Un 'Conte d'hivern' contado sin fr¨ªo ni calor
A pesar del cambio clim¨¢tico que estuvo anunci¨¢ndose a lo largo del d¨ªa, como si el cielo presagiara la tormenta del tercer acto de esta original obra de Shakespeare, y de los comentarios que el ambiente fresco de la noche suscit¨® entre el p¨²blico que ocupaba el anfiteatro del Grec sin llenarlo, los aplausos que recogi¨® la funci¨®n de estreno del Conte d'hivern dirigido por Ferran Madico fueron m¨¢s bien tibios y de cortes¨ªa. Sin ser un montaje fallido, lo cierto es que tampoco acaba de calar, ni su primera parte -que abarca los dos primeros actos en Sicilia y un tercer acto de transici¨®n- ni la segunda, que empieza una vez transcurridos 16 a?os desde la escena anterior, de lleno en la m¨ªtica Bohemia.
La historia del celoso m¨¢s enfermizo de Shakespeare, el rey de Sicilia Leontes, que no necesita de un Yago que le inculque la furia que siente por su mujer Hermione y por su amigo de la infancia, el rey de Bohemia Pol¨ªxenes, queda en esta producci¨®n algo dispersa. Puede que el espacio no ayude mucho. Desde luego, la escenograf¨ªa no ayuda nada: Madico sit¨²a la acci¨®n, tanto la que se da en la est¨¦ril corte de Sicilia como despu¨¦s, la que alberga la alegre Bohemia, en lo que parece el vest¨ªbulo de un hotel de tres estrellas, de estos que se repiten en cadena. Y aunque sobre el papel, la indeterminaci¨®n propia de estos hoteles no parezca una mala opci¨®n para una pieza dif¨ªcil de definir que mezcla los or¨¢culos griegos con las esculturas renacentistas, sobre el escenario esta impersonalidad va en contra de lo que deber¨ªan ser dos ambientes claramente distintos. Lo ¨²nico que diferencia la sombr¨ªa primera parte de la vitalidad de la segunda es la capa de lana de oveja (??) que cubre las butacas y la mesa del vest¨ªbulo del hotel cuando se supone que estamos en Bohemia. Y el vestuario de los int¨¦rpretes -abigarrado, apayasado, rid¨ªculo- con el que parecen decirnos: ahora s¨ª que nos lo vamos a pasar bien.
Y no es para tanto. Porque ni el granuja Aut¨®lico hace la gracia que deber¨ªa hacer (Pedro Casablanc, en un catal¨¢n, sin embargo, muy claro), ni la relaci¨®n entre Perdita -la hija de Hermione y Leontes que ¨¦ste orden¨® abandonar a su suerte- y Florizel, hijo de Pol¨ªxenes, es lo suficientemente fuerte para igualar, en positivo, el mal rollo que genera Leontes, ni nada acaba de fluir al ritmo de la primavera vital de los personajes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.