esta situaci¨®n, la UGT de Catalu?a est¨¢ convencida de que es en la Formaci¨®n Profesional donde se encuentra la llave de paso del cambio de nuestro paradigma de competitividad. Es absolutamente estrat¨¦gico que la Formaci¨®n Profesional consiga el protagonismo que necesita la econom¨ªa de nuestro pa¨ªs. Los profesionales bien cualificados pueden asumir la producci¨®n de alto valor a?adido. Su tarea puede fijar nuestro tejido industrial y pasar a ser un atractivo para la implantaci¨®n de empresas. Su formaci¨®n es la que obligar¨ªa a pivotar la competitividad de la industria y de los servicios sobre el eje de la calidad y no sobre el de los salarios bajos.
Acabaremos teniendo un aeropuerto mejor y mejores infraestructuras; seguramente tendremos una financiaci¨®n justa para Catalu?a, y si nadie lo impide la fiscalidad de aplicaci¨®n a las empresas ser¨¢ poco a poco de las m¨¢s bajas de Europa y del mundo. Pero si no asumimos que debemos ser un pa¨ªs de profesionales altamente cualificados, el acuerdo estrat¨¦gico para la internacionalizaci¨®n, la ocupaci¨®n y la competitividad de la econom¨ªa catalana habr¨¢ sido un compendio de buenas intenciones que no servir¨¢ para dar el salto cualitativo que necesita nuestra econom¨ªa.
Josep M. ?lvarez es secretario general de UGT de Catalu?a.
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